En nombre de Dios

Desde caracas.- Antonio González, trabajador de la construcción, sentado en su casa, en el barrio El Observatorio, en Caracas, veía el canal ocho donde estaban pasando una vieja noticia: “El Cardenal Urosa, declaró para el diario Notitarde, en Valencia, el día 13 de abril de 2002, que el gobierno de Chávez tenía las manos manchadas de sangre y había que hacer justicia”.

Ya antes había leído en el diario El Universal, una entrevista que le hizo el periodista Roberto Giusti, donde el Cardenal Urosa declaraba que “El presidente Chávez nos lleva directo al comunismo”. Es decir, Antonio venía analizando detenidamente que el Cardenal, en nombre de Dios, estaba participando en la Mesa de Unidad Democrática. Mientras tanto, en el barrio, la iglesia de Urosa brillaba por su ausencia.

También Antonio González, había escuchado al presidente Chávez que había llamado troglodita al Cardenal, porque como en los viejos tiempos, venía metiéndole miedo al pueblo con el fantasma del comunismo. El Cardenal estaba en Roma y desde allá dio unas declaraciones donde decía que “nosotros nos debemos al pueblo, a los pobres, y no quiero entrar en polémicas”. Ante esas declaraciones de Urosa, Antonio sonrió.

Después, Antonio hizo un ejercicio de memoria. Recordó que vio por televisión, un día después del golpe de abril, a un grupo de gente que eran llamados a firmar un decreto que violaba toda norma constitucional. Allí iban en perfecta formación Carlos Fernández, presidente de Fedecámaras, el doctor Salvatierra, presidente de la Asociación Bancaria, y el Cardenal Velasco, en nombre de la Iglesia venezolana, y muchos otros representantes de la alta sociedad civil.

Después, al siguiente día, vio también al cura cura Lucker decir en Miraflores, celebrando el golpe, que “Todo el mundo sabe que yo soy adeco”.

También recordó unas declaraciones del Cardenal Velasco cuando la vaguada en Vargas, aquel 15 de diciembre de 1999, dijo que: “Eso era un castigo de Dios por el gobierno que teníamos”. Tenía buena memoria Antonio. Siguió recordando, y vio que, un supuesto dirigente estudiantil, Nixon Moreno, acusado de querer violar a una mujer policía en una manifestación estudiantil en Mérida, decidió asilarse en la Nunciatura Venezolana para evita ser juzgado por los tribunales que seguían su delito. Y allí, en la Nunciatura, la Iglesia venezolana, la que toma decisiones, defendió a este presunto delincuente. Allí, en la Nunciatura, Nixon Moreno se graduó de politólogo gracias al rector de la ULA, Lester Rodríguez, quien viajó a Caracas para entregarle personalmente el título a Nixon, y allí, en la graduación, Antonio González vio por Globovisión, al cura Baltazar Porras celebrando y lleno de contento porque un presunto violador se estaba graduando.

Ante este panorama de participación política de la iglesia, Antonio sacó sus propias conclusiones: “Hablan en nombre de Dios y dicen que se deben al pueblo y a los pobres, pero es evidente que representan a una sola clase, pero no lo dicen, es decir, a los ricos”.


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Roberto Malaver

Periodista y escritor. Niega ser humorista, a pesar de algunas evidencias que indican lo contrario. Co-moderador del popular programa "Los Robertos", al cual insisten en llamar "Como Ustedes Pueden Ver". Co-editor del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". "Co-algo" de muchos otros proyectos porque le gusta jugar en equipo.

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