Vamos, vamos, hay que hacerlo ya

La dignidad y el honor es lo más preciado que puede tener una persona, muchas de ellas han preferido arriesgar la vida por no permitir se les ofenda y se les humille. Sin embargo, en Venezuela los medios de comunicación escritos, visuales y/o sonoros aceptan que su personal e invitados manifiesten cualquier barbaridad a través de ellos, allí inventan cualquier cosa contra personalidades e instituciones y esos medios no son sancionados de acuerdo a las leyes existentes. Aunque este es un país superdemocrático, lo lógico es que no se tolere se burlen de las leyes de la República; y una vez se produzca una violación a alguna de ellas se debería apelar a los órganos oficiales competentes para que actúen en consecuencia. La honra y la autoestima de todo un pueblo lo hace grande y por ello sobresalir en la opinión de los pueblos de otras naciones.

Está bien que una persona no viva reaccionando iracundamente molesto porque alguien use palabras desagradables en su contra, pero que esa persona las permita y las estimule no es normal. Aquí tememos una primera autoridad ejecutiva que públicamente a cada momento critican y le faltan el respeto a su investidura, él dice que eso le importa un comino, es más, anima a las personas que lo adversan a que digan lo que a ellos se les ocurra y que chillen cuanto quieran. Esto en lo personal puede ser una táctica acertada, pues al no hacerles caso a las infinidades de calumnias y mentiras que esas personas lanzan a los cuatro vientos, él, como Presidente de la Nación, hace lo que cree es conveniente en cuanto a lograr bienes políticos, materiales y económicos para llevar prosperidad al país; y por su extraordinario dinamismo así acontece.

Sin embargo, esa maniobra táctica hará muy difícil que en el futuro se pueda invocar el principio de autoridad en cualquier institución pública, creando en la población un caos, es decir, estratégicamente la táctica usada por el Primer Mandatario traerá el desobedecimiento de las leyes y que se deniegue de las buenas costumbres, porque los sujetos inclinados a delinquir al ver que a los que infringen descaradamente todas las normativas de comportamiento no son juzgados y menos sentenciados a pagar alguna pena, se meterán a delincuentes, mas cuando ya los medios de comunicación se han encargado de desbaratar los esfuerzos que en los hogares se hace por implantar buenos valores en la conciencia de cada descendiente, entonces no valdrá nada el bien educar durantes años y años a los niños y jóvenes puesto que los medios de comunicación acabarán por pervertirlos. ¿Cuál es la juventud que tenemos ahora y cual será la que tendremos en un futuro próximo? ¿Se podrá ella formar para bien de la patria? Si, pero el Presidente debe exigir respeten su investidura y también que lo respeten como persona, porque ese maltrato que de él hace muchas personas, en especial la gente que dispone de los medios de comunicación, va influyendo perniciosamente en niños y jóvenes venezolanos; hay que tomar muy en cuenta que ellos son cientos y cientos de miles que habitan en este país.

¿Cómo es posible que en Venezuela se permita hayan estaciones televisoras y radiales que con su gente enferma de odio y envidia pasen todo el día lanzando al aire argumentos negativos, infamantes, mentirosos y desinformando al pueblo? ¿Es que acaso el difundir notas escandalosas con las intenciones de desestabilizar, al deformar la verdad de algunos hechos, no está prohibido por las leyes penales y otras leyes especiales? ¿Qué es lo que pasa que casi nadie se atreve a denunciar judicialmente el abuso de los medios de comunicación? ¿Se va a dejar que la niñez y la juventud se deprave por los mensajes nocivos que reciben sus mentes, transmitidos permanentemente por los medios de comunicación? El Presidente de la República sabe que hay medios de comunicación radioeléctricos que durante las 24 horas del día se mofan descaradamente de las leyes, él tiene que darse cuenta que eso daña la mente del niño, del joven y del adulto; lo mismo pasa también con los medios impresos en los cuales se ridiculiza a personas e instituciones. La revolución bolivariana para que se mantenga triunfante en el tiempo tiene que hacer algo por preservar la salud mental de los venezolanos, si no, es posible ella muera súbitamente.


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José M. Ameliach N.


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