En la celebración del primer aniversario (13 de abril de 2003) de la restitución por parte del pueblo del Comandante Chávez a la Presidencia, un grupo de medios alternativos y comunitarios acudimos a Miraflores. Allí nos recibió el señor Presidente y nos dirigió unas alentadoras palabras de lucha y resistencia. Estaba presente en aquel encuentro, el señor Jesse Chacón, entonces Director General de Conatel. Para aquella fecha se contaba con centenares de medios alternativos a lo largo de toda Venezuela. Fue el florecer de una organización popular que prometía convertirse en el verdadero terror de la gran palangre empresarial. Entre los planteamientos que se le propusieron al Presidente estaba la necesidad de que todas las alcaldías y gobernaciones revolucionarias en lugar de darle publicidad a los medios escuálidos como lo venía haciendo con locura, se la pasaran a los alternativos y bolivarianos. “Toma nota Jesse de lo que aquí se está proponiendo”, dijo el Presidente, y Jesse tomó nota. Para nada: alcaldías y gobernaciones “revolucionarias” continuaron con mayor furia y pánico -porque la verdad sea dicha: vivían temblando a la espera de otro golpe y lo que hacían era reforzar sus relaciones con la derecha- entregando cientos de miles de millones de bolívares de entonces a la prensa, radio y televisión criminalmente anti-chavista (tal cual como muchas de esta entidades lo siguen haciendo y apostando a la muerte de los agónicos medios alternativos que todavía deambulan despreciados y desamparados por esos carcamanes con poder que se llaman “chavistas”). De aquellos cientos de medios que estuvieron el 13 de abril de 2003 en aquella reunión en Miraflores, apenas si sobrevivirán hoy día una docena.
“Despertar” fue el único diario revolucionario y bolivariano que llegó a existir en Venezuela después del golpe de abril de 2002, y se distribuía en distintas ciudades de Venezuela. Pudo sobrevivir sólo tres meses, y obtuvo en 2006 el premio nacional de periodismo. Funcionaba por intermedio de la Fundación Despertar (que presidía el autor de esta nota) y lo dirigía el doctor Juan Carlos Villegas. Este diario surgió dentro de los incendiarios debates que en defensa de la revolución se hicieron, entre junio y agosto del 2003, en el seno de la Fuerza Universitaria Bolivariana. Su estremecedora muerte se produjo el 8 de mayo de 2003: Fue como recibir mil puñaladas traperas, y he aquí lo que anoté en mi diario de esos tormentosos días: “Temprano asisto a la Técnica industrial Simón Rodríguez donde dicto una charla sobre los medios de comunicación. Dura unas tres horas. Hoy, por primera vez en más de tres meses dejará de salir el diario “Despertar”. Hubo ayer, además de una fuerte crisis económica para seguir sacándolo, una grave falta de material en el mercado local de material para su impresión. Poco antes, como a las 4 de la tarde [8 de mayo], la única máquina que teníamos conectada a internet dejó de funcionar. Le cayó un virus o la malograron adrede. A las 6 de la tarde se tomó la dura decisión de que el periódico no saliera el día siguiente. Juan Carlos Villegas ha tenido dos días sin poder atender el diario porque está enfermo. Por la tarde [8 de mayo] voy a la Facultad a dar clases y como a las 4:30 me llama Juan Carlos para decirme que el diario tiene fuertes problemas, entre ellos una deuda de más de cinco millones con la compañía IMMECA, que no hay tinta, que es prácticamente imposible seguir adelante. Yo le contesto que es imperioso tener una reunión para buscar una solución pero que el diario debe salir. Doy la clase preocupado. A las 6 de la tarde estoy en el diario y allí encuentro desolados a los camaradas Humberto Martínez y María Teresa Vielma en la entrada del Centro Cultural Tulio Febres Cordero. Nos dirigimos a las oficinas y allí encontramos parte del personal y a Juan Carlos Villegas que ha llegado muy engripado, con enormes ojeras y una gorrita que lo protegía. Damos inicio a una improvisada reunión, en la que además de los tres antes mencionados, se incorporan Liliana Contreras, Yolanda Torres y Alfonso Rodríguez. La conclusión es que no hay otra salida sino convertir el diario en un semanario. Juan Carlos está profundamente conmovido, al igual que María Teresa y Yolanda (mudas y tristes). Se discute sobre las causas del terrible golpe de tener que parar, que es como si a uno lo detuvieran casi en el momento en que está por lograr una victoria tanto tiempo bregada y batallada. Humberto dice que hay por lo menos para sacar un último número. Surge entonces la necesidad de preparar el editorial, y me pongo a redactarlo. Juan Carlos se tiene que ir. Se despide Humberto. Se va Alfonso. Aparece Eduardo Osorio. No queda la menor duda que los grandes constructores de este crimen son los traidores de la Gobernación de Mérida, incluso con su gobernador a la cabeza. Florencio Porras ha resultado un pobre hombre, fofo políticamente, indiferente a lo que ocurra a su alrededor, hundido en la charca de la burocracia y dejando hacer a los enemigos del proceso lo que les dé la gana. Redacto el editorial, y me comunico con los centros que van a digitalizar y a imprimir el periódico, para que estén pendientes de recibirlo. El ambiente está lleno de desolación e impotencia.”
