El allanamiento a una de las casas del señor Zuloaga, presidente de la empresa Globovisión, en la que se incautan 24 vehículos escondidos para su engorde, es decir, para especular su valor, demuestra que Globovisión pierde poder mediático. En esta ocasión no se trató de una noticia montada, como las que acostumbra ese canal privado. La reacción de la representante jurídica del canal, Perla Jaimes, intentando obstaculizar el trabajo del CICPC da señas de una actitud desesperada. Y la irracional justificación de algunos vecinos entrevistados, quienes aceptaban descaradamente que Zuloaga podía hacer lo que se le daba la gana, incluso existiendo la posibilidad de que sea usura genérica, es decir un delito. Lo curioso es que el dueño del medio, también es dueño de varios concesionarios de vehículos importados con dólares de Cadivi, es decir, a Zuloaga le consta que Cadivi funciona. Y la diferencia del discurso es patética, cuando Zuloaga compra vehículos importados a través de una concesionaria de su propiedad a otra también de su propiedad, para incrementar el valor real del vehículo y estafar a un venezolano pendejo, seguramente de la oposición. Y esa minoría pendeja, defiende a Zuloaga, ¿por qué?, ¿acaso le gusta que lo estafen cuando compra un carro?, ¿o será que no está bien informado?. Esta empresa privada no informa, simplemente enferma.
Globovisión demostró cuan descarada y mediocre es su ética para informar. La periodista jamás cuestionó la procedencia de esos vehículos, jamás preguntó quién era el dueño de la casa, una pregunta obvia para cualquier periodista, y de manera descarada cuestionaba la presencia del periodista de Venezolana de Televisión, siendo que ella también era una periodista en un hecho noticioso. Lo más patético, es que el argumento dado, fue que la periodista de Globovisión estaba autorizada por el dueño de la casa. ¿Qué pasa cuando el dueño del medio comete un delito?, ¿los periodistas de ese medio deben ignorarlo?, ¿tienen los periodistas potestad de esconder información, tergiversar información y obstaculizar un allanamiento para proteger los intereses del dueño del medio?, ¿con qué moral Globovisión se abroga la lucha por la libertad de expresión, si la misma está condicionada al parecer del dueño del medio?. La representante legal de Globovisión en una de sus respuestas afirmó que no era problema de la prensa quien era el propietario de la casa. Extraña libertad de expresión. Lo más grave es que la periodista de Globovisión persiguió en toda la nota al Director del CICPC cuestionando su trabajo, deslegitimando el allanamiento y justificando en todo momento el acaparamiento de 24 camionetas lujosas.
Globovisión es una empresa privada cuyos intereses económicos están relacionados con otras empresas, no tan visibles, ni tan legales, como las concesionarias Toyoclub y Toyosans. Igual de invisibles son las relaciones con otros negocios internacionales, donde abundan periodistas tarifados para defender estas estructuras económicas usando los medios de comunicación. Y además cuentan con los intelectuales tarifados como Vargas Llosa que no vienen a defender la libertad de expresión, sino la libertad de Globovisión para hacer lo que se les de la gana. Urge el debate, porque esos hilos invisibles de intereses económicos llegan hasta las escuelas de comunicación de las universidades, donde no se les enseña a los estudiantes lo que se esconde detrás de las noticias, lo que se esconde detrás de las empresas privadas de medios de comunicación. Y no lo hacen, porque son cómplices de esos intereses, la carrera de comunicación social es un negocio rentable, pero en otra oportunidad hablaremos de cuánto cuesta un semestre de comunicación social en una universidad privada y por qué.
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