Confesiones de una violación anunciada

Creí ingenuamente que lo más escandaloso que había leído recientemente en cuanto a la realpolitik venezolana, eran los informes de Wikileak. Pero me equivoqué. Sin presiones ni azuces, Henry Ramos Allup en una entrevista concedida a Clodovaldo Hernández y publicada en el diario Ciudad Caracas que dirige Ernesto Villegas el día 09 de marzo de 2011, aseveró que la oposición conocía del golpe del 11 de abril de 2002, al menos una semana antes. “Es mentira que ese decreto cayó del cielo, lo habíamos visto todos, una semana antes”, dijo al referirse al Acta de Constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional, donde se nombraba como presidente a Pedro Carmona Estanga, se disolvían los cinco poderes públicos y se le cambiaba el nombre a la República.

Mucho fue lo dicho en aquella oportunidad sobre el desconocimiento absoluto de lo que, el más prominente abogado administrativista y constitucionalista del país, Allan Brewer Carías, había presuntamente redactado. Ese infatuo decreto, que después de conocido, nadie se quiso atribuir su autoría y conocimiento, pero que luego de las declaraciones de Ramos Allup, queda bien en claro que no era desconocido por lo que él llama “todos”.

Las reacciones no se hicieron esperar desde el seno de la “Unidad”. Julio Borges, recientemente condecorado por ser fundador de Primero Justicia en la sesión especial del Consejo Legislativo del Estado Bolivariano de Miranda ya aclaró, un día después de conocida la entrevista hecha a Ramos Allup, que no conocía el decreto, que de su existencia se enteró por los medios de comunicación. Sin embargo es extraña esta afirmación, pues la actuación de Borges y sus otros compañeros de partido de Primero Justicia fue activa en medio de las acciones violatorias del Estado de Derecho, que se dieron posterior al 11 de abril. Incluso, Leopoldo López, quien para el momento no había sido expulsado de Primero Justicia, no sólo fue partícipe de los hechos del 11 y 12 de abril, sino que firmó el decreto que según Borges desconocía. Y como si fuera poco, Leopoldo Martínez, militante de Primero Justicia, fue designado como ministro de Finanzas, del gobierno de Carmona Estanga.

Así que “su partido” tal como declaró a los medios de comunicación, estaba informado, pues uno de sus militantes fue nombrado ministro y otro firmó el decreto, que supuestamente no conocían, y me parece algo insólito que se firme algo sin conocerlo previamente, sobretodo tratándose de un documento de tan importante contenido. Incluso, el video que se transmitió en la noche de 2002, no pareció ser hecho en forma espontánea y movido por el furor del momento.

Pero otorgándole el beneficio de la duda, esta afirmación puede demostrar dos cosas: o miente, o fue un tonto borrego útil sin liderazgo al servicio de intereses superiores. Sin embargo, me cunde la duda de porqué reaccionar tan temprano a las declaraciones de Ramos, pues no estaba forzado a hacer ninguna declaración, y a veces aclarando se oscurece, sobre todo cuando no se pide que se haga.

Seguramente, algunos otros dirigentes opositores puedan reaccionar de forma muy similar a la de Borges, pues nada más y nada menos es la aceptación de complicidad en la conspiración para cambiar violentamente la Constitución, siendo uno de los momentos más grises de la democracia contemporánea en nuestro país.

Pero mi mayor incertidumbre es cómo van a reaccionar las instituciones venezolanas, al conocer lo aceptado por Ramos Allup, pues como bien sabemos es un delito que se le ha imputado a quienes se les comprobó su participación en los hechos de abril de 2002. Tanto así, que a Brewer Carías se le abrió un proceso judicial en su contra por ser el redactor del decreto, y considero, sin endilgarme dotes de jurista, que la complicidad debe ser también penada.

Creo que es importante una actuación seria y apegada a ley, pues luego de lo dado a conocer en la entrevista publicada por Ciudad Caracas, queda clara la culpabilidad del delito de complicidad de Ramos Allup y a quien él denomina como “todos”. Principalmente, cuando los hechos del 11, 12 y 13 de abril, forman parte importante del relato y la retórica de muchos dirigentes psuvistas, los cuales imagino no se quedarán de brazos cruzados frente a tamaña confesión.

Lo que si no me sorprenderá, es la reacción que pudiera adelantar los grupos opositores, si las instituciones venezolanas, repito, serias, reaccionan frente a estas declaraciones. Es conocido que las nuevas tendencias de la moda mediática opositora para protestar, son las huelgas de hambre sin hambre, sobre todo aquellas que buscan que el Estado sea más impune. No creo que en este caso vaya a ser distinto.

Finalmente, me llama la atención el momento en que Ramos Allup da a conocer tales declaraciones. Justo cuando se han empezado a perfilar los candidatos a las internas de la MUD (que por cierto luego de este bombazo, de unidad y de democrática poco tiene), y en la cual ya Ramos ha manifestado su intención de participar. Por otra parte, queda claro que las características de estadista, prudencia, inteligencia y sobre todo valentía, no son dotes que ha demostrado Julio Borges. Por el contrario, deja clara su experticia por demás comprobada en la fotografía de cabellos y peinados, así como del ejercicio de bravucón frente a personas mayores.

farith15@gmail.com


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Farith Fraija

Magíster en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos. (Chile, 2006) Licenciado en Ciencias Políticas y Administrativa (UCV, 1999). Asesor en temas de Políticas Públicas, Docente-investigador, locutor (RNV, La Cima 96.7FM) y columnista del Diario La Región.

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