Los cinco de la MUD lo pensaron mejor y decidieron admitir a Pablo Medina como atrilero, luego de haberle dado una patada en el parachoque trasero.
La política es en mucho un juego de ajedrez en que, a veces, hasta el Rey da un paso atrás para poder ganar.
Evoco el pesado “ritornello” de la “meritocracia” pedevesiana del paro petrolero: ¡Ni un paso atrás!
Si esa cáfila hubiese dado un paso atrás, entonces, ahora muchos de sus integrantes no estarían haciendo de “baby-sitter”, lavacarros, lavaplatos, putas y maricones, en Miami sino que estarían trabajando en nuestra empresa petrolera, con buen estipendio, pero, así les pasa a quienes tienen la cabeza en otra parte.
¡Bolsas es lo que son!
El caso de Pablo Medina es patético porque si bien es verdad que él está en Venezuela, no en Miami, no obstante él no se respeta a sí y se arrastra frente a la plutocracia que habita en la MUD, para que lo dejen figurar como posible candidato presidencial, a sabiendas de que se trata de una cuestión de dinero que él pareciera no tener. ¿Qué busca?
Pablo Medina me hace recordar episodios duramente lamentables que nos empujaron a muchos de mi generación, a pelear por la liberación del pueblo venezolano.
Era un barrio miserable, a finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, se llamaba “Barrio la Casimba” en el que las niñas se prostituían y, al preguntárseles cuanto valía el fogonazo, ellas respondían algo como: “Dame para una papeleta de Café (“Caballo rojo”) y una papeleta de azúcar”.
Rómulo Betancourt, para entonces presidentico de Venezuela, se paseaba con Nelson Rockefeller por el Campo de Carabobo, “repartiendo” títulos de tierra a los mismos campesinos a quienes posteriormente Pompeyo y Teodoro pagaron sueldos, así lo digo, sueldos, para que nos acompañaran a recuperar las tierras usurpadas por los terratenientes, pura farsa.
¿Cómo iba a sostenerse la lucha de los sesenta, contra el imperialismo chupasangre, si muchos de nuestros hombres eran pagados a sueldo?
¡Gracias, Pablo Medina, por permitirme recordar esos duros años de la lucha que no se olvida, tú eres como una de esas niñas puticas que nada sabían de sí mismas ni de la sociedad en la que luchaban para sobrevivir!
¡No pasará, el bolsiclón, la chamba es para pagar su propia debacle!
¡Da asco!
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