Sabiéndose hundido hasta el cuello, por sus maldades en contra de la patria, Marcel, en lugar de usar la parte que todavía le queda fuera del fango y tratar de reivindicarse en algo, hace todo lo contrario puesto que su estrategia actual no consiste en defender a RCTV, lo que pudiera interpretarse como un gesto de dignidad ocasional sino que ha decidido atacar y atacar como un boxeador que golpea y golpea su propia sombra, al tiempo que lo vemos hundirse como “Chacumbele”, en su propio estercolero.
Ahora toca rescatar a esa cantidad de “enfermos mentales” dejados por RCTV y afines, y que andan como los perros de un tal Pavlov, a los que hay que tocar la misma campanita, la misma señal pero al fin, darle otra comida, otro contenido, porque esa señal televisiva seguirá abierta pero ahora con un contenido popular.
Entre la audiencia que tiene RCTV en la oposición y la que tiene en la revolución, la diferencia es el nivel de conciencia.
RCTV ha pasado el testigo a Globoterror, por lo que el tal Federico- tan maluco y tan sinvergüenza como el Marcel-ya montó su estrategia de promover la cultura de la quietud para de esta manera intentar desmovilizar al pueblo revolucionario. Es así como martilla y martilla la añoranza del “bonche” y la del chinchorro, en lugar de promover valores como el trabajo y la dignidad.
Entiéndase que el chinchorro de un revolucionario es para recobrar las fuerzas, no para desentenderse de sus obligaciones.
No es nada inocente que, a la estrategia del movimiento popular en defensa de la patria, esa oligarquía nauseabunda oponga la cultura de la quietud.
Se trata de dos estrategias diametralmente opuestas, que están llegando al cerebro de la gente y en tales casos, los niveles de conciencia son determinantes para asumir posiciones políticas.
Tiene razón el fraternal compinche Marcelo Colussi, cuando afirma que la televisión es una máquina de fabricar estúpidos.
El Gobierno venezolano está en el deber de determinar el daño que estas “máquinas” han causado al país, y demandar indemnización. Es fundamental que podamos precisar no solamente los efectos primarios de la manipulación informativa y que al fin y al cabo son visibles, sino las consecuencias mucho más profundas de ese permanente bombardeo de basura mediática deliberadamente elaborada para maniatar y esclavizar a nuestra población.
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