No hay duda. La campaña contra la Universidad Bolivariana es inminente. Los dardos vienen de todos lados y no hay quién los pare, aparentemente.
El pasado miércoles, El Nacional dio suficiente espacio a una información que no tenía fuente directa. Un funcionario del Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior, se reunió con unos estudiantes “bolivarianos” (no se nos dice dónde) y uno de ellos le echó el cuento a la periodista.
Es una periodista en cuyos escritos abunda eso de que “fuentes cercanas a (…) que prefirieron quedar en el anonimato”. Pero El Nacional se cuidó esta vez de no incluirle un llamado en primera plana a esa información, pues la vez pasada la misma periodista aseguró de manera irresponsable, que todas las carreras de la UBV eran ilegales. La mentira abrió periódico. Esta vez no ocurrió así pero el daño es el mismo.
El infeliz ejemplo que construye la periodista (quien seguramente fue alumna aventajada de 19 y 20 puntos) no puede ser más fascista y excluyente, y es obvio que busca quebrar la moral de los miles de estudiantes que están siendo formados en la UBV. ¿Será entonces que estamos ante una nueva clase social de “arios” y esos son los únicos excelentes estudiantes que podrán ocupar las aulas de las “mejores” universidades del país? Existe la creencia en algunos sectores opositores y disociados de la sociedad venezolana, de que los estudiantes de escasos recursos económicos que logran alcanzar estudios universitarios, de nada le sirven al país. Es decir, ya llevan a cuestas un daño irreversible causado por la desnutrición y la familia disfuncional. Son individuos que toda la vida vivirán en la mediocridad. Personas que no asimilan los conocimientos por mucho esfuerzo que hagan…Se perdieron esos reales, pues…
En otras palabras, Sandra nunca saldrá de abajo ni siquiera porque la Universidad Bolivariana le abra sus puertas y se esmere en su formación. Tal vez tampoco termine la carrera a causa de su pobre y endeble cerebro. El mal estudiante ya es un problema endémico en Venezuela.
Lamentablemente no hay una voz oficial que le salga al paso al reportaje de El Nacional; no sabemos si el funcionario del MPPES dijo lo que se le atribuye, pero podemos entonces inferir de sus palabras que la UBV no tiene niveles de exigencia académica y por esto serán aceptados los últimos de la cola, los desechos de las universidades que sí tienen la excelencia y de donde han salido aventajados estudiantes como Nixon Moreno.
Pregunto: ¿Nos perdimos de algo? ¿Dónde está la revolución, entonces? Señor Ministro Acuña: usted tiene la palabra.
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