Claro, “Últimas Noticias” se aprovechó de la buena fe del Presidente de la República, y por allí nos metieron un horrible caballo de Troya para desmotivar y asustar a mucha gente. Gente que fue neutralizada por la campaña ferozmente subliminal que este diario, el más leído por chavistas, desplegó principalmente en su formato, en sus colores y en sus titulares.
Ahora bien, ¡van ustedes a creer que un veterano de más de cincuenta años en el medio, como el periodista Eleazar Díaz Rangel desconocía ese chuzo mediático que le estaban metiendo a nuestra gente! Imposible. Además nosotros hemos visto titulares de “Últimas Noticias” francamente sangrantes, decididamente desestabilizadores contra nuestro Presidente que ni siquiera la mierda de “El Nacional” nos ha lanzado. Aquí los únicos diarios que se salvan de esta guerra criminal contra el pueblo son “VEA” y “Panorama”, de resto todo lo demás lo que respira es pura basura y lacayismo del más repugnante e inmundo.
Eleazar Díaz Rangel es el típico hombre de “izquierda” que siempre se mantuvo bien, sano y salvo, con todos los gobiernos de derecha, y estos gobiernos lo consideraron un hombre serio y afable, con el que se puede hablar. Por ser supra-guabina, terminó siendo servil al gobierno de Rafael Caldera. Pero cuando se produce el golpe del 11 de abril de 2002, tiembla como saben temblar estos hombres “siempre ecuánimes, siempre rectos” y es por lo que decide escribir el editorial “Expectativas por nuevo gobierno”, que aparece el 13 de Abril de 2002, en “Últimas Noticias” y que lleva este grado de vil imparcialidad: “La mayoría del país recibió complacida la formación de un nuevo gobierno presidido por Pedro Carmona Estanga; el decreto respectivo lo califica como gobierno de transición democrática y unidad nacional.” Pero luego, tal cual lo exige su estilo ditirámbico, con la caída del régimen de !
facto, el 15 de Abril el director recula diestramente y titula su editorial “El Golpe de Estado”. En una de sus secciones, llamada “Represión y Censura”, habla de los allanamientos y detenciones arbitrarias, el asedio a la embajada cubana, la censura mediática de la protesta popular del 13 de Abril: “Fue una pesadilla, afortunadamente por sólo 24 horas. Terrible muestra de lo que iba a sucedernos.” De aquí en adelante gana puntos con el Presidente Chávez, y los Capriles que no son ningunos pendejos lo colocan al frente para tratar de recoger toda la información del gobierno que no podrá aparecer en diarios como “El Nacional” o “El Universal”.
Éstos últimos penetran a la clase media y alta, y los mantiene a millón con sus típicas intoxicaciones disociadoras, “Últimas Noticias” hace labor de zapa en las clases populares, habla su lenguaje, les titula como ellos hablan, y les mete envuelta en melosa jerga el chuzo estremecedor de la duda, de la desconfianza, del miedo y “del horror por lo que nos pueda pasar si esto no cambia.” He allí el terrible trabajo que viene realizando este quisling que está al nivel de Petkoff o de un Pompeyo Márquez.
A propósito del comportamiento de los medios en aquellos aciagos días del 2002, Eleazar Díaz Rangel, recalcaba: “… creo oportuno insistir en la exhortación a los fanáticos que vieron en los medios la causa del derrocamiento de Chávez y descargan su furia contra los periodistas. Es injusta y temeraria esa conducta, que debe ser erradicada, y desde los más altos niveles del Gobierno deben contribuir a ello. Si algún periodista fue confundido con un mercenario fue porque los mercenarios tenían años pasándose por periodistas, poseídos, ellos sí, por el fanatismo antichavista”.
“El compromiso golpista de los medios de comunicación –dice Simón Rodríguez, estudiante de la ULA que ha seguido paso a paso esta conducta ambigua y peligrosa del referido periodista- obtuvo servicios de Díaz Rangel en el momento decisivo del golpe. Es difícil juzgar motivos en un horrible clima de persecución y violencia fascista. Sin duda los patronos del medio jugaron algún papel en esta versión mediática de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Pero la probidad está reñida con el ejercicio de dirigir un medio responsable de tales ataques continuados contra el periodismo y la democracia”.
Realmente, estamos infiltrados y además cada día dándoles más cancha a los enemigos para que nos destrocen.
jrodri@ula.ve