La malinche María Corina Machado, candidata de la CIA, la USAID y de sectores del gobierno norteamericano, ante la avalancha de pueblo en el centro de votaciones donde le tocaba votar durante el simulacro de elecciones que organizó el CNE, quiso imponer su condición de candidata y no hacer cola y, por supuesto, el rechazo fue unánime entre las más de 500 personas que esperaban en el centro de votación, Liceo Gustavo Herrera, para sufragar.
Como hecho a resaltar en un centro de votación situado en el este de Caracas, la inmensa mayoría de las personas eran partidarias del PSUV. Aquello indignó a la malinche, traidora a la patria y, con el apoyo mediático de la extrema derecha, dio declaraciones altisonantes, mentirosas de que había sido agredida, agresivas contra el CNE, palabras cochinas y deshonestas, tratando de esconder el temor que la causó la seria posibilidad de su derrota, de no ser elegida diputada a la AN ante la escasísima presencia de sus votantes.
Si la demostración de fuerza que dieron las fuerzas revolucionarias y el pueblo en el simulacro de votación se repite el 26S exponencialmente y a eso se le añadía la escasa o casi ninguna participación de las fuerzas opositoras –muy marcada esa abstención en el este de la ciudad–, su evidente abstencionismo, la costosa campaña de la dama fascista y los apoyos mediáticos nacionales e internacionales con que cuenta en abundancia, no serán suficientes para obtener el triunfo deseado, como carta del imperio y quinta columna en el seno de la nueva Asamblea Nacional.
Pero es que, además, la pérfida señora que vendió su alma al diablo y se lanzó a fondo en el proceso subversivo y golpista contra el gobierno revolucionario todos estos años, tratando reiteradamente de crear un CNE paralelo con su organización SUMATE, no levanta vuelo como lideresa; carece de pegada, de punch, de carisma como dirigente; su imagen es un lugar común que no trasciende al igual que todos aquellos y aquellas figuras levantadas artificialmente, infladas mediáticamente.
María cochina Machado es una líder de cartón, una pseudo líder, sin tradición de lucha social, trabajo de masas, ni siquiera tradición profesional ni gremial. Una inteligente pequeño burguesa que ha puesto su talento al servicio de los explotadores de los trabajadores y de un imperio que pretende socavar las bases de la democracia participativa y del gobierno popular y, por supuesto, busca derrocar… o asesinar al presidente Chávez.
Cuando el pueblo la llamó, en el centro electoral, “malinche”, que fue la indígena azteca que entregó su pueblo a los criminales conquistadores españoles y quedó estigmatizada como traidora a su patria indígena como traidora, está dando en el clavo porque María Corina Machado actúa en política en función de los intereses de la conspiración del gobierno y el Estado norteamericano contra Venezuela. Aquella fotografía de la señora Machado con el genocida presidente Bush fue más que ilustrativa y habló por si sola de a qué intereses servía y sirve esta venezolana circunstancial, yanqui de orilla que vendió, como dijimos, su alma al diablo. Es una traidora.
Su discurso clasista es extremadamente pobre, de lugares comunes; carece de formación lingüística, le falta escuela de oratoria; el discurso gestual es igualmente pobre. ¿Qué indica todo ello? Una personalidad soberbia, como todo burgués y pequeño burgués que cree que solamente con el apoyo yanqui, el dinero de la USAID, de la CIA y del universo de votantes cautivos que supone tiene asegurados la derecha, es más que suficiente para ganar, que no necesita formarse, estudiar política, formarse como tribuna.
Evidentemente la aspirante a diputada sufre un marcado rechazo en el universo de votantes de su Circuito Electoral mirandino, eso se vio meses atrás cuando la MUD llamó al proceso eleccionario por la base y no hubo receptividad entre los votantes del sector opositor, un escuálido 9% apenas, porcentaje que pareciera haber disminuido en este simulacro, por eso la indignación, la no asimilación de las críticas y los señalamientos populares de traidora, y el mentir abiertamente como único recurso.
La derechista candidata no aprende; si así es como aspirante, ¿cómo será si, finalmente la eligen diputada, lo que ahora no luce muy probable?
Sobre ella pesa la decisión del Tribunal Supremo de Justicia que condenó a su organización, SUMATE, como un partido/ONGs que está al servicio de una potencia extranjera. Ya ella no aparecía ahora que es candidata como dirigente principal de la organización reconocida como empresa al servicio del gobierno norteamericana.
(humbertocaracola@gmail.com)