El Cardenal Urosa adolece de sandez, dice oír al pueblo pero lo que no dice es que lo hace con los oídos tapados, sus necedades carecen del mínimo asidero, él debería ser un poquito más comedido y/o menos descarado y, dejar su mamadera`e`gallo.
Apena-ajenamente-ver y oír al so cura de marras al que no le creo una sola palabra. Es expresión de la decadencia del sacerdocio y síntoma del desplome de una iglesia que va a aplastar todo lo que hay adentro.
Ese cardenal sólo es un escombro de esa decadencia, el resto de la Conferencia Episcopal es de la peor calaña, es un nido de víboras.
¡Qué pedo(filo)(sofo)! ¿Qué Papa(natas) lo puso ahí? ¿Qué le hace suponer un comunismo acá, de donde sacó la especie ese pobre vejestorio?
La vieja estrategia vaticana, conjunta con Washington, contra la desaparecida Unión Soviética, y que están aplicando desesperadamente contra la revolución bolivariana, no va a darle frutos acá porque nuestra realidad no es vulnerable por ese lado, todo lo contrario.
El Vaticano está en guerra contra el socialismo, no cabe duda, y esa es la razón por la que Urosa anda como un perro rabioso, contra la patria.
Por otra parte, el actual Nuncio-tal como Berloco, el anterior y, etc.- ni pestañeó cuando Chávez le dijo en sus cachetes, la catadura moral y ética de la Conferencia Episcopal Venezolana de la que Urosa es principal representante, y no pestañea porque se trata de tipos entrenados para fingir aplomo pero que, puertas adentro, son fieras hambrientas.
Es erróneo creer que la pelea sea entre el Urosa y Chávez. La pelea es entre El Vaticano y el Estado Venezolano. Sí en una pelea uno no sabe quien es el verdadero enemigo y donde está éste, lleva las de perder. Es indispensable identificar al enemigo, descubrir su estrategia y, arrodillarlo.
Washington no es el único enemigo, también lo es El Vaticano, por lo que “el panzudo” y “el urosa” son un adelanto- aunque torpe-de esa estrategia enemiga.
Hemos entrado al ojo de la tormenta, no es casual el convergente ataque enemigo, contra la revolución, así que el Estado debe ponerse en orden de batalla, unido, y sin guabinear.
En la década de 1830 a 1840 ya Páez se bañaba en el fango de la oligarquía y, para entonces, el Arzobispo de Caracas era un tal Ramón Ignacio Méndez, uña y sucio con Páez, no obstante, cuando el referido Arzobispo trató de “pasar la raya” para imponerle a nuestro país la tesis de la superioridad de la iglesia sobre el Estado-tal como pretende hacerlo Urosa, ahora-Páez no dudó un instante para sentenciar que: “No está el Estado dentro de la Iglesia sino la Iglesia dentro del Estado” y, de paso, desterró al Arzobispo.
De manera que Chávez hace muy bien en pararle los mochos al Papa(natas).
Todos los Poderes del Estado le deben una respuesta conjunta y contundente, al pueblo, respecto al recrudecimiento de la ofensiva enemiga.
El pueblo requiere ver un pronunciamiento ejemplar del Estado y, sin esguinces, antes de que sea tarde.
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