La pasada semana, uno de esos periódicos que sólo sirven para depositar un “telegrama” o, en su defecto, un “fax”-a falta de papel tualé-trajo encartado un grotesco mensaje titulado Dr. Marx Bolivita, en abusivamente clara alusión al Libertador Simón Bolivar y, emitido por Julio Borges.
“Las aventuras del Dr. Marx Bolivita” es el título preciso del grotesco pasquín del que Julio Borges se valió para, sin una pizca de respeto hacia la figura de nuestro Padre Libertador, atacarnos.
Admitamos que él está en su derecho de atacar a la revolución bolivariana, de cualquier manera pero, excepto, faltándole el respeto a la memoria del Libertador.
Creo que los organismos (in)competentes del Estado seguirán de brazos cruzados al respecto, por lo que temo una respuesta desbordada del pueblo y eso sí que no me está gustando porque conlleva desestabilización. Pero, ¿qué hacer en este caso?
Bueno, creo que sí el pueblo logra asumir con determinación la mayoría determinante de la Asamblea Nacional, puede adelantar la depuración del Estado, tan necesaria e imprescindible-por una parte- y, por otra, obvia, evitar retroceder al estado de esclavitud.
No obstante, aparte de sustanciar argumentos como el referido pasquín lesivo al gentilicio patrio y esgrimido por el enemigo, y toda esa retahíla de argumentos que atacan a la Fuerza Armada de institución desmoralizada, no sería en vano advertir a los organismos incompetentes que, ya basta de impunidad.
El convergente ataque foráneo por parte del Departamento de Estado y del Pentágono gringo, conjuntamente con la ultraderecha europea, en contra de la moral de nuestra Fuerza Armada y de su razón de ser, el pensamiento del Libertador, no es casual. Y, que el lacayo Julio Borges ataque el mismo objetivo pero, desde adentro, tiene que llamarnos la atención.
Nota: Agradezco a los compatriotas que me suministraron el pasquín, porque, de otra manera, yo no me hubiese enterado.
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