Ya quisiera yo estar en la psique (si acaso no es eso ofender a la psique) del señor Alberto Federico Ravell, para descubrir hasta dónde es capaz de llegar esa mente macabra en su empeño por liquidar a Chávez. Me pregunto: ¿Qué piensa en las noches ese señor, tirado en su cama, hablando con su mujer e hijos, luego que se le descubren sus mentiras contumaces montadas a todo gañote por Globovisión?...
Yo conozco bien a Ravell, y puedo definirlo en cuatro palabras: Es un ser despreciable. Es de esos burgueses advenedizos devenido de los negocios sucios de la IV República, cuyo único mérito fue tener un padre heroico en la lucha antidictatorial. Alberto Federico, entonces, utilizó sus ardides libinidosos para lograr que la imagen de su padre le reportara grandes ganancias. Pero como quiera que él no viene de la alta alcurnia, saltó a los brazos de la burguesía caraqueña y se les puso, cual lamebotas arrastrado, a la orden para lo que quisieran. Él les dijo: “No encontrarán mejor manipulador, conspirador, gusano, petulante y rata que yo, para manejarle la contrainformación al gobierno. ¡Acéptenme como socio en Globovisión, y ya verán!”. En esta conversación sus interlocutores eran Guillermo Zuloaga, Nelson Mezerhane y Tobías Carrero Nácar.
Bueno…, anteayer volvió sobre sus fueros con los asesinatos estudiantiles del Zulia. No habían caído aún los cuerpos, cuando ya toda su jauría de periodistas y moderadores acusaba al gobierno. “¡Fue por oponerse a la reforma!”, espetó enseguida el “asesino centroamericano” Leopoldo Castillo; seguido muy de cerca por la fascista de Aymara Lorenzo, quién “informó”: “Dos estudiantes opositores al régimen de Chávez …, bla, bla, bla…”.
No pasaron dos horas que se supiese la verdad, y entonces Globoterror silenció el tema. Ya los muertos no eran muertos para el “matacuras”, ni para Aymara, ni para Carla, ni para Pedro, ni para etcéteras.
Algún castigo deberá tener el señor Ravell, a quien de ahora en adelante llamaremos “Rattel”, por todo el daño infligido a este pueblo. Pero que no se crea él que lo vamos a martirizar cerrándole el canal; ni apelando al “Plan Monsalve-Maestre”, que es caerle a piedras a esa vaina. ¡No!... Sus mayores castigos serán dos: Primero: Dejarlo al aire eterno para que todo ese veneno siga discurriendo por la venas de la patria, que ya tiene antídoto; y segundo: Que al pueblo jamás se le olvide la clase de oposición bastarda y criminal que tenemos, para que no levanten cabeza ¡más nunca!...
¡Eso sí!..., debemos dejar de dar esos malos ejemplos dentro del gobierno que hacen voltearse a nuestro pueblo y pensar: ¿Quién es más malo?…, ¿Rattel o el burócrata tal, que le hace una fiesta a la hija de 400 millones fuertes (fuertes por lo que golpea)?...
El pueblo tiene grandes esperanzas en esta revolución, y uno de los elementos más concientizantes ha sido precisamente el descubrimiento de lo que los sectores oligárquicos son capaces de hacer para matarlo (al pueblo); y Globoterror su mejor canal. Por ello, nuestro mayor empeño debe ser parecernos lo menor posible a esa “gente”, y a sus costumbres. Así que cada vez que veamos al señor Rattel, exclamaremos: ¡Váde retro, Satanás!...
(jeramedi@yahoo.es)