¿Por qué existirán tantos nombres para llamar a un solo medio en el mundo que es el MERCADO o el TERROR?
Habría que redefinir la tesis de Mc Luhan y sustituir su sentencia “el medio es el mensaje” por “el medio es el mercado”, o el “medio es el terror”. MERCADO y TERROR son en el fondo términos sinónimos. Sin terror no hay mercado, por lo que también, el mercado es el terror.
Dice Chomsky que el “terrorismo” es un fenómeno que surgió en los poderosos medios de comunicación de los años ochenta. Reagan, en connivencia con estos medios, hizo aparecer a Libia como una amenaza al mundo, y le venía como anillo al dedo porque este país no podía defenderse. Reagan tenía necesidad de crear miedo porque buscaba un aumento masivo del gasto militar, e inventó “EL IMPERIO DEL MAL” para referirse a los rusos, pero esto era peligroso, pues los soviéticos tienen misiles y podían responder. Entonces el truco fue buscar a alguien bastante temible como para obligar a los americanos a aceptar un enorme rearme militar, y al mismo tiempo lo bastante débil de manera que se le pudiera golpear sin que nadie respondiera. Y allí estaba Gaddafi y el terrorismo internacional en general.
Remata Chomsky: LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DE UN PERIÓDICO CONSISTE EN VENDER LECTORES A OTROS NEGOCIOS. ES DECIR, NO INTENTAN VERDER PERIÓDICOS A LA GENTE SINO VENDER AUDIENCIA A OTRAS EMPRESAS, y por lo que respecta a los medios de comunicación que fijan el orden del día como el New York Times y el Wall Street Journal, lo que hacen es vender audiencia muy privilegiadas y de élite a otras empresas, pues la gran mayoría de sus miembros pertenecen a la llamada “clase política”, la clase que toma las decisiones en nuestra sociedad.
“LA PRENSA TIENE UN COMETIDO: IMPEDIR QUE LA GENTE COMPRENDA EL MUNDO, Y MANTENERLA ADOCTRINADA”.
El equipo Bush-Cheney estaba profundamente convencido de que la caída de las torres le traería un gran período de prosperidad al imperio; en pocos días la General Motors, Exxon-Mobil, Royal Dutch/ Shell, British Petroleum/ Amoco, se frotaron las manos y comenzaron a mover sus pezuñas en el Medio Oriente.
¡Cómo están uniformadas las noticias, Dios mío! Lo que se dice contra Chávez en El País de España, sin analizar absolutamente nada, es idéntico a lo que titula El Nuevo Herald de Miami o ABC, El Mundo, El Universal de México, O’Globo de Brasil o Clarín de Buenos Aires. Las noticias en sí no interesan, lo que importa es el modo cómo se muestran, y esa manera de presentarlas debe ser una defensa a ultranza de los intereses de las transnacionales, que en definitiva son las que financian a esos poderosos medios. ¿Cómo podría sobrevivir el Grupo PRISA, por ejemplo, sin los negocios de las telecomunicaciones, de la propia venta de armas, fármacos, petróleo? Y todos a una coinciden en que “Chávez es un dictador”: Bush, Negroponte, el ultra-derechista español Luis María Ansón (desde el diario El Mundo de España) y el propio, y que diario “izquierdista” español, El País. Y el político que se salga de esa línea es implacablemente aplastado. No olvidemos que el diario El Mundo, con su director Pedro J. Ramírez, fue quien acabó con Felipe González. Incluso la guerra sucia por este motivo llegó a dimensiones aberrantes cuando a Pedro J. lo llegaron a filmar en momentos que era sodomizado con un aparato que le introducía una africana. Cosas parecidas llegaron a hacer en Venezuela con Patricia Poleo. En realidad los jefes de los poderosos medios en el mundo son mafias. En tal sentido son elocuentes los casos de Miguel Ángel Capriles, Marcel Granier (Diario de Caracas y RCTV), Rafael Poleo, Gustavo Cisneros, Miguel Enrique Otero, Andrés Mata y Federico Alberto Ravell en Venezuela, el de Slim en México, el de Agustín Edwards con El Mercurio en Chile, y quizá el más paradigmático del planeta, el monstruo William Randolph Hearts, llamado el Patriarca del Amarillismo, porque todos esos dueños de medios terminan siendo horriblemente amarillistas. En verdad que el recurso del terrorismo es muy viejo: Hearts planificó el hundimiento del Maine para que Estados Unidos le declararan la guerra a España y así adueñarse de Cuba; con ello, igualmente, el imperio comenzaría a poner “orden” en toda el área del Caribe. Y hay que decir, que fueron también Maines en Venezuela: la matanza en Puente Llaguno, la masacre de Altamira, las auto-bombas colocadas en Globovisión y en Asi Es La Noticia y en las sedes diplomáticas de Colombia y España, como el mismo paro petrolero.
En las reacciones más recientes contra Chávez, por una parte está lo de las nacionalizaciones, pero principalmente la no renovación de la concesión a RCTV, que toca en esencia a la empresa privada interconectada para sabotear las decisiones de cualquier gobierno, para minar la confianza del ciudadano en un gobernante que decida ser soberano. ¿Qué diferencia existe entre los ataques de Bush a los “super-poderes de Chávez” y lo que dicen los oposicionistas de Julio Borges y Manuel Rosales? ¿O lo que piensan los representantes o dueños de Movistar o la Shell en Venezuela?
Lo que menos le importa a un medio en el mundo es que la gente piense por sí misma. Precisamente están para eso, para que no se piense, más que en lo que a ellos les interesa. Los medios se han hecho para evitar que la gente sea crítica. Por eso una de las cosas cada vez más difíciles en el mundo globalizado es pensar.