¡La Hojilla, patria, socialismo o muerte!

Esa es la nueva estrategia de la derecha: arrinconar a La Hojilla, desacreditarla y convertirla en generadora de violencia y de odio. Al unísono varios frentes se han puesto en acción, y lamentablemente comienzan a hacer mella en algunos de nuestros camaradas. Sorprende cómo la acción de la derecha puede llegar a tener tanto efecto en algunos de nuestros luchadores sociales, hasta crearles la duda, y ponerlos a vacilar.

Se buscan pendejadas para tratar de descalificar a Mario Silva diciendo que es prepotente, que debe cambiar la imagen de su programa, que es grosero. Uno se pregunta, ¿cambiar la imagen para que se parezca a qué programa de casi todos los que ya conocemos y que realmente no le mueven un coño el piso a Globovisión, por ejemplo?

Nosotros para criticar somos muy listos, para ver los defectos en los demás muy profundos, muy duchos y audaces. Yo estoy seguro que el 99% de nuestros camaradas no sabe cómo trabaja Mario. Para producir un micro de esos que duran apenas dos minutos, Mario echa los bofes, sentado horas y horas frente a un computador, controlando varios monitores; editando, traduciendo, subtitulando material que le llega de otros países; recibiendo llamadas para constatar información, porque Mario es muy serio en lo que proyecta al televidente, en lo que dice. Porque debo además agregar que todo eso lo hace él enteramente solo, un trabajo que requeriría en cualquier planta televisiva por los menos una veintena de profesionales.

La oficina que tenía en VTV recibía más quejas y materiales de organizaciones populares, de ONG’s, de entes gubernamentales, de centros internacionales que el propio Miraflores. Mucha gente lleva en su inconsciente que tenemos dos presidentes: Chávez y Mario. Y así es.

Además tener Mario que leer la prensa diaria, seguir las informaciones de programas de radio, de canales nacionales e internacionales, revisar bibliotecas y hemerotecas, cotejar datos, y mantener una memoria selectiva impresionante para poder relaciones todo lo que llega a sus manos. Puedo decir que todo el equipo de Mario es él mismo. Y no porque Mario se crea egocéntrico y narcisista sino porque realmente sólo él mismo puede estructurar, organizar, hacer, tan descomunal trabajo selectivo. Esta exigencia es de una intensidad abrumadora que llega de tan distintas fuentes, a veces cambiantes, otras veces contradictorias. Téngase en cuenta que es incesante, y él debe hacer investigación, inteligencia, decodificación cada minuto, cada hora, cada instante de lo que en el país político y en el mundo se va desarrollando.

La Hojilla es única en nuestro planeta, y sólo un ser profundamente conocedor del tema mediático, con un olfato y detector de mierda tan fino y implacable podría realizar tarea tan compleja y peligrosa. Puede decirse que el camina sobre el filo de la navaja todos los días pero no sólo eso, sino que siente tan hondo nuestra revolución y su compromiso con ella y tiene tal ganas de sostenerla y de mantenerse firme en este mar de bestias feroces que él perfectamente está dispuesto a dirigir un canal que sea HOJILLA las 24 horas del día. Ojalá se haga realidad este proyecto, y nadie se vaya a cagar en el gobierno.

La vida de Mario, en medio de este desbocado trajín es austera, profundamente amenazada de traiciones, muy solitaria. ¡Cuantos, camaradas, verdad Mario, han quedado vueltos trizas a los lados de este duro camino! Vendidos o acobardados. Nojoda, y dicen que Mario es ¡prepotente! No señores, lo que pasa es que Mario tiene carácter; no se trata de eso, señores; ese no es un trabajo para mariquitas, ni gente intelectual, ni para aquellos que a las primeras de cambio comienzan a capitular, a acojonarse, a pedir cacao.

Más bien es admirable su enorme resistencia, en donde por cualquier “quítame esta paja” armas horribles zafarranchos.

Sin vacaciones, sin día libre, porque, ¿en dónde carajo se ha visto que el imperio en su afán por destruir a un país haya dejado descansar a sus múltiples lacayos? Porque por otra parte, el enemigo tiene su trabajo hecho desde hace siglos, el cual se mueve con una inercia agobiante, y es esa misma inercia la que atenta contra los cerebros condicionados de nuestros propios camaradas tratándolos de doblegar, de que pidan una tregua, que se transen.

Como nadie, después del Presidente de la República, su vida se encuentra en peligro. Terminada su labor, después de la media noche, Mario se va a su cuarto de trabajo, apenas prueba una ensalada (porque es vegetariano), enciende los canales que vomitan mierda sin cesar; abre su computador para leer mensajes, para responder algunos, para meditar y seleccionar lo del día siguiente. Amante de la buena música y de la lectura, todo lo tiene que apartar para entregarse de lleno a un trabajo (que maldita sea la gracia) ningún otro lo puede hacer en este país. Yo estoy seguro, que Mario, a esos camaradas que le critican, les dejaría el campo abierto para que fueran a VTV y trataran de hacer sus guiones y sus modelos para ver si resultan mejores que el suyo. Para que lo superaran. La gente cree que lo de La Hojilla es puro pan y manteca.

De modo que Mario tiene que calarse, por una lado la metralla de los locos de la oposición que andan deseando matarlo y por el otro las críticas a veces acerbas de nuestros propios frentes de lucha, que piensan que la vaina es muy fácil y serena.

“Alo Presidente” y “La Hojilla” son los dos programas directores esenciales para poner a marchar la teoría y la praxis de la revolución bolivariana. Todo el mundo espera que lo que el Presidente no tiene tiempo de aclarar, Mario salga y lo haga, lo explique, con todos los peligros que tal tarea implica, porque es muy riesgoso además tratar de meterse un poco en la cabeza del Presidente. Es decir, la responsabilidad de Mario es inmensa, terriblemente exigente. Yo recuerdo que centenares de amigo me llamaron la semana pasada, ansiosos por saber la posición de Mario en relación con la Ley de Amnistía. Sólo Mario, después de Chávez, tenía que saber en qué consiste esta decisión presidencial. Y estoy seguro que Mario tuvo que salir al aire a dar la cara sin haber podido hablar con el Presidente. Qué responsabilidad tan arrecha, para que después salgan por allí unos cuantos ingratos camaradas a tratar de echarle más leña al candelero de su trabajo.

Amigos, agradezcámosle a Mario lo que hace, que miles de grandes y pequeñas bombas a parado su programa. Miles de muertes ha evitado, cientos de complots y atentados, y sobre todo, queridos camaradas, cual generosa es su lucha por tratar de que no nos maten la memoria. Por tratar de que no olvidemos, de que no nos vuelvan a joder instaurando aquí una mierda de democracia como las que nos calamos durante cuarenta años.

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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