Mirando hacia las venideras elecciones para la conformación de la Asamblea Nacional, es procedente analizar todas las fuentes que propaguen “fugas” y pérdidas de votos de los afectos al chavismo. Aclaro por enésima vez: Yo votaré por los candidatos chavistas así se me retuerzan las tripas con algunos de ellos. Pero es conveniente, repito, tocar algunas “llagas” que puedan afectar el número de votos a nuestro favor. No podemos permitir que la derecha asesina y lacaya trepe muchos escaños en la futura AN. Debemos luchar para que se instalen en una minoría reducida que no tenga margen para sabotear sesión alguna. Hasta aquí todo está claro. Sabemos qué hacer.
¿Cuántos diputados ganaremos en los próximos comicios de septiembre? No sabemos. ¿Cuántos curules serán ocupados por esos vendepatrias malnacidos? Tampoco lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que esa gentuza malinche se está aprovechando de varias debilidades y falencias del proceso bolivariano para ganar adeptos ingenuos (e ignorantes) a su asquerosa causa. El problema de la crisis energética es uno de esos vórtices confusos de donde ellos sacan muchos votos y el gobierno debe profundizar la información al público de los esfuerzos que se están haciendo para salir de ese túnel oscuro que a nadie agrada. Allí estamos fallando y debemos ser más agresivos en lo comunicacional. Con la inseguridad también hemos fallado y las respuestas son un poco tardías. Ese tema lo trataré en otra oportunidad. Ahora quiero referirme a los votos que estamos perdiendo en el sistema Barrio Adentro.
Desde que se implementó ese bello recurso en los barrios de Caracas por el señor Freddy Bernal y su posterior proyección nacional, la imagen de nuestro presidente se agigantó al infinito por razones muy fáciles de explicar. Como a todo proceso humano, esa noble misión no escapó de la inexorable ley del péndulo: Ciclo ascendente seguido de otro descendente. Este último llegó a su máxima expresión negativa con la gestión del inepto ministro Mantilla. El presidente, como siempre, intervino y evitó un colapso pero nombrando a OTRO militar NO médico para ese importante ministerio. Sale también el señor Rotondaro y nombra al burócrata de Reyes Reyes, de paso lánguido por la gobernación de Lara. ¿Qué sabe ese hombre sobre el sistema nacional de salud? Sólo dios sabe. O sea, que el problema con la decadencia de la misión Barrio Adentro seguirá y no sabemos cuando el señor presidente lance el salvavidas apropiado para evitar que se ahogue el paciente. Si visitamos los CDI de Ciudad Bolívar, por ejemplo y del Zulia, encontraremos falencias patéticas que nos están matando muchos votos rojitos. En muchos de ellos hay carencia de médicos, no hay suficiente medicamento para dar a los pacientes y la atención ha desmejorado. Yo mismo acudí al CDI del barrio San Jacinto en Maracaibo para hacerme un análisis completo de sangre y el resultado me lo entregaron (como ocurre en muchos de ellos) en un peazo è papel con guarismos sólo comprensibles por los emisores. Con esto quiero decir que, además de la pésima presentación del resultado, en ningún hospital público entenderán qué quieren decir esos misteriosos números en clave Morse. El trato de muchos médicos cubanos es displicente y muchas veces grosero, con excepciones, claro. Unas cooperativas criollas que hacían el mantenimiento de los aires acondicionados de esos centros de salud en el Zulia, fueron echados a la calle porque unos señores cubanos se encargarían del oficio. Y encima les deben (a las cooperativas) más de un año de prestación de servicios y nadie aparece para responder por esas deudas millonarias. ¿Cómo es eso, señor presidente, que nuestros técnicos son desplazados por mano de obra extranjera y de paso no se les pagan sus deudas? Hay muuuucha gente molesta con todo esto. Camaradas que ERAN patria o muerte con el proceso ahora se están yendo a la reserva. ¿Quién le pone un parao a tanta irregularidad? No estamos en contra de nuestros hermanos cubanos que tanto se han sacrificado por nosotros pero los extremos no son buenos. No es posible que la coordinación de los CDI y los CAT estén en manos de ellos, ya es tiempo suficiente para que nuestros médicos asuman esas responsabilidades en armonía con los médicos cubanos. Se trata de un problema de soberanía sanitaria. Es hora de darle la oportunidad a nuestros médicos contando con la ayuda, repito, de los galenos cubanos. Ya es hora de mejorarle el salario a nuestros médicos y cortar esas fugas de cerebros y mano de obra que se nos van al extranjero.
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