Santodomingo ¿quién va a estar pendiente de ti?

Hay seres que nacen y crecen y luego perecen muriendo de amor. Ese es el caso del caballero de apellido Santodomingo, otrora cuchufleta de Notincierto Digital y ex guarumbo de Pas Cual, perdón, Tal Cual. Resulta que ese muchacho lo que está buscando es que se le nombre, que se le tome en cuenta a ver si sale del trauma que le ocasionó una niñez vivida entre la sombra de un matapalo allá en la UD3 de Caricuao.

Ahora, según cuentan, incendió su propio auto, para echarle la culpa al gobierno. Es un hombre enfermo, cuya personalidad está a nivel de alfombra. Su padre es psiquiatra y su mamá abogada y él cuando niño sufrió mucho, porque resulta que vivían en un apartamento muy desolado, donde no se escuchaban risas de niños, sino regaños de padres, porque el niño Santododominguito no jugaba, no hacía deporte, no conseguía novia, no hacía nada, sólo encerrado viendo suplementos de Supermán y Marvel.

Por eso aquel viejo proverbio: “Educa al niño para que no castigues al adulto” tiene mucha validez. República Domi…, perdón, Santodomingo no fue un niño común y corriente por que en la escuela se burlaban de su apellido, llamándolo Santolunes. Para su época de muchacho su tía Ledda era la estrella del periodismo, con su porte de periodista “macalacachimba” y él quería ser como ella cuando creciera, algo que no consiguió y eso lo frustró. En la escalera del bloque 9 de la UD 3 dejó sus más terribles lágrimas, mientras su padre el psiquiatra lloraba de angustia por el hijo que no comía ni trigo ni arroz.

Ahora busca por todos los medios hacerse publicidad gratuita. Utiliza a su hijito, a su carrito, a su Notincierto Digitalito, como un pobre mendigo en busca de la fama. Eso da vergüenza. Un comunicador que llega a esos extremos es un enfermo. El gremio está pasando por uno de sus peores momentos, gracias a los “pantalleritos” que estudian comunicación social para aparecer en la televisión diciendo incongruencias, malas palabras y aplicando un terrible jalabolismo a los editores de los medios donde laboran, dejando a un lado la ética y la dignidad.

Eso tiene que acabarse. El periodismo es algo serio. Algo bonito, algo espectacular, cuando se hace con objetividad y cero jalabolismo. En Venezuela tenemos periodistas dignos que saben hasta donde se puede llegar en la información sin caer en la parcialidad, ¿cómo creerle a un periodista que se apegue a la falsa información? ¿Qué se dedique a hacer de esta profesión un medio para atacar a un gobierno legítimamente constituido? ¡Claro! Puede dar su opinión, pero negar que el sol es elemental, es terriblemente una burrada.

Santodomingo no tiene alas para volar muy alto y por eso recurre a la truculencia; a lo abismal, a la mentira, al “perrocobero”. No cabe la menor duda: equivocó la profesión. Tenía que ser eunuco, cipayo, sirviente, mentiroso, político o que sé yo, pero nunca periodista, porque al único periodista al que se le pueden perdonar sus cochinadas, es a Clark Kent, porque, ¡coño!, ese hombre es de acero y debe pegar muy duro.

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Ángel Vicente Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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