Confieso que desde un buen tiempo he preferido no continuar religiosamente sintonizando uno de los más necesarios programas que ha tenido la fortuna de tener el proceso bolivariano de Venezuela. Las causas saltan bochornosamente a la vista. Tristemente lo han convertido en herramienta de quien ahora considera que la defensa de la revolución se haya garantizada a partir de su candidatura a la gobernación de Carabobo.
Ojalá que la cordura comunicacional de los encargados del canal 8 sea lo suficientemente cuerda y responsable para no arrastrar a nuestra principal televisora hacia los individualistas intereses electoreros de algunas de sus principales “estrellas”. Quiérase que nuestro proceso bolivariano no esté perdiendo en estos cruciales momentos un valiosísimo combatiente en el campo mediático y esté ganando un patético e irresponsable candidato.
Perfectamente aconsejable es que todo el mundo busque de manera honrada y ética alcanzar metas en esta vida de por sí quejumbrosa y mezquina. De manera que el sr. Mario tiene todo el derecho de buscar cualquier aspiración desde donde precisamente mejor sabe hacerlo. Lo que no resulta tolerable es que pretenda condenar a Venezolana de Televisión al mismo papel manipulador que ha tomado Globovisión.
Por lo mucho que nos ha enseñado la misma Hojilla la candidatura del sr. Mario Silva debe estar lo suficiente mal cuando tediosamente noche tras noche, comentario tras comentario pretende justificar el mantenimiento de su candidatura. Todo lo que ha aprendido tras denunciar acaloradamente las manipulaciones mediáticas de los canales privados, resulta que ahora lo hace para mantener vivas sus pasibilidades para la gobernación.
Nadie desconoce ni reprueba su actuación desde que salió del anonimato junto Néstor Francia y Eileen Padrón. De igual manera como irrefutablemente tiene ganado un lugar dentro de algunos corazones de nuestra militancia, también se le reconoce un temperamento y unas actitudes que le ha llevado a que muchos, tanto en el chavismo como en la oposición, lo vean como un verdadero “paracaidista”.
Si oportunista o revolucionario es cosa que sólo a la vuelta de la esquina se sabrá. Lo que no tiene lugar a dudas es que hoy está cobrando o pagando lo que ha sido la contundente manera como se ha desenvuelto en su programa. Quien mejor ha pretendido encarnar lo que ha venido siendo y comportando Chávez en este proceso de cambios, lo es el sr. Mario Silva, con la salvedad que nunca podrá ser nuestro Presidente Chávez.
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