El 2 de agosto de 2009,
Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicó un comunicado denunciando
el cierre de «treinta y cuatro medios audiovisuales sacrificados
por capricho gubernamental» en Venezuela. La organización parisina
«protesta con vigor contra el cierre masivo de medios audiovisuales
privados» y pregunta: «¿Acaso todavía está prohibido emitir
públicamente la menor crítica hacia el gobierno bolivariano? Este
cierre masivo de medios de oposición, peligrosa para el porvenir de
debate democrático, sólo obedece a la voluntad gubernamental de callar
las voces discrepantes, y sólo agravará
las divisiones en el seno de la sociedad venezolana» (1).
RSF se refiere a la
decisión que tomó la Comisión Nacional de Telecomunicaciones
(Conatel) el 1 de agosto de retirar la frecuencia a treinta y cuatro
emisoras de radio y televisión. Según RSF, sólo el hecho de que estos
medios se hayan mostrado críticos con el gobierno de Hugo Chávez motivaría
la decisión. En una palabra, se trataría de un acto político para
acallar la prensa de oposición. La gran mayoría de los medios occidentales
ha transmitido esta versión (2).
Ahora bien, la realidad
es otra que RSF y las multinacionales de la información han ocultado
cuidadosamente con el objetivo de engañar a la opinión pública y
presentar al gobierno más democrático de América Latina (Hugo Chávez
se ha sometido a quince procesos electorales desde que accedió al poder
en 1998 y ha salido victorioso de catorce en escrutinios celebrados
por el conjunto de la comunidad internacional por su transparencia)
como un régimen que atenta gravemente contra la libertad de expresión.
En efecto, la decisión
de la Conatel se habría tomado en cualquier país del mundo en una
situación similar. Varias radios ignoraron deliberadamente una citación
de la Comisión destinada a averiguar el estado de la concesión y a
actualizar su situación. Después de una investigación, la Conatel
descubrió numerosas irregularidades, tales como la existencia de concesionarios
fallecidos cuya licencia era utilizada por una tercera persona, la no
renovación de los trámites administrativos obligatorios, o simplemente
la ausencia de autorización para emitir. Ahora bien, la ley venezolana,
similar a las del resto del mundo, estipula que los medios que no renueven
su concesión en el plazo legal o emitan sin autorización perderán
su frecuencia y ésta volverá al ámbito público. Así, treinta y
cuatro emisoras que emitían ilegalmente perdieron su concesión (3).
En realidad, la decisión
de la Conatel, lejos de limitar la libertad de expresión, ha puesto
fin a una situación ilegal y ha abierto una política de democratización
del espectro radioeléctrico venezolano con el fin de entregarlo al
servicio de la colectividad. En efecto, en Venezuela, el 80% de las
radios y televisiones pertenecen al ámbito privado, mientras que sólo
el 9% de ellas son públicas, siendo el resto para los sectores asociativo
y comunitario. Además, el conjunto de los medios privados venezolanos
está concentrado en manos de 32 familias (4).
Así, RSF y los medios
occidentales han manipulado totalmente una medida de rutina de la Conatel
para poner fin a una situación ilegal.
RSF ha elegido su campo
defendiendo a ultranza a la oposición venezolana, responsable de un
golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, golpe que la organización
parisina avaló inmediatamente. RSF defiende particularmente al canal
golpista Globovisión, al que considera como el símbolo de la
libertad de expresión en Venezuela (5). No obstante, omite señalar
que además de su participación activa en el golpe de 2002, Globovisión
apoyó el sabotaje petrolero ese año, lanzó un llamado a los contribuyentes
para que no pagaran sus impuestos y llamó a la insurrección y al asesinato
del Presidente Chávez (6).
Últimamente, Globovisión
brindó su apoyo a la junta golpista de Honduras que derrocó al Presidente
democráticamente elegido José Manuel Zelaya, unánimemente condenada
por la comunidad internacional. El propietario del canal, Guillermo
Zuloaga Núñez, reconoció al gobierno ilegal de Micheletti, lanzando
al mismo tiempo un llamado al golpe de Estado en Venezuela: «El
gobierno usurpador de Micheletti está ajustado a la Constitución,
y nosotros quisiéramos, nos encantaría que aquí en Venezuela se respetara
la Constitución como se está respetando en Honduras»
(7).
RSF no defiende la
libertad de expresión en Venezuela. Prefiere ponerse al lado de los
enemigos de la democracia.
Revisado por Caty R.
Notas
(1) Reporteros Sin
Fronteras, «Trente-quatre médias audiovisuels sacrifiés par caprice
gouvernemental», 2 de agosto de 2009. http://www.rsf.org/Trente-quatre-medias-audiovisuels.html (sitio consultado el 3 de agosto de 2009).
(2) Agencia Bolivariana
de Noticias, «Productores independientes respaldan suspensión
de emisoras radiales ilegales», 4 de agosto de 2009.
(3) Fabiola Sánchez,
«Radios desafían a Chávez operando por Internet», The Associated
Press, 3 de agosto de 2009.
(4) Thierry Deronne,
«Au Venezuela, la bataille populaire pour démocratiser le ‘latifundio’
des ondes», 2 de agosto de 2009. En español: La batalla popular para
democratizar el latifundio de las ondas;
Agencia Bolivariana de Noticias, «Medida de Conatel no afectará
libertad de expresión e información en Venezuela», 4 de agosto de
2009.
(5) Reporteros Sin
Fronteras, «Le gouvernement accélére sa croisade contre les médias
privés en voulant modifier les lois et les régles», 21 de julio de
2009.
(6) Salim Lamrani,
«Reporters sans frontiéres contre la démocratie vénézuélienne»,
Voltaire, 2 juillet 2009. En español: Reporteros
Sin Fronteras contra la democracia venezolana.
(7) Agencia Bolivariana
de Noticias, «Globovisión apoya marcha a favor de gobierno golpista
en Honduras», 22 de julio de 2009.
*Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad París Descartes y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista francés, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado, entre otros, Doble Moral. Cuba, la Unión Europea y los derechos humanos (Hondarriaba: Editorial Hiru, 2008). Su nuevo libro se titula Cuba. Ce que les médias ne vous diront jamais (París: Editions Estrella, 2009) con un prólogo de Nelson Mandela.
lamranisalim@yahoo.fr ; salim.lamrani@parisdescartes.fr