Todos los venezolanos, conocemos de la permanente estrategia de la oposición para defenestrar al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, líder de la Revolución y guía para la organización del poder popular, expresado en los consejos comunales, las Comunas y toda la red social. Esta realidad, tiene de puntillas al sector más comprometido con la burguesía parasitaria, aliada al capital transnacional y la oligarquía heredera de los abolengos y prejuicios sociales de los más atrasados que se conozcan en la America Latina. Personalidades públicas, intelectuales del poder dominante tradicional, seguidores y dirigentes contrarios a los planteamientos de cambios a favor de las mayorías desposeídas, sufren una verdadera crisis de conducta, al ser influidas por las atroces propagandas, en contra de la organización del pueblo por sus derechos. Argumentan los fascistas, que van a perder sus bienes para que los disfruten los bandidos, flojos, comunistas, tierruos y ahora chavistas. Calificativos con el mismo sentido despectivo, peyorativo y deslegitimador de las causas libertarias por justicia e igualdad. Lo evidente es que la sociedad busca su equilibrio.El fragor de la campaña electoral para las elecciones del próximo 26 de septiembre de 2010, conduce a un desesperado esfuerzo del oposicionismo, para debilitar la conciencia y esconder los logros de esta revolución. Por ello se han fijado en dos elementos claves de la sociedad venezolana y que afecta al mundo entero: el factor alimentario y la inseguridad. Desataron una fuerte publicidad y utilizan medios de comunicación para ensuciar la verdadera naturaleza de PDVAL y los mecanismos de efectividad de los organismos de seguridad del Estado en contra de la delincuencia. Todo gira en el círculo de la disociativa agenda de impacto psicológico negativo. Concebido para afectar la siquis del venezolano en contra del proceso revolucionario. En unos, para neutralizar sectores pro-Chávez, en otros para acrecentar el odio, el racismo y la discriminación social. Es la continuidad de la acelerada y deformante operación de guerra comunicacional, con el objetivo claro y contundente de hacer real la falsedad que mediante la manipulación mediática se masifica como información. Las recientes imágenes publicadas por los diarios el naZional y talcual, manifiestan terrorismo, inseguridad, desorganización y violencia brutal. El Plan “B”, es permanente, no creen en la participación democrática, pero lanzaron sus candidatos. Buscan desprestigiar indirectamente a Chávez, señalando el horror de una morgue, sin respetar a las familias y la ciudadanía en general. El Estado debe tomar control para evitar que el fascismo siga utilizando temas noticiosos para conspirar y desestabilizar al país.
Otro instrumento para hacer más efectivo el plan, es la infiltración dentro de los organismos gubernamentales, instituciones y estructuras de organización social y partidos de la revolución de sectores que en medio de un conflicto generarían una implosión social, acelerando el caos y colocando en situación de peligro todo lo que se ha venido construyendo en estos años.
Una vez que los sectores de oposición comprendieron que sus estrategias de sabotaje y enfrentamientos no dieron los resultados esperados , redimensionan el discurso hacia una búsqueda de la paz y la tranquilidad, acusando al Presidente de Venezuela, algunas veces de manera solapada y otras directamente, de ser el causante de la violencia. Colocando a directores y periodistas de los medios de comunicación privados, como las víctimas. Estos medios se convirtieron en partidos opositores tan putrefactos como sus malas intenciones y sus banqueros ladrones. Ellos han desatado el odio, racismo, fobia social, homosexualismo, el consumo irracional, el culto a naciones que promueven la guerra e invasiones a otros países. La defensa de esta revolución debe ser profundizada. Los planes de de intervención militar y golpe de estado, están en el plan “B”.
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