La crisis socioeconómica que azota al mundo entero se profundiza día tras día, en el contexto del nuevo orden mundial corporocrático-digital-totalitario en formación, con un saldo lamentable hasta ahora de centenares de millones de nuevos pobres y la pérdida masiva de empleos rentables y estables. Sin duda alguna estamos en presencia de la etapa más oscura para la humanidad, gracias a los caprichos de una élite cada vez más codiciosa y deseosa de controlar a la mayoría a su antojo y sumirla en una miseria casi absoluta.
Ahora bien, en el caso de Venezuela, por ejemplo, la crisis ha golpeado con más fuerza a la ciudadanía en general, considerando las graves consecuencias del nefasto manejo gubernamental de la pandemia de COVID-19, de las sanciones y bloqueos globales, del cambio climático, del crecimiento de la enorme deuda externa, del progresivo neoliberalismo del Gobierno de Maduro (privatización masiva cortesía de corporaciones globales), de la caída drástica de su actividad petrolera nacional, de la escasa productividad interna, de la corrupción galopante y de la marcada ineficiencia gubernamental, entre otros factores externos e internos. En este marco, las duras críticas de millones de venezolanos no se han hecho esperar: quejas van y vienen por el alto costo de la vida, los sueldos miserables, la mala prestación de los servicios básicos, la corrupción, la casi extinción del sistema público de salud y pare de contar.
Y como respuesta a dichas críticas, el Gobierno de Maduro ha propuesto el control urgente de la información que circula, por ejemplo, en las diversas redes sociales, medios electrónicos masivos importantes en la sociedad digital-cibernética en formación, cuyas ventajas para la difusión global de todo tipo de noticias, acontecimientos y denuncias, han aprovechado de una u otra manera numerosos venezolanos para expresar situaciones que, por la televisión, la radio o la prensa convencional en formato físico o digital (más empresas que medios de comunicación), es imposible en estos tiempos de intensa vigilancia estatal. Dicho control, en otras palabras, no sería más que la censura que las autoridades "revolucionarias" desean aplicar a todas esas redes, en especial a las de mayor alcance por el número de usuarios registrados; la crisis en Venezuela es de tal magnitud, que el Gobierno dizque socialista, al no poder ofrecer soluciones medianamente concretas, solo puede optar por acallar las voces de protesta en cualquier medio de comunicación. De esta manera, se intentaría evitar cualquier posible rebelión o insurrección civil, y sería más fácil continuar con la infame propaganda oficialista de que Venezuela se está arreglando o que se está recuperando, cuando en realidad es todo lo contrario. Ante buena parte de la opinión pública mundial, Maduro quiere seguir mostrando una imagen relativamente buena por medio de la censura digital.
Ahora bien, lo anterior se enmarca en la progresiva internacionalización de la censura profunda por parte de las élites y los Gobiernos, actores fundamentales del nuevo orden mundial en vías de consolidación, y por tanto interesados en evitar en lo posible la difusión de todas las informaciones que critiquen, ataquen o denuncien a la criminal tiranía global, en particular de las que circulan por medios electrónicos como las redes sociales, considerando la aún relativa libertad para publicar y difundir "de todo" por éstas, y su carácter masivo, su alcance geográfico y la velocidad con que circula la información:
"Hoy, la sociedad digital en favor de las élites dispone de las herramientas, tecnologías y dispositivos necesarios para controlar en gran medida la circulación de la información a escala global. Y en el proceso es relativamente fácil evitar que se publiquen contenidos digitales contrarios al Statu Quo, o eliminar los que ya han sido publicados, al menos de manera más sencilla que en el caso de los textos en físico (en papel). Irónicamente estamos en una etapa de la historia de la humanidad, en la que gracias al internet de alta velocidad el flujo de la información es inmensamente voluminoso, masivo y abrumador en tiempo real; por desgracia también es abrumador el control gubernamental ejercido sobre las comunicaciones, haciéndose el seguimiento de todo aquello que se publica en cuanta empresa o medio de comunicación electrónicos hay, incluidas las redes sociales" https://rubenhernandezinternacional.blogspot.com/2021/12/el-nuevo-orden-mundial-la-sociedad.html