La propaganda a lo largo de la historia se ha practicado de múltiples formas: a través de la palabra, de las imágenes (pinturas, dibujos, grabados, afiches, etc.), de los medios escritos y más recientemente a través de los poderosos medios audio-visuales. Hasta aquí todo normal, es como cualquier otro fenómeno humano, de por sí. no es ni bueno ni malo. Sin embargo el uso que se le ha dado históricamente ha sido nefasto. Ante todo no debemos confundir propaganda con información, con publicidad o con difusión de opiniones: son cosas distintas, algo que parecen haber olvidado los medios de comunicación venezolanos últimamente.
Ha estado ligada a la generación de conflictos, masacres y genocidios. Entendida como la manipulación de las mentes y de las emociones de las masas para conseguir fines e intereses para nada favorables a las mismas, actualmente ha alcanzado formas de exacerbación inimaginable y ha permeado todas las formas de comunicación social. Es sinónimo de acoso encubierto e intento de persuasión constante que no sólo actúa sobre las mentes sino y mayormente sobre las emociones.
Disfrazada de información, sin importar la veracidad de la misma, se mezcla con ideas y opiniones con la finalidad de promover los objetivos y los intereses del emisor del mensaje que por lo general nunca coinciden con los del receptor.
A grosso modo se puede desglosar de la siguiente manera:
1. Control del flujo de la información a conveniencia del emisor.
2. Direccionamiento de la opinión pública a favor del emisor.
3. Manipulación de modelos de conducta y de sentimientos.
Pedro El Ermitaño
En el año 1094 con el objeto de “liberar” Jerusalén de los musulmanas que se habían instalado allí 400 años antes, el papa Urbano II lanzó la idea de las Cruzadas y proclamó: “¡Dios lo quiere!” y por medio de su bien organizada red de “trasmisores” (púlpitos) orquestó una muy eficientemente campaña propagandística, la primera de la cual se tenga memoria en la historia de Occidente.
Gracias a los diligentes servicios de unos cuantos fanáticos predicadores, entre los cuales el más brillante fue sin duda alguna el clérigo francés Pedro de Amiens mejor conocido como Pedro el Ermitaño, una especie de Joseph Goebbels medieval, consiguió inflamar y alienar a una gran multitud de gente humilde: campesinos, artesanos, mujeres, ancianos, aproximadamente unas 100.000 personas que totalmente exaltados se pusieron en marcha de forma desorganizada, sin provisiones, sin alimentos sin ningún tipo de apoyo logístico hacia Jerusalén para, según les habían explicado, “liberar la Tierra Santa de los infieles”. “¡A Miraflores, a Miraflores!” gritaban los predicadores y la gente fue.
A su paso esta horda cometió toda clase de desmanes: matanzas de judíos y de cuantas personas les parecían “infieles”, descuartizaban, empalaban, mataban inclusive a los recién nacidos, saqueaban y quemaban y por supuesto se comían todo lo que encontraban en su camino. Eran como una plaga de langostas, peor que los hunos.Obviamente al llegar al lugar del enfrentamiento fueron fácilmente aniquilados por el bien organizado ejercito seléucida. La matanza fue enorme y los que se salvaron fueron hechos esclavos.
Misteriosamente el amigo Pedro se salvó y no sufrió siquiera un rasguño, esperó que llegaran los refuerzos, los nobles caballeros europeos que con su caballería bien adiestrada y apertrechada arribó justo después de la matanza del populacho y a los pocos días conquistaron Jerusalén.
El inefable Pedro se convirtió en el capellán del victorioso ejército cruzado y justo antes del saqueo de la cosmopolita, pacífica y civilizada ciudad, se lanzó un sermón bendiciendo la matanza de civiles desarmados tanto musulmanes como judíos y probablemente hasta cristianos que también vivían allí mezclado con los demás.
De regreso a Europa, fundó un monasterio en donde murió en 1115 placidamente y muy respetado.
Este fue el primer ejemplo de la creación de una formidable maquinaria propagandística que resultó ser muy eficiente y que sentó un peligroso precedente. De hecho después de su espectacular éxito las organizaciones religiosas, independientemente de sus credos, han usado este perverso modus operandi a lo largo de los siglos y lo siguen haciendo hoy en día, ahora inclusive con la ayuda de los medios audiovisuales. Por lo que se confirma ampliamente lo sostenido por Marx respeto al papel de las religiones en la sociedad.
La proliferación de canales de televisión y de radios religiosos son, en mi opinión, una verdadera amenaza para la sociedad moderna,
Joseph Goebbels
Sobre este archiconocido genio de la propaganda nazi, ya se dijo mucho. Sin embargo es importante volver a recordar los principios que él mismo ideó y sobre los cuales basó su trabajo propagandístico que llevaron “eficientemente” a una de las más grandes catástrofes humanitaria de la historia y que siguen tan actuales y eficaces como hace sesenta años:
(Tomados de: http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Goebbels)
Principio de simplificación y del enemigo único: Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
Principio del método de contagio: Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".
Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización: "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".
Principio de orquestación: "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad".
Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
Principio de la silenciación: Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Principio de la unanimidad: Llegar a convencer mucha gente que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.
El siglo XX y la propaganda audiovisual
El cine sonoro permitió la producción de noticiarios y de reportajes audiovisuales y la radio se trasformó en un elemento presente en prácticamente todos los hogares de Occidente durante la primera mitad del siglo XX. Estos medios de comunicación fueron de vital importancia a partir de la II Guerra Mundial para la difusión de propaganda de guerra.
La Guerra Civil española no sólo fue un laboratorio para el desarrollo y prueba de nuevo armamento y de estrategias militares para ser aplicarlas a mayor escala durante durante la II Guerra Mundial, sino que también fue un campo de ensayo para las técnicas de propaganda de guerra.
Ya durante la I Guerra Mundial había nacido la propaganda sistemática a través de los medios impresos, durante la Guerra Civil española se usaron además el cine y la radio por primera vez como laboratorio político, ideológico e militar, afinado la manipulación para crear un clima de conflicto y enfrentamiento civil, que un poco después fue perfeccionada por el propio Goebbles´La importancia de los medios de comunicación radioeléctricos es tan evidente que durante la Guerra de los Balcanes la OTAN bombardeó la televisión de Belgrado considerandola un objetivo militar. Lo mismo pasó con la sede de la televisiva Al-Jazeera en Bagdad durante el conflicto en Irak, destruida por las fuerzas invasoras “por error”.
El de la Radio y Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM) y de su papel en la guerra civil en Ruanda ha sido uno de los casos más emblemáticos y horripilantes de la historia contemporánea. El rol de la Radio y Televisión Libre de las Mil Colinas en el genocidio ruandés de casi un millón de persona, ha merecido largas reflexiones y estudios en todo el mundo y ha dejado de manifiesto la importancia que tienen los medios de comunicación como arma de guerra.
De Pierre de Amiens a Marcel Granier
Desde que en Venezuela se puso en marcha el proceso de cambios que lidera el Presidente Chávez y que ha sido aprobado y ratificado por medio de múltiples elecciones populares democráticas y trasparentes, la mayoría de los medios de comunicación nacionales privados liderados por el canal televisivo RCTV del cual la cabeza visible es el señor Marcel Granier y por el diario El Nacional, ha decidido jugar peligrosamente a la desestabilización y a tratar de provocar un conflicto fratricida en nuestro país, aprovechándose de la amplísima libertad de expresión que aquí disfrutamos.
Obviamente, para Marcel, como lo fue en el caso de su “ancestro” Pierre de Amiens, si en Venezuela estallase una guerra civil, “extrañamente” él no sufriría ni un rasguño, se marcharía a un dulce exilio, para pasar sus años dorados, a lo mejor en Francia, digo yo, por lo de su nombre y apellido que lo harán sentir a gusto en ese hermoso país que tantas revoluciones ha parido. Me lo puedo imaginar: en un lujoso apartamento en la Avenida Foch de Paris, o en un hermoso chateau en la campiña francesa, sentado frente a un televisor de plasma de muchas pulgadas y con unas pantuflas de Luis Vuitton, viendo por CNN como los venezolanos se matan entre ellos.
Afortunadamente para nosotros, los “tierrudos” venezolanos no son como los campesinos europeos de la Edad Media y la minúscula clase media, boba, que sigue a Marcel tampoco, porque ni siquiera tiene el guaramo de aquellos campesinos que desde el centro de Europa se fueron a pie a Jerusalén y pronto se cansará de defender intereses que no son los suyos. En cuanto a algún señor se le raye su camioneta durante una manifestación o que a alguna señora se le parta una uña acrílica, todos se irán para la casa.
El último recurso que le ha quedado es lanzar a los estudiantes de las universidades y de los liceos privados a la calle a manifestar en favor de RCTV, pero eso tampoco le va a funcionar, conociendo la frivolidad de la muchachada de la clase media venezolana que está siempre pendiente de las fiestas, de la ropa, de ir a playa, de las tetas postizas. de los rústicos y de las tablas de surfear.
Aquí no existe un movimiento estudiantil conciente y combativo ni siquiera en los liceos públicos y muchísimo menos en las instituciones privadas donde más que estudiar pierden el tiempo estos muchachitos fanatizados por la propaganda de Marcel.
En fin, a Marcel, a diferencia de James Bond, le revocaron “la licencia para matar”.
dona@aporrea.org