HAY HECHOS EN LA HISTORIA QUE DEFINEN POSICIONES, actitudes de
gobiernos y de gobernantes, también de líderes de oposición. Este
escribidor no escribe esta columna para hacer recuentos históricos. Le
basta con señalar datos. Con invocarlos. En países europeos, por ejemplo
en Francia, parte importante de sus dirigentes, de sus intelectuales,
de la clase media, se plegaron al nazismo y fueron cómplices de los
ocupantes alemanes. Cuando se produjo la derrota de Alemania, algunos
fueron juzgados por colaboracionistas, sentenciados unos a largas o
cortas condenas y otros a la pena de muerte. El espectro incluyó, desde
el héroe de Verdún, el mariscal Pétain, hasta Pierre Laval.
¿QUÉ OCURRIÓ EN FRANCIA AL IGUAL QUE EN OTROS PAÍSES ocupados
como Dinamarca, Noruega, etc.? que simplemente existía una
quinta columna. Es decir, sectores de la población partidarios del
nazismo que no tuvieron escrúpulos para colocarse al lado de los
invasores y en contra de los patriotas, de los defensores de la
soberanía nacional, es decir, de la resistencia. Los emblemas de esas
posiciones fueron, por un lado Pétain, y por el otro De Gaulle.
LOS COLABORACIONISTAS ERAN LOS QUE NO SENTÍAN LA PATRIA, que asumieron con agrado la ocupación y que a lo largo de la historia siguen siendo los mismos.
SON LOS QUE A LA DISTANCIA DEFINEN UNA POSICIÓN A PARTIR
de acontecimientos que ocurren en la actualidad. Ejemplo: Lo que pasa
con la agresión contra Libia, ese pequeño país del norte de África,
contra el cual se conjuran las potencias imperiales, EEUU y la Unión
Europea, con el pretexto de combatir una dictadura y con ello apoderarse
de sus ricos yacimientos de petróleo y
gas.
EN LIBIA HA OPERADO LA QUINTA COLUMNA. Los
rebeldes no tienen la menor idea de patria. No les importa que Libia sea
arrasada, destruida, desmembrada y despojada de su petróleo. Y lo
interesante del caso es que ha servido para desenmascarar en otros
lugares del mundo a los sin patria, a los apátridas, a potenciales
traidores.
SE ESTÁ VIENDO EN VENEZUELA. POLÍTICOS, MEDIOS DE COMUNICACIÓN,
profesionales, analistas, aplauden sin rubor la agresión contra Libia.
En el fondo lo hacen porque ansían que esa experiencia se repita en
Venezuela. Ya una vez, durante los dramáticos acontecimientos del año
2002, una dama ex guerrillera –casi siempre los tránsfugas son los
peores– no tuvo inconveniente en declarar que prefería un general gringo
en Miraflores en lugar de Chávez. La intención que se ocultaba en esa
frase se reaviva por estos días con los ataques a Libia. En el fondo
la euforia es consecuencia del indisimulado deseo de que suceda lo
mismo aquí. Si no en este momento, más adelante; por ejemplo, cuando
Chávez derrote otra vez a la oposición en las elecciones de 2012 y la
ilusión que en la actualidad embarga a los apátridas por la posibilidad
de ganarlas, se convierta en desoladora decepción. Los veremos de nuevo
en Plaza Altamira, clamando por salvadores de afuera.-