Más allá de lo que se piense de El Nacional, de que se esté o no de acuerdo con éste, es indudable que el ataque que sufre de garras de diosdado ha dejado en evidencia la esencia del madurismo.
Para entender al madurismo de diosdado, que es el dominante allá adentro, es necesario indagar en la ideología que lo motoriza. La conclusión es clara, el madurismo obedece a una ideología marginal; similar al coqui, reyecito de la cota 905; o a wilexis, zar de Petare. Cuando estos señores consiguen poder, no importa la cantidad, se expresa con claridad la calidad de su pensamiento, sus sentimientos. Se sitúan por encima de la ley y de las instituciones, violentan la historia, desdeñan al futuro. Actúan sin el mayor respeto por su entorno, el mundo son ellos, lo demás no importa, no existe. Pierden el sentido del ridículo, hablan con irrealidad.
Son pocos los que transparentan el verdadero carácter del madurismo como diosdado. Con el pasar del tiempo el poder ha hecho mella en su blindaje, ahora habla sin mesura, y actúa como el elefante en la cristalería. Con el caso de El Nacional ha dictado cátedra de anti política y abuso.
Lo primero que protege un gobierno es su legalidad, debe dar la impresión de que gobierna de acuerdo a las leyes, no de acuerdo al capricho de unos cuantos. Debe respetar al Estado de derecho, la separación de poderes es sagrada. Esa imagen de subordinación a las leyes es vital para su permanencia.
La sentencia contra El Nacional es un caso típico de uso de la ley para provecho de un individuo. Esa es la imagen que construye diosdado en su programa y con sus declaraciones, anunciando las próximas acciones judiciales, disponiendo cuáles serán, regodeándose con las dificultades del nacional, sobrado en su impunidad.
Confunde diosdado, con su ignara soberbia, una nacionalización por razones de política de Estado con un asalto personal. En el caso de El Nacional, una propiedad privada, es transferida a otro propietario privado; esa migración, más allá de la legalidad y de la ética, no tiene nada que ver con Socialismo, es una operación en el más claro estilo capitalista bandolero.
Pero diosdado no está sólo en esta conducta de expoliación forajida de la propiedad. Conducta similar hace el madurismo con el saqueo de la propiedad social administrada por el Estado venezolano, transfiriéndola a unos aprovechadores amparados en el secreto de la ley antibloqueo. No sabemos quiénes son los beneficiarios dolosos de lo que era propiedad social, si son nuevos o viejos oligarcas, lo que es cierto es que la sociedad fue despojada de sus riquezas.
La dictamadura, con la conducta del nuevo oligarca, diosdado, ha quedado al descubierto. Está claro que el madurismo es todo lo contrario del Chavismo que nada tiene que ver con esa pelea entre oligarcas. Es ahora más claro que nunca que el país está en malas manos. La conducta de diosdado, aunque se tongonée diciendo que con la plata que afanó beneficiará a los más pobres cual Robin Hood del Furrial, siempre se le ve el bojote de oligarca capitalista. Queda en evidencia aquello de que en el origen de toda fortuna hay un crimen.
¡CHÁVEZ LOS JUZGARÁ!