¡Canastos, qué vaina es esa, a mí no me vas a meter embustes, a otro perro con ese hueso!
Esa era más o menos una de las tantas expresiones tan bonitas con las cuales Celedonia me recriminaba cada vez que yo trataba de meterle mis embustes tan buenos.
Yo ignoro que vaina es Satu Quo pero, pienso que se trata de algo inconveniente porque quienes lo esgrimen, lo hacen de burda manera, distinto a como yo pretendía meterle embustes a Celedonia y, ella, no obstante, me cazaba en la maniobra, tan bueno.
La diferencia en lo comparativo, reside tal vez en que yo nunca armé mis embustes ante Celedonia, para agredir sino para defenderme. En esa entonces, la palabra de un hombre era un documento tal como la palabra de un gallero dentro de la gallera. ¡Tanto y cuanto!
Pero hoy, la palabra ha perdido buena parte de su valor, por tipos como Enrique Mendoza, cuyos burdos embustes nada tienen que ver con la ética del pueblo.
Tú nunca enamorarías a una mujer sí antes no le metes un embustico tan bueno, eso es cierto pero, esa es otra cuestión. La Patria, en cambio, es un asunto de suprema consideración, más que sagrado, real y concreto.
Ricky Martin, por ejemplo, canta claro. Él dice defender a Puerto Rico y eso es admirable.
¿Puede Enrique Mendoza imitar a Ricky Martin?
¿Para que sirve Enricky Mendoza?
¿Ah?
¡¿Se las da de Rock Hudson pero no llega a Ricky Martin?!
¡Dígalo ahí!
…………….
¡Qué desperdicio!
¡¿Se perdió esa cosecha?!
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(y viceversa).