El TSJ, en sala constitucional, decidió lo que debía. El sancionado por la Contraloría General de la República, sigue tal como estaba antes que la CIDH metiese su cucharada en plato ajeno. Nada nuevo hay. Puede ejercer con libertad sus derechos políticos; no los ha perdido. Tanto es así, que actúa como promotor, fundó y dirige un partido, dice y hace lo que le venga en gana, nadie le cuestiona y menos se lo impide y anda en campaña del timbo al tambo. Lo que no puede es repetir lo de antes; invadir embajadas, trancar autopistas, despojar a conductores de sus vehículos y atropellar ciudadanos como hizo con el ex ministro Rodríguez Chacín.
El asunto es que está inhabilitado para ejercer cargos. Si le eligiesen presidente, el TSJ tendría que considerar el asunto bajo otra óptica. Siendo así, por elementales razones de soberanía, no hay pá donde coger. La CIDH no tiene velas en ese entierro y López nada valedero que decir.
De modo que el juego recio está ahora en la mesa de la MUD. López, por su propio razonamiento, agallas e intereses, no va a desistir de su precandidatura. Necesita y le conviene medirse, más ahora cuando la decisión inobjetable del TSJ, podría aumentar su imagen de mártir, no como para ganarle a Capriles o Pablo Pérez, pero sí aglutinar una votación que le permita ofertarse en el mercado MUD en mejores condiciones. Ahora mismo, su valor en el mercado libre de los votos opositores, todos los precandidatos estarían dispuestos a ofrecerle mucho, “¡cuánto quieras!”, a cambio de su apoyo activo. En la MUD, ahora mismo, alentados por algún croupier de los que allí abundan, podrían estar abriendo juego; “¿quién da más?, pujen duro, más duro, que Leopoldo escucha ofertas”. La demagogia misma o gesto politiquero opositor de sus contendores, que se “desgañitan” defendiendo “sus derechos humanos”, contribuyen a redimensionarle en el mercado.
Hasta por orgulloso pudiera ocurrírsele lanzarse por su cuenta si no gana en la oposición, pues no faltaría quien le estimule y caliente la oreja. En reciente declaración garantiza que llegará a las presidenciales.
Pero además, circunstancias que podríamos llamar atípicas, generarán mucha incomodidad en la MUD, donde sus viejos jerarcas, como Guillermo Aveledo o Ramos Allup, no ven con muy buenos ojos al líder de VP, por sifrino, lechuguino y recién llegado. Sin profundizar en que según encuestas, mucha gente de AD y otros partidos, no estarían dispuestos a votar por él, antes preferirían a Chávez. ¡Es un asunto de clase! Por ello no es descartable que en la MUD le hagan jugada para él inaceptable.
Dato significativo es lo del PPT, donde parte importante de su dirigencia considera impropio apoyar a Capriles. Éste y López, son como el pavo y la pava. ¿Cómo juntar esas partes?
Por supuesto, no es como López dice insistentemente sin creérselo, que despierte temor en Chávez. Para el presidente nada significa. Pues, tal como anuncian las encuestas, hasta las muy conocidas opositoras, la ventaja suya, no sólo es grande, tanto que hasta uno se asombra, sino que cada día que pasa aumenta. Hable o calle. Se exhiba físicamente o su discurso inagotable, como lleno de salud, o anuncie que viajará a realizarse unos exámenes necesarios, con lo que a uno crea incertidumbre, pese a todo, en las encuestas sube cual espuma. Aparte que si comparamos los números que las encuestas arrojan a favor de Chávez con las correspondientes a sus opositores en conjunto y en particular con respecto a cada uno de ellos, la diferencia es casi abismal.
El conflicto está la MUD. En esa mesa, se ha servido una papa caliente. Saltará de mano en mano porque quema. Es un negocio en el cual cada quien y sobre todo López procurará los mejores beneficios y hasta podrá decir “a quién más votos saque, distinto a mí, no le arriendo la ganancia.”
¡Ah!, se me olvidaba. MUD, López y CIDH, perdieron una bandera y quedaron con asta en mano.