A manera de respuesta a la carta a Chávez del Obispo emérito de Carora: Eduardo Herrera Riera

Pildoritas 31 (Año V)

Le tocó rebuscar tanto. al Obispo Emérito de Carora para escribirle su carta a Chávez, que apenas si consiguió tres argumentos e intentar cual juez que se abroga casi una divinidad para condenar a las pailas del infierno al Presidente de este país.

En primer lugar le espeta, como si de el Presidente dependiera, el caso de la Jueza Affiuni, echando a un lado las abrumadoras pruebas que le mantienen con beneficios que otros no disfrutan, por delitos menos graves como el cometido por esta persona al dejar en libertad a un delincuente de cuello blanco que estaba justamente, preso por ladrón de mucho dinero propiedad del pueblo venezolano.

Luego le acusa de culpable de que estén presos, aunque se comprobó hasta la saciedad su participación en los sangrientos hechos de abril del 2002, un grupo de asesinos, obviando el dolor de tantas familias que vieron truncada la vida de sus seres queridos por ordenes impartidas, por los que este obispo llama “tres comandantes de la policía”, olvidando que dos de ellos gozan, cual la jueza, de beneficios para cumplir su condena al lado de su familia, en su propia casa, beneficios de los que han abusado porque se les ha visto en centros comerciales y restaurantes de la Capital y al referirse a los que llama exiliados, que no son tales pues se han ido huyéndole cobardemente a la justicia venezolana, sin pasar por trámites de exilio, precisamente porque son culpables de delitos graves contra personas y bienes de la nación y que encima desde donde están ha seguido intentando causarle el mayor daño a un gobierno que no es sino el resultado de la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano.

¿”Prédica de violencia”?, Que entiende este prelado, por prédica de violencia. es que acaso se le ha oído al Presidente mandar a agredir, físicamente a sus enemigos jurados quienes sí, y hay miles de pruebas, han agredido al pueblo que ha decidido seguir al líder y sus instituciones, los vimos agrediendo físicamente, en una demostración del más puro fascismo, durante los aciagos días del golpe a un hijo de Dios como todos los humanos, como el Ministro de la época Rodrigues Chacín, o intentado matar de hambre y sed a los seres humanos que estaban dentro de la Embajada Cubana, o matando a sangre fría incluso a sus propios seguidores, el 11 de abril para justificar el golpe, o la persecución contra el pueblo humilde que continuó en las horas subsiguientes de la juramentación del fugaz dictador, o la violencia al secuestrar, incomunicar y casi asesinar al mismísimo presidente a quien en la carta este ensotanado, igual la mayoría de los de la jerarquía y algunos sacerdotes desde su púlpito, siguiendo su ejemplo, le quiere endilgar todas la culpas por haber hecho lo que tenia que hacer a fin de preservar la soberanía y el repetido y ratificado mandato de el pueblo.

Lo que en su misiva este obispo llama prédica violenta, no es nada comparable con el terrible daño que pareciera ignorar, que se le hizo a la patria con el paro petrolero que causó muchas muertes y ruina para el pueblo venezolano.

¿Es que este venerable anciano, es amnésico para haber olvidado tanta saña de personas a las que hoy defiende y que han continuado en el empeño, ellos sí, de acabar con las instituciones como lo pretendían en el famoso decreto carmoniano?

¿Hasta dónde piensa llegar al echarle la culpa al Presidente de lo que el llama “doloroso río de sangre”, como si la inseguridad fuese una misión social más, instituida por este gobierno y no fuese un fenómeno social que existe incluso desde la llamada prehistoria?

Al hacer esta afirmación ignora a ex profeso, todo lo que este gobierno a diferencia de los anteriores, está haciendo contra el flagelo de la inseguridad de manera estructural, educando, como jamás se había visto, al pueblo y atacando con acciones puntuales el fenómeno.

Habría que preguntarse acá ¿En qué ha contribuido la jerarquía de la iglesia y específicamente el firmante de la carta, para ayudar de alguna manera en la lucha contra la inseguridad?

Cómo se nota que este obispo es una víctima más del veneno mediático, debe ser un asiduo televidente de globovisión y debe estar suscrito a panfletos como el Nazional y otros medios de parecida