Con motivo de la celebración del día del periodista, a alguien se le ocurrió la brillante idea de otorgarle un premio a uno de Globovisión.
¿Cuál sería la actitud que esperaban de un asalariado de Ravel? ¿Acaso pensaban que se iba a mostrar orgulloso de que una institución dirigida por chavistas le reconociera sus méritos como profesional?
Como era perfectamente previsible, William Echeverría, imitando a los estudiantes que huyeron de la Asamblea Nacional, se presentó a leer un discurso en el que rechazaba el premio que otorgaba el cabildo metropolitano.
Toda una ingenuidad, cuando no una pendejada, resultó el que los dueños de la idea pensaran que ese tipo de gente puede tener una actitud equilibrada, ética o por lo menos de hidalguía.
A lo largo de estos últimos diez años han dejado bien en claro como son, como actúan, que los motiva y sobre todo hasta donde son capaces de arrastrase.
Esos no son periodistas, pues hace mucho tiempo que perdieron la libertad de pensamiento y acción que para ello se requiere.
Allí está, para su vergüenza, la actitud que asumieron ante el cierre de VTV y Catia TV. Ningún periodista digno habría aceptado las instrucciones de los dueños de medios de no escribir, hablar o pensar sobre el tema.
En cualquier país del mundo esos hechos habrían generado la repulsa y la protesta de los periodistas, como realmente ocurrió con los verdaderos periodistas venezolanos.
El problema es que en la mayoría de los medios de comunicación de Venezuela no laboran periodistas. Con algunas excepciones esos medios están llenos de mediocres palangristas que por un salario son capaces de tragarse el código de ética, su dignidad y su vergüenza.
Por ello es que afirmamos que más que una inocentada es una pendejada esperar de esos seres una reacción diferente a la que asumió William Echeverría.
Ellos siempre actuarán como lo que son. Y eso, hombres como William Echeverría y mujeres como Beatriz de Majo es lo que son.
Afortunadamente las cosas siempre les salen al revés; se tiran un golpe y el pueblo les da hasta con el balde, planifican un sabotaje petrolero y terminan perdiendo el control de PDVSA, realizan guarimbas y terminan rechazados por su propia gente, se van a la Plaza Altamira y pierden el alto mando militar, piden referendo y le dan una paliza, sabotean las elecciones parlamentarias y consiguen una Asamblea Nacional sin escuálidos.
Ahora, lo que si no podemos es seguir siendo más papistas que el Papa, brindándoles oportunidades para que denigren, calumnien y monten sus shows publicitarios.
Que nos perdonen aquellos que creen que hay que abrir espacios para el dialogo con esa gente. En nuestra humilde opinión, el dialogo tiene que ser con aquellos a quienes han enfermado con su odio y han confundido con sus mentiras y manipulaciones, a esos hay que intentar rescatarlos; pero los otros que se vayan al mismísimo carajo.
Ojalá no se les ocurra la próxima vez premiar a miguelito, la bicha y al matacuras.
arellanoa@pdvsa.com