De seguro que el famoso compositor francés Maurice Ravel, no imaginó nunca que su famosa composición “El bolero de Ravel” sirviese de pretexto- años después-a periodistas sinvergüenzas de “globobillete” para que éstos, se ganasen el pan, unos con el sudor de su lengua y otro(a)s, con el sudor de su entrepierna, y el “bolero” referido.
Y, es que Ravel los tiene mansitos a todos-pobres diablos del periodismo decadente-cantando desafinados pero, cantando, puesto que ellos padecen de un mal que no tiene remedio: la inmoralidad.
Cabezas huecas y corazones vacíos, los “periodistas” de globovisión o “globobillete”- da igual- apátridas, se arrodillan ya maquillados, a proferir embustes y con su cara bien pelá, porque ellos son impronta deleznable del periodismo venezolano. Sólo trabajan en función de tratar de tumbar a Chávez que es el presidente más legítimo y democrático del Hemisferio Occidental.
Globobillete hace esfuerzos desesperados para que Chávez le cierre las puertas pero, su agonía es que Chávez-de manera inteligente- los deja cocinar en sus propias salsas, los deja beber sus propias cicutas informativas que los llevarán por si mismos, a su propia procesión funeraria ya que ese modelo de periodismo no es sustentable ante un pueblo que cada día adquiere mayor grado de conciencia política y social.
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