“Qué lucha. Uno, que en estos tres meses ha medio conocido a este poder regional por dentro, siente una mezcla de asco y de lástima: desorden, incuria, ignorancia y estupidez por todas partes. Este es el verdadero enemigo de la revolución más que los sabotajes externos, más que las conspiraciones cuartelarías que nos amenazan día a día, más que la presión internacional contra el proceso. Con cuántas ataques adecos, miserables, turbios se ha tenido uno que topar, como ese que me recordó hace poco María Teresa, que cuando el Gobernador Porras asistió en el Tulio Febres Cordero para la presentación de su Memoria y Cuenta, le tendieron una impresionante y extensa alfombra roja para que pasara por ella como todo un rey o todo un emperador. Qué mar de jalabolas revoloteaban en aquel momento por todas partes, los mismos que cuando a Porras mañana lo manden para el carajo serán los primeros en celebrarlo, y en salir a hablar en su contra. Adecos chiquitos y desgraciados que no saben nada de revolución ni de lucha, rodeando al gobernador y haciéndolo sentir que es un Claudio, que es un Octavio, un César o un Pompeyo. Yo estuve en la Casa del Gobernador, y allí se respira un aire mefítico de pajes y de adulantes, que aturde, que confunde. Ahora, la verdadera estafa incrustada en la masa aletargada de la Gobernación es una Madame, de risa gruesa y vulgar, controladora de los medios del Estado. Esta Madame había sido connotada funcionaria del gobierno de William Dávila Barrios. Con esa experiencia que tiene uno tratando a medio mundo en 58 años de bien trajinada vida, al conocer a esta Madame, inmediatamente caí en la cuenta de que era una falsa y una hipócrita, y que sería uno de los escollos más terribles a vencer. Cuando el diario “Despertar” sacó su primer número, asistí junto con Juan Carlos a una reunión con el gobernador. Allí estaba el Secretario de Gobierno Luis Martín y el gobernador Porras prometió escribir un artículo cada lunes, junto con unas páginas que debían reservarse para sus caricaturas. Fue invitada a la reunión la Madame. Allí quiso dar lecciones de cómo se hace un periódico y se desfogó en cizañudas críticas hacia el diario. Tuvimos que tragar grueso durante unos cuarenta minutos. El Gobernador estaba como fastidiado, se incorporaba de la mesa, cogía una grapadora y la cambiaba de lugar sin ningún motivo, iba a una computadora y la prendía, y de allí le daba órdenes a Martín o a una secretaria para que le trajera unos documentos que había dejado en su despacho. Aquella fue una reunión incómoda, pesada, muy perturbada por docenas de llamadas telefónicas, y además bien desorganizada. Luego acordamos con la Madame tener otra reunión para aclarar la manera en que se colocaría una parte de la publicidad en “Despertar”. A la semana ya comenzamos a darnos cuenta de que no se cumplirían los compromisos allí acordados y que más bien, de inmediato se iban a poner en movimientos herramientas saboteadoras para destrozar al diario. Sencillamente la Madame tenía un tren de más de 12 de periodistas que lo que sabían era recibir órdenes y carecían por completo de la audacia, del talento y de la imaginación para crear un periódico. Y además le ofendía sobremanera que unos pocos profesores (además de tener cumplir con sus deberes en la Universidad de Los Andes: dar clases e investigar), fuesen capaz de recoger noticias de sucesos, tomar fotografías, hacer muy serios reportajes sobre la situación nacional e internacional: organizar todo el diario, publicar artículos de opinión y no cobrar por todo eso una sola locha. Más aún, de nuestro sueldo y buscando préstamos, muchas veces, pagamos millones para que el periódico no dejara de salir un solo día. Pero desde la Gobernación de Mérida comenzó la guerra: se comenzó a trabajar a tiempo completo para destruir la enorme organización que habíamos creado. Una de las razones por las cuales se quería matar a “Despertar” era el asunto de la publicidad que se entregaba a los medios y que como que tenía dueño, y estaba muy bien repartida por lo que les resultaba imprescindible para ellos seguir dándosela a la palangre empresarial. Suele suceder que nuestros gobernadores y alcaldes le tienen un pánico terrible a los medios escuálidos y siempre quieren estar en las buenas con ellos, alagarlos, darles regalitos, invitarlos a comilonas y pasarles algún dinerito para que nunca digan nada malo de ellos. Cientos de millones tiene que invertir nuestras gobernaciones y alcaldías en tener contentos a tantos palangristas. El primer número de “Despertar” se agotó en las primeras cuatro horas, porque el pueblo chavista estaba sediento de la verdad que todos los medios poderosos ocultaban. Fue un éxito arrollador y los medios locales como “Frontera” y “Cambio de Siglo” se aterraron. Entonces, el diputado del MVR, Luis Velásquez Alvaray comenzó a presionar al Gobernador y a la gente de su entorno dentro de V República para que nos pararan el trote. Aún así, al mes de estar en esta lucha salíamos airosos contra todas las adversidades que se nos presentaban. Entonces Luis Velásquez Alvaray decidió crear otro periódico “chavista” llamado “Pico Bolívar” con el fin de acaparar toda la publicidad de la Gobernación, y tratar de hacer ver que eran más revolucionarios que el mismo Comandante. El truco de siempre de todo redomado infiltrado. Se llego a creer que aquella competencia fue una idea que nació de las entrañas de la misma Gobernación de Mérida[1].
