El ex embajador gringo en Venezuela, el golpista William Brownfield, sapeó ante su gobierno al viejo adeco Henry Ramos Allup y en un mensaje que le enviara al Departamento de Estado, informaba a sus superiores de las políticas del partido Acción Democrática de pedirles billetes verdes, becas y cuanto tipo de ayuda pudiera otorgarle el imperio a sus viejos y muy útiles aliados de la Cuarta República durante los muy largos, lóbregos y entreguistas 40 años que ésta duró.
Los yanquis del gobierno de Obama, con la artera secretaria de Estado Hylary Clinton, vistas las amenazas a sus intereses estratégicos electorales en Venezuela con la “osadía” de Ramos sobre sus manipulaciones sobre las candidaturas de la derecha –la suya incluida, por supuesto–, soltaron por mampuesto, como quien no quiere la cosa, para tratar de callarle la jeta por lo que consideran sus imprudencias, hizo que el diario conspirador español, la cloaca mediática que llaman El País –lo que evidencia con ello algún tipo de nexo y coordinación con el gobierno norteamericano–, publicara el telegrama del exembajador, que era secreto hasta el momento en que wikileaks se lo mandó al diario español, dando cuenta de la gravísima y poco patriótica pedigüeñería del partido blanco y en particular de Ramos a quien tilda de todo lo que se ocurrió decir al funcionario de la forma de ser del líder blanco, la mayoría ciertos.
Claro, cuando de repartir dinero a sus aliados, mejor dicho mercenarios, se trata para que defiendan la democracia occidental contra el comunismo, vale decir, sus intereses, el imperio yanqui no tiene reparos, es generoso en sus dádivas para la conspiración a la derecha criolla, así ha sido todos estos años del gobierno de Chávez; hay suficientes datos, nombres de individualidades, partidos de derecha y otros que se dicen de izquierda, grupos y grupúsculos, todos mercenarios; cifras de las cantidades de dólares entregados hay por montones. De eso se ha encargado la valiente Eva Gollinger de desentrañarlo y publicarlo.
Lo interesante de todo es que por las trazas del telegrama delator, el golpe que le asesta el imperio a Ramos es un dardo –sólo eso, por ahora– para que modere su discurso, deje entrometerse o pretender decidir cuál es la candidatura de la derecha para 2012 y dividir más la misma. Es evidente que el imperio se reserva para sí esa decisión trascendental, ésta no es nacional. Como se dice en criollo, el metiche de Brownfield le dijo de todo a Ramos Allup, menos bonito. Los insultó como les dio la gana y tuvieron que calárselo.
¿Qué pensará el vámpiro Ledezma, el bobo de Pérez, cañita Álvarez Paz, Borges y los 100 o más precandidatos de esa colcha de retazos que es la contrarrevolución escuálida de eso que parece una decisión del imperio, es decir, que el candidato para enfrentar a Chávez lo impondrá el gobierno norteamericano. Ni siquiera un candidato nacional, elegido aunque fuese sino por las bases, por consenso. ¿Para qué, entonces, sirven unas elecciones primarias de los opositores en febrero de 2012, como las impuso Ramos Allup y AD, si ya la Malinche María Corina o alguien con más lobby que ella en Washington, tiene el mandado hecho?
¿Cuántos otros secretos no tendrán los norteamericanos de esa podrida contrarrevolución, secretos con los que los van a chantajear, arrinconar si se salen de la línea de su amo? Ya demostraron que no tienen escrúpulos, ni amigos, ni aliados, sólo cipayos, subordinados o mercenarios. Si nosotros ponemos los dólares –dirán– también ponemos la música, es decir, ponemos el candidato, ese es asunto nuestro, Venezuela y sus riquezas son asunto nuestro.
Ni Ramos Allup, ni Pedro Pablo Alcántara o Víctor Bolívar –miembros del partido subsidiario de AD, un Nuevo Tiempo– y el cascarón vacío de AD se esperaban ese gancho al hígado por parte de quién vino, el gobierno norteamericano, sus panitas burdas de ayer. Así paga el diablo y es bien bueno que se traguen ese aceite ricino que ellos les dieron a beber a los revolucionarios durante años. Si hubiese sido un líder con un ápice de dignidad, incluso de astucia, aunque fuese por demagogia, levanta alguna de las banderas antimperialistas que AD izó por poco tiempo en los años 40 del siglo XX para enfrentar lo que tiene todas las trazas de ser una agresión. Pero eso es mucho pedir; Ramos es tan estúpido o tan idiota o está ya chocho que en vez de responderle al soplón de Brownfield que lo pajeó, lo que hace es atacar a Chávez; ¡hay que tener vo… luntad! ¡Toma tu tomate líder de pacotilla, mercenario, anti patriota, traidor al pueblo!
Otro hecho a destacar es que el viejo diplomático Brownfield –cuadro estelar de la CIA en Latinoamérica– que aparenta ser muy astuto, al revelar la solicitud de dinero por parte de AD, un Nuevo Tiempo, El Nazional y otros grupúsculos de la derecha criolla, trata de ocultar lo que ha sido en verdad una política de los gobiernos norteamericanos de los últimos tiempos, financiar la contrarrevolución oligarca y política, la subversión, los golpes de Estado como el del 11 de abril de 2011 contra el presidente Hugo Chávez.
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