Cada día que pasa, descienden al abismo, se hunden inevitablemente, seguidores del flautista de Hamelin, se precipitan a las entrañas de un lúgubre sima, del cual no podrán emergen otra vez. No dan con pie en bola. Permanecen en un radio de 390º girando como orates, balbuceando, emitiendo sonidos incongruentes, habitantes famélicos de una torre de babel caída, por culpa de una sinrazón pensante que no consigue taladrar los cimientos cerebrales de un pueblo que ya no cree en aves en estado de preñez.
Desde que se instalaron otra vez en la AN, buscando nidos a sus polluelos enfermizos, los diputados de la oposición, son una poesía a la mediocridad. Afortunadamente esta vez, tienen a su lado a una dama de cuyo sentido de la orientación muchos dudan, pues es sabido que antes de que la inocencia la colocara en ese recinto del pensamiento político, ni siquiera sabía que era AN. Le quedó grande la gorra, en pantalón se le ve ridículo, es una payasa sin alma, sin afecto, sin colores que llamen la atención ni al niño más travieso, empero a ellos, los hombres, les divierte verla ahí, con su rostro de anciana “jai”, tratando de llegarle a un pueblo al cual no pertenece. Es un ser invisible, una celosía cubierta de telaraña, una fantasía inexistente. Debe renunciar si es que tiene autoestima, por honor a la inteligencia.
Sus pares hombres además de ridículos, pertenecen al anacronismo. Nadie en su sano juicio será capaz de analizar los sonidos que emergen de sus bocas, porque a los seres analíticos les está vedado perder su tiempo en estupideces. Oponerse a que el pueblo tenga su vivienda es una aberración, una enfermedad, una maraña de salivas almibaradas de bacterias. Negarle al César lo que del César es, identificarse con la mediocridad más perversa, porque el pueblo es sabio para entender, que no es propio del siglo XXI seguir soportando la misma tónica del abuso. Ellos, los diputados, que no son más que una colmena de ineficaces, de brutos, de asnos con dos pies, porque siempre han vivido bien, no toleran que éste, el pueblo los equipare en justicia y en equidad.
PERO ELLA María Corina, gira su vista a todos lados. Ve que en Argentina gobierna una mujer, que igualmente en el Gigante del Sur, Brasil lo hace otra y no olvida a las otras que gobernaron en Nicaragua, en Panamá y piensa que “su era ha llegado”. Sus amigos de curules, tienen las mismas ambiciones, pero María Corina es una chica que no tiene ningún interés en conocer la idiosincrasia de los pueblos de América. He ahí su gran error. Utilicemos el presente para escribirle a esta hijita de una mami, tenista y jugadora de canasta en los country y de un papi dueño de una empresa donde murieron varios venezolanos sin que hasta los momentos, uf, nada se ha hecho por sus familiares, que el pueblo evidentemente conoce los currículos de las mujeres que quieren gobernar.
Dilma, la Presidenta de Brasil, es una eterna luchadora. Su juventud la pasó entre las paredes de varias cárceles y cuando logró alguna vez, la libertad, era acosada día y noche por la misma clase a la que pertenece la venezolana MARÍA CORINA: la burguesía racista, segregacionista, la aristocracia, la rica, la millonaria. He ahí su primer pelón. Con Dilma la comparación es, evidentemente, desproporcionada, tanto intelectual, social, como políticamente: dos polos opuestos. Dilma ama a su pueblo. Una de sus primeras anotaciones en su agenda, es acabar con la pobreza que sume a sus gigantesco Brasil. Dilma ha vivido y luchado por los pobres. Por ellos vive, sufre y piensa, ¿A cuáles barrios, cerros, aldeas, bloques y superbloques, parroquias y caseríos ha ido María Corina desde su juventud? ¡El pueblo no es gafo!, ella que ni sabía donde queda la esquina de San Francisco?
Con Cristina Fernández, nada que ver. Es antagónico el sonido que emite el pensamiento de Cristina con el de Maricorina. No se trata de minimizar a Maricorina, pero la diferencia es muy evidente. Cuando a Cristina Fernández le reprocharon su vestimenta que no pertenece a las casas de grandes modistos, contestó a esta imbecilidad: “No quiero complacerlos al vestirme de mujer pobre”. La presidenta argentina ha sido un ejemplo al valor femenino, a la obra social, al patriotismo a su nación. Es ágil, astuta, inteligente, sana, incansable, la historia le tiene un puesto en sus páginas, para cuando su obra de gobierno logre ser comprendida por el mundo y, claro, por sus queridas argentinas y argentinos. Maricorina al estar en contra de las masas populares, tratándola demagógicamente, apretujada entre un cerro de carcamales sin talento, no llegará a otro lugar que no sea a aquel que dice…”por aquí pasó, por aquí desapareció”
LOS FARISEOS DIPUTADOS del curul de Mari corina, carecen de ética social. Lo de ello es el dinero, la francachela, el cuanto hay paeso, poseen una extensa historia de golpistas, de insensibles, de enemigos de la clase pobre. Están ahí por el voto de quienes anhelan el regreso de Fedecámaras al gobierno para que acabe con todos los avances que ha logrado el pueblo con la revolución ¿creen ustedes que los ricos va aceptar que los pobres cobren cesta tikets? ¿Ignora usted que ellos son los dueños de las fábricas? Mari corina y su combo catódico, no son presente, son fétidos vientos que alguna vez envenenaron la atmósfera del pueblo
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