El periodista y columnista Luis Daniel Álvarez V., ficha del gobiernero y traidor Alberto Jordán Hernández, quien fue diputado con los votos del MVR, al igual que muchos otros del podrido partido MÁS, salió tirando dardos venenosos, contra nuestro Presidente Chávez, pero amparándose en la ambigüedad, como de costumbre, me hizo recordar un cuento que el mismo Jordán Hernández, echaba en los pasillos del MAS en la Av. Miranda, cuando esperaba turno para que Tablante lo atendiera. Apenas abría la boca, los masistas decían ya viene Jordán otra vez con su cuento: “Yo conocí a un señor muy serio que se ponía bravo y le tiraba piedras a quien lo llamara “cara e vaca”. Y un día un buen jodedor, lo saludó diciéndole: “Buen día, señor mantequilla”. No le respondió el saludo, sino que continuo caminando y analizando el saludo. De repente, se paró y exclamó, ¡un momento!, creo que se burló de mí, porque la mantequilla sale de la leche y la leche de la vaca, ese carajo me quiso decir: “cara e vaca”. Así anda Luis Álvarez, con ambigüedad e ironía politiquera, tratando de llamar al Presidente cara e vaca, (con todo el respeto que nuestro máximo líder se merece), pero se equivoca, aquí no hay totalitarismo, ni autoritarismo, creo que más bien, hay exceso de democracia verdadera, y si el pueblo logra asimilarla, no sólo los opositores más nunca volverán, sino que más nunca se sentarán en una silla de alcalde o de gobernador. Simplemente porque en ellas, estarán sentado el pueblo organizado en el poder popular comunal.
Álvarez está llamando a la rebelión en masas, cuando en
su artículo del 30 de diciembre de 2010, publicado en el Diario El
Universal, afirma que: “…La situación en el país es alarmante.
Pareciera que lo que viene ocurriendo es el punto que debería provocar
la salida de la gente a la calle a exigir sus derechos y a reclamar
la salida de un Gobierno abusador y represor. “Y al final del artículo,
lo disfraza como queriendo decir que no se está refiriendo al Presidente
Chávez, sino al Presidente de Bielorrusia. Yo le llamo a eso
cobardía, bueno que se puede esperar de cualquier traidor, haciendo
honor al dicho ese que dice: “Dime con quién andas y te diré quién
eres”.
Resentimiento
visceral
¿Cuál es la envidia, que le tienen los opositores, al Presidente Chávez?, ya ustedes tuvieron sus cuartos de horas. Cada mandatario o funcionario de elección popular, ya sea en lo municipal, estadal o nacional, tuvo su amado o amada amante, no podían ver una joven bien parecida en un barrio, porque enseguida le caían encima y con operación colchón, le daban dádivas o limosnas. Toda esa perversidad, quedó en el pasado con los parásitos opositores, llámese AD, COPEI, PJ, NT o como se llamen. Ahora las jóvenes, como dice la canción de Alí Primera, se han casado con sus trabajos y estudios, para no repartir más sus sexos y crecerán sus muchachos. El Periodista, columnista, además jefe de redacción del diario El Universal, ELIDES J. ROJAS L. el pasado miércoles 22 de diciembre publicó un artículo titulado: “Gracias Chávez por hacerme feliz” donde descarga con odio visceral, una enorme cantidad de estupideces, y vamos a estar claros, lo publica porque se lo han oído a Henry Ramos Allup. Por cierto, no estaría mal que este personaje, lo dijera con su estilo propio, porque también quiere que Chávez lo haga muy feliz. Por eso el resentimiento visceral o anal que tienen contra la revolución. Y si no, saquen ustedes mismos, sus propias conclusiones, con este extracto que textualmente reza: “… “Estoy muy feliz y contenta. Hoy recibo este apartamento para mí y mis hijos. Mi marido no sé por dónde anda desde hace años, pero ya vendrá otro. Cualquier cosa, yo sé que usted nos regalará algo". "Gracias por la comida, los baños, los zapatos y las caraotas. La casa la espero próximamente, yo confío en que no me fallará.
A propósito, cuando pueda me manda la ropa limpia que no tengo ganas de lavar este mes". "Excelente el sancocho que nos mandó ayer desde Miraflores. Le faltó un poquito de sal, pero en general estuvo muy bien. De la casa nada todavía". "Chávez, ¡préñame! ¡Quiero morochos! Llévame contigo. Como diría el camarada Mario Silva, están al borde del extremo de la locura. Y yo digo, que ya no juegan con el estiércol, sino que también se la comen y tiran piedras embarradas. Hasta la próxima.