Los muchachos habían pensado, para celebrar el próximo fin de semana, darle candela a I$$$mael GarCÍA y, al efecto, hicieron una vaca para comprar los ingredientes, incluidos la consabida parrillita y un par de frascos, no obstante, tal insensatez (lo de quemar al quemado) fue parada a tiempo gracias a los buenos oficios de este piadoso que soy, modestia aparte.
¡Eso es llover sobre mojado (o, valga también, quemar sobre quemado)!-les dije-tal acción vale menos que el fósforo que os malgastaríais, pero no os andéis con preocupapeos, no os he dicho todo, podéis darle chicharrón al “Gato” Briceño y cumpliréis con creces vuestros instintos piromaníacos.
Darle candela a un ya quemado es un acto de sevicia; en cambio, el “Gato” Briceño tiene todavía media vida (política) para joder; de las siete que le corresponden dada su naturaleza gatuna, ha perdido seis y media.
Dispuse, además, algunas otras orientaciones adicionales para el condumio, que será el Domingo. Nunca está demás darle una charla educativa a los maleducados, para que entren por el hilo.
Les conté la historia de Giordano Bruno, sacerdote dominico rebelde que no aceptaba imágenes religiosas sino sólo el crucifijo pero la Santa Inquisición Católica de Roma lo catalogó como hereje y por tal razón debía ser quemado vivo, lo que hicieron.
Fue la Iglesia católica la que instauró la quema de hombres de carne y hueso; mientras que el pueblo noble, en contrario, quema es a un muñeco representativo, en desagravio de las atrocidades religiosas.
Si tú ves a un cura que se la echa de santo y empieza a hablar necedades, pregúntale nomás por qué la Santa Inquisición Católica quemó vivo a Giordano Bruno y de seguro él te contará un embuste adornado con falacias.