Ayer, el viejito Petkoff, con la mirada vidriosa y casi fija con una risa también fija de máscara, muy falsa. Todo lo que le hablaba el Matacuras le hacía reír. Qué hombre tan feliz Teochoro. Venimos ahora a enterarnos que le encantan las pelotas, de que es fanático de los Tiburones de la Guaira. Qué jolgorio. El Matacuras le decía: “La pelota es un objeto redondo metido en una cajita cuadrada”, y el Teochoro se doblaba, perdía los lentes, tratando de buscar aire porque no había escuchado cosa más graciosa. “Mira –decía Teochoro- a mí me encantan las pelotas desde que yo era muchacho. Soy un fanático, y le vamos a dedicar una edición especial de “Tal Cual” a las pelotas más geniales de Venezuela y por eso esta edición va a costar 5,5 bolívares fuertes. Lo recomiendo.” Constantemente mostraba el modelo de la edición, que le parecía de maravillas: “Mira, no hay como las pelotas”, y más risas y risas.
Petkoff está altamente informado de los intríngulis de las grandes ligas como muy pocos pueden imaginarse. Dio el tubazo de que ya Venezuela pasará al primer lugar entre los países proveedores de jugadores a Estados Unidos. “Eso es algo que me llena de un gran orgullo. Tú no sabes la satisfacción inmensa que me produce. Vamos a superar a la República Dominicana, porque entre otras cosas nosotros somos más cultos, más educados que los dominicanos. Eso hay que admitirlo. Eso hay que reconocerlo y ahí no hay tutía.”
Y mencionó a un pelotero rumano que era todo un atraco genial en las grandes ligas. Iba Petkoff a un debate fresco y dulce con el Matacuras, y claro a defender a los implicados en el crimen de Danilo Anderson, a poner su granote de arena, a meter otro strike, a cogerse el show con su jeta desaforada. Porque ese monstruoso atentado fue un acuerdo entre los Cuatro Canales del Apocalipsis. Anteayer mismo Carlos Croes, como otro más de la pandilla, le dedicó su programa a defender a Patricia Poleo llevando al padre de ésta. Dijeron contra el gobierno todo lo que es capaz de inventar ese canalla de Rafael. Se están repartiendo los espacios para que todos como un solo pelotero estén constantemente dando tremendos batazos y comiéndoselas de jonrón, porque el punto es tratar de hacer ver que la Justicia es una mierda y que por lo tanto también, el caso que se lleva contra los jefes de la Policía Metropolitana. No olvidemos que en estos complots se hacen acuerdo de caballero que deben cumplirse por encima de la cabeza de diablo. Ellos envían estos mensajes: NUNCA LOS DEJAREMOS SOLO, FORERO, SIMONOVIS, VIVAS. Así como tampoco dejaremos que coja cuerpo el cano Anderson y vayan a quedar implicados de por vida Patricia Poleo, Nelson Mezerhane y los hermanos Rolando y Otoniel Guevara.
Hablaron de todo el Petoff y el Matacuras: fundamentalmente, como digo, atacaron a muerte a Isaías Rodríguez. Se fijaron especialmente en los cambios que se avecinan en Cuba por lo que el viejito cacafónico de Petkoff inconteniblemente feliz remachaba: “Esa apertura en Cuba es fabulosa. Tú sabes lo que significa que celular, que tú puedas tener un celular cuando nunca has tenido la posibilidad ni siquiera de ver uno. ¡Tú sabes lo que representa poder ir uno a un hotel de lujo! ¡Tú sabes lo que quiere decir que tú puedas comenzar a comunicarte desde la época moderna con alguien con un aparatito pequeño y manuable! Eso será un cambio mayúsculo de dimensiones incuantificables.”
Que viejo tan sinvergüenza. Con razón ya el escritor Argenis Rodríguez lo había advertido en 1977: “Tengan cuidado con ese bandido del Petkoff, asesino, exquisito agente de la CIA.” Pues ya no le queda nada por mostrar. Recomiendo que se lean el Código Petkoff, del escritor Armando Guerra, una de los más importantes documentos de los últimos cincuenta años en Venezuela.
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