“En vista del insólito retraso en el cumplimiento de lo acordado en la reunión con el Gobernador, un día sumamente indignado, me dirigí a la oficina de la Madame, y al entrar ella se me quedó mirando fijamente. Como también le sostuviera la mirada, esperando que reaccionara, aquello le pareció una ofensa. Ella ya sabía de qué se trataba mi visita, y por eso sin decirme nada desapareció por entre aquellas kafkianas oficinas. La guerra ya no sería por aproximación indirecta porque ya estaba al descubierto todo. De allí salí con la convicción de que con la Gobernación no podríamos contar para nada y que las baterías se enfilarían contra nosotros. Y efectivamente Florencio Porras dejó de enviar sus caricaturas y la Gobernación no puso más una sola publicidad. Salí de aquellas mamparas de pudrición, de farsa, de traición, de abandono y espantoso adecaje, con una gran arrechera. Pero luego me topé con candorosos y nobles camaradas que me pidieron paciencia con la propuesta de que ellos pondrían todo de sí para conseguir que la Madame cambiara su postura. Hoy, luego de tres meses de agonía, de desprecio por nuestro trabajo por parte de la Gobernación, puedo decir que la Madame se fue burlando como quiso de cuantos acudieron a su oficina de parte de la directiva de “Despertar”. Lo hizo con todo desparpajo con el escritor Gabriel Mantilla Chaparro, con las doctoras Yolanda Torres y María Teresa Vielma, con Humberto Martínez, con los doctores Pedro Grima, Juan Carlos Villegas... Una de las últimas cosas que supe, fue que la Madame dijo que ese periódico se había hecho para que unos cuantos profesores elevaran su ego, su vanidad. En estos menesteres, finalmente, el viernes 2 de mayo tuvimos una reunión con el todopoderoso del MVR, señor Rubén Ávila, y éste llamó a la Madame, para tratar nuevamente el asunto, e incluso quedó en que nos reuniéramos con ella el día miércoles 7 de mayo. De la manera más extraña, Rubén dejó pasar el tiempo y no nos informó de nada, y la reunión nunca se dio, pero María Teresa que se había dirigido a la Gobernación en la creencia de que allí estábamos nosotros, encontrándose con la Madame ésta le espetó de entrada que no trataba con talibanes. De lo que se colige que la Madame tiene más poder que el gobernador Florencio Porras y que la propia dirección del MVR.
“Si algo está hundiendo y destrozando a esta revolución es la gran falta de nobleza y de capacidad para el agradecimiento de los enormes esfuerzos que hacen ciertos círculos de trabajo. Durante el largo sabotaje petrolero de diciembre, enero y febrero, la Fuerza Universitaria Bolivariana le metió el pecho como nadie a la situación en Mérida, y no hubo por parte de la Gobernación un gesto de agradecimiento, de voluntad de encuentro con esta Fuerza, sino más bien de recelo, de rechazo y del mayor desprecio por el inmenso trabajo que la FUB había realizado. No sabe uno qué pensar de la madera con que está hecha esta gente. Una historia bien triste y bien dura, pero cuyas bases, cuyas esencias se mantienen intactas y amenazan con prolongarse quién sabe hasta cuándo.”
[1] Hoy “Pico Bolívar” (llamado por su horrible amarillismo “Pico e’ Zamuro”) es uno de los medios más asquerosamente escuálidos de Mérida.
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