La Ley de Ejercicio del Periodismo, prohíbe a personas no graduadas en comunicación social ejercer la profesión, pero la ley de por si no ha impedido tal cosa y a través del tiempo ha quedado en letra muerta. Independientemente de si se está de acuerdo o no, la verdad es que el periodismo está cambiando en Venezuela, incluso el modelo comunicacional en el mundo sufre cambios. Hoy día el oficio del reportero gráfico está mutando, pues para las empresas privadas de comunicación no hace falta que sean periodistas, ni siquiera fotógrafos. Muchos de mis amigos reporteros gráficos se iniciaron como choferes, y como la tecnología es accesible, con un poco de deseo de superación y las necesidades de los dueños de medios a pagar sueldos bajos, permiten a los camaradas hacer dos oficios, chofer y fotografo. No es un cuestionamiento, es una realidad. La tecnología ha avanzado tanto que desde un Black Berry se puede hacer periodismo, escribir, tomar fotos y enviar la nota a cualquier lugar del mundo. Por eso los comunicadores prefieren como regalo del día del periodista el bendito aparato.
Pero los cambios, gusten o no, son más complejos, y las escuelas de comunicación social, donde un semestre puede llegar a costar seis mil bolívares fuertes, son responsables de formar un contingente de comunicadores en un sistema comunicacional capitalista, en el que no podrán sobrevivir, a menos que castren la independencia de su pluma y practiquen la autocensura de su pensamiento ideológico. Las ciencias de la comunicación son relativamente nuevas y las investigaciones sobre la materia, tanto en las universidades públicas como privadas, son pocas y deficientes. Por ejemplo, cuando recibí el título de comunicador en la Universidad del Zulia, hicimos un debate de por qué en 20 años no había una sola investigación para reformar el pensum de estudios. Eso fue en 1995, y hasta la fecha, según me lo confirma un profesor de dicha universidad, tampoco se ha reformado el pensum. Por otro lado, la visión mercantilista infectó a las universidades. La carrera de comunicación social tiene una gran demanda, es decir, es un negocio redondo para las universidades privadas. Por eso el semestre es tan costoso, por eso no hay suficientes cupos en las públicas y los estudiantes excluidos deben ingresar en carreras humanistas como Letras, para luego solicitar el cambio. Pero lo más grave son la calidad de los profesores, pues en varias casa de estudio privadas contratan periodistas, más no docentes. Son comunicadores con experiencia pero sin formación pedagógica que a su vez enseñan un programa anacrónico. ¿Por qué lo hacen?, pues porque los periodistas cobran menos que un docente bien formado.
La formación es mala, la estructura jurídica no responde a una nueva realidad y lo peor, es que los medios privados son comprados por grupos económicos que utilizan los medios como oficinas de relaciones públicas para negocios de otra índole. No es casual, que el dueño de un medio, sea siempre el dueño de una empresa constructora, una agencia de venta de autos, etc. No es casual que el dueño de un medio apoye candidaturas políticas para luego hacer negocios. El medio de comunicación es una herramienta para conseguir otros beneficios, otros contratos, y aunque el periodista lo sabe, es vulnerable a un sistema en el cual no tiene ningún tipo de injerencia. Por eso el periodista busca la fama, popularidad y con ello la publicidad, un camino natural para sobrevivir en el inhumano sistema capitalista. Es un problema de supervivencia, de llamar la atención con noticias falsas o ciertas, pero en el capitalismo hay que sobrevivir, sin importar que muera la ética. Sucede en el mundo, sin importar ideología política o creencia religiosa. Sucede porque el capitalismo está esparcido mundialmente. Si el capitalismo está colapsando, es obvio que el periodismo esté cambiando en todo el mundo.
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