A menudo leo y escucho que la oposición no tiene proyecto de país, cuestión que me parece altisonante, veamos porque. Es el caso que, aunque no lo dicen ni lo diràn, el mismo se reduce a la nueva tradición socialdemócrata y neoliberal del como conciben al país, todo lo vemos sumamente claro, la vuelta a la forma de hacer política y relacionarse con la sociedad los hace vulnerables a los pedimentos de la oligarquía interna y factores externos, fundamentalmente inspirados por la servidumbre republicana-democrata de USA y sus congéneres europeos. De allì, deriva toda la suerte de lo que los demás desean que se haga en Venezuela y mas allà.
El proyecto de país que tienen no es nada distinto a lo que conocemos de su gestiòn, con la diferencia que en esta oportunidad pretenden volver con la carga de odio por los privilegios no disfrutados en estos últimos trece años de revolución bolivariana. La derecha nunca perdona esto, en consecuencia, en el caso venezolano y de otros países latinoamericanos, la ansiedad por el poder real los delata de manera ostensible, dejando al desnudo cada vez que tienen la oportunidad, lo que en sus mentes se mece, de tal manera que, hasta no se hace necesario y nunca lo harán plasmar en un documento, lo que realmente desean a juzgar por ciertos tips, dejados escapar, producto de su desesperación permanente lo que los hace indudablemente peligrosos, reflejando las verdaderas intenciones, por ejemplo, me ponen a pensar, cada vez que alguien del proceso, inclusive el mismo presidente opina que hay factores democráticos en el seno de la oposición, cosa que descarto, sin animo sectario. Para ello, me voy al concepto de demócrata tradicional haciendo parangon con lo que hoy dia se conoce o se difunde como lo democrático solo es lo que me conviene, sino no lo es. En el caso de la derecha venezolana, esta, nunca había actuado o intervenido directamente en el mundo político, siempre tras bastidores ostentaban el poder detrás del trono. Ahora bien, en el presente caso y de acuerdo a las posiciones adoptadas por lor los precandidatos de las primarias, hay una permeabilidad real de las intenciones aderezadas por las castas oligárquicas de lo que se debe hacer, apuntalados por la estrategia del imperio, de apoyo directo.
Una especie de tercerización, o de mandado a hacer, de estricto cumplimiento los hace incapaces de prometer algo mas allà de su estructura mental societaria, de entrega del país, de subordinación, de defensa de intereses de quienes quieren ponerle definitivamente la mano a los recursos de todo tipo existentes en nuestro país.
De tal modo, que no es necesario que presenten a lo tradicional el país que pretenden gobernar en un programa a lo electoral, entre otras cosas, por el no cumplimiento de lo que puedan elaborar y prometer. El programa no es electoral, ni político, ni de proyecto de país, solo se trata de llegar al poder por cualquier via y hacer en el todo lo que rompa con los logros alcanzados en materia económica, social y cultural, es por ello, que no podemos permitir que vuelvan, lo que significa entonces, que el paso hay que redoblardo y no desmayar en el triunfalismo, por el contrario, la profundización se hace cada vez mas necesaria y debe venir contenida en el plan 2013-2019.
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