Marcel estaba quemadito, pues venía de la piscina, todavía su piel empastelada con crema humectante. Dos sesiones de masajes en el spa le colocaron en su lugar el torrente sanguíneo para reírse hasta de sí mismo; venía pepito, con los bigotes brotados, las cejas retintas y al pelo en la frente se lo caracolearon como a él le encanta. En el pre-almuerzo sólo pudo engullir un cóctel de camarón, un jugo de tomate y dos panecillos integrales holandeses con un chorrito de aceite de oliva. Luego vinieron ocho pastillas, cuatro vitamínicos, dos para la tensión, un calmante y otra para la dispepsia. Ya estaba listo para redundar en la misma batalla. Se aclaró la garganta y adelante con los faroles. “Yo he sido un elegido para dar para dar este tipo de peleas”, le contó a Marroquín, quien lo abrazó otra vez en el hall del hotel. No estaba solo, jamás lo ha estado, y se trataba aquellos de una jarana en la que viene girando Marcel desde muchacho, y desde que descubrió junto con los Cisneros que la gran mina del futuro está (y estará) en el negocio de las telecomunicaciones; por eso supo muy bien con quien enmaridarse. “Y la vamos a ganar al MIKO, porque nunca hemos perdido una sola batalla… No somos de los que se arredran o amilanan, porque esta es una batalla global, querido amigo, y el ignorante de Sabaneta cree que nos va a asustar con esos pobres chuzos de suspiro. Las batallas globales vencen siempre porque están en el orden de la naturaleza de las cosas…” y no era una simple concha de ajo lo que se estaba reuniendo en Cartagena, la crema de la crema de los que ponen y quitan presidentes en América Latina.
“¿A cuántos les zarandeaste tú la silla, Marcel, vamos confiésate?”, fue la chanza que le disparó Marroquín cuando buscaban su asiento en el estrado, porque esta gente anda alegre, suelta, feliz. Marcel trató se enseriarse, pero sus bigotes le traicionaron; sus bigotes tienen vida propia, y le pasaron por su mente, como en una película, mil imágenes de las culequeras de CAP, Luis Herrera, Caldera y Lusinchi, siempre en plan de pedirles cacao. No es fácil que a Marcel alguien pueda destronarle, y está supremamente seguro de que aplastará al teniente coronel. “Yo no soy Gustavito que tiene pocas inversiones en Venezuela, yo me lo llevaré por los cachos, ¡carajo!, y será una de las lecciones más contundentes y gloriosas que le daremos a los parásitos y recogelatas uníos de este continente. Miren –se decía para sí- cómo estoy fresquecito, recién bañado, empolvado y encoloniado… ¿Qué tal?” y en verdad que la SIP tienen el inmenso poder de hacer ver todo del revés: ellos son los que censuran, los que desafían las leyes y se cagan en todo tipo de poder soberano en la región, pero salen a proclamar con insidia y escándalo mediático sobre “las desafiantes acciones del presidente venezolano Hugo Chávez contra los medios de comunicación y el agravado panorama del periodismo en Cuba, que ocuparon la primera jornada de debates en la asamblea ordinaria de la SIP”.
El francesito Marcel, con su vocecita de tísico, expeló: ''Este será un momento de definición para Venezuela y el presidente Chávez tendrá que demostrar si es un líder democrático como dice ser o un representante del populismo autocrático que tanta represión ha traído a Latinoamérica''. Las manos de los presente se quemaron aplaudiéndole, tal como había ocurrido en Miraflores, cuando se proclamaba dictador a Pedro Carmona Estanga. Las Putas Interamericanas, claro, nunca dijeron ni pío sobre aquel espantoso crimen, y los que más aplaudían era unos payasos importados pagados por el Departamento de Estado, que se desplazaban como Pedro por su casa por los pasillos con los ojos y la boca cubiertos con una cinta negra, vistiendo una camiseta con el lema ``El gobierno venezolano nos quiere callar''. Ahh, qué tal si le pagaran a los millones de venezolanos, que no quieren esa lacra de RCTV, un viaje a Cartagena para decirles la verdad a estos hijos de puta…
Pero los imbéciles de El Nuevo Herald, le adelantaron la muerte a Granier (porque la concesión realmente termina el 28 de mayo) y ellos estamparon: “Chávez ha reiterado que a partir del próximo 28 de marzo no renovará la licencia para las transmisiones de RCTV por considerarlo ''un canal fascista, un canal golpista''. El lacayito miserable de David Nateras, presidente del periódico El Correo del Caroní, no podía faltar y aulló: ''Lo que queda de libertad de expresión en Venezuela es por la voluntad de su pueblo y el coraje de nuestros periodistas''. Porque para estos malditos, lo del 3-D es menos que una mierda. Siempre será para ellos una mierda cuanto vaya contra sus intereses. Previamente la CIA, con su sirviente, el director de El Nuevo Herald, Humberto Castelló, describió el panorama de inmovilismo, represión y control gubernamental que prevalece en el periodismo cubano. Y yo me pregunto, ¿qué coño hace en esa charca García Márquez, quien precisamente venía de visitar a Fidel en La Habana? Qué vaina es esta. Entonces, ¿habrá alguna diferencia entre éste señor y Vargas Llosa, porque la asamblea de la SIP quedó oficialmente inaugurada en el Centro de Convenciones de Cartagena con un discurso del presidente Álvaro Uribe y un panel dedicado a narrativa periodística, presidido por Gabriel García Márquez. No me lo calo. Para completar la plasta neoliberal del acto, el lunes Bill Gates dictará una conferencia magistral.
Pero para colmo de los colmos: La SIP está preocupada por las democracias izquierdistas en América Latina. Es decir, las democracias buenas son como la colombiana, salvadoreña, peruana o costarricense, por ejemplo.
PD: la palabra soponcio proviene del latín sopio que significa pene. Los romanos dibujaban unas escabrosas caricaturas con enormes penes que al verlas ciertas damas se desmayaban…
jrodri@ula.ve