Qué bajo cae tanta gente por el sólo hecho de oponerse a Chávez. Pierden toda compostura, y en fin, muestran lo que son y lo que han sido siempre. En Venezuela, por ejemplo, no hay máscara ni calzones que no se hayan caído. En la gran mayoría de los casos se trata de gente comprada. Pero hasta gente del país de Cervantes dedicada a escribir tan pobremente, como el que armó ese editorial del diario El País, que comienza: “Hugo Chávez NOS TIENE ACOSTUMBRADOS DESDE QUE LLEGÓ AL PODER HACE NUEVE AÑOS A UNA POLÍTICA DEMAGÓGICA, POPULISTA Y DIRIGISTA QUE DISTA MUCHO DE LO QUE SE ESPERA DEBE SER UN GOBERNANTE MODERNO, LIBERADO DE DOCTRINAS MARXISTAS SUPERADAS O DE VIEJOS ICONOS COMO FIDEL CASTRO”.
Es decir, hay que ser moderno, quizá a lo Alan García o a lo Uribe. A lo Oscar Arias o a lo Carlos Andrés Pérez. No olvidemos que el presidente preferido del grupo PRISA (dueño de El País) era CAP y nunca han podido superar el gran carajazo que se les dio en 1992. El Grupo Prisa y Felipe González se enlazaron en escabrosos negocios junto con CAP y Gustavo Cisneros. La misma gente. Pero lo más estúpido es lo que añade esta memez de periódico, de que Chávez cuenta con la mayoría “en la calle, gracias a los ingresos del petróleo, el aumento del gasto público y la mordaza de quienes osan criticar el chavismo”. Imaginen ustedes, imbéciles, a quienes compró Chávez los días aquellos del Paro Petrolero en los que se carecía de gasolina, de comida, en medio de una tensión espantosa, cosa que además duró más de tres meses. Si fuera gente comprada, jamás se habría calado una semana sin medios de comunicación, sin cerveza, sin como trasladarse a ninguna parte, sin navidades, en un black out total.
El pueblo resistió porque ama profundamente a nuestro Presidente. ¿Quién compraba ese pueblo?, miserables. Sigan por allí, sin dar pie con bola, añadiendo que Chávez amordaza a los niñitos de pecho, angelitos reporteros de Globovisión, de El Nacional, de RCTV y a muchos otros. En cuanto a la reforma constitucional, lo que les duele es que Chávez se va a mantener en el poder todo el tiempo que el pueblo lo quiera. Es el pueblo, señores (no ustedes, claro), el que quiere que Chávez gobierne. Allá en España, es cierto, existe una alternancia que nada alterna realmente, como pasaba aquí con adecos y copeyanos. ¿Quién puede ver diferencia alguna entre CAP y Caldera, entre Luis Herrera y Lusinchi? Por cierto, recuerdo nítidamente que Miguel Enrique Otero en una entrevista dada a su propio periódico El Nacional (cuando estaba en plan de postular como diputado al Congreso por COPEI), declaro: “Luis Herrera y Lusinchi se parecen como dos gotas de agua.” Así eran todos los del pasado. Pues, se acabó. Queremos a Chávez para siempre. O sea.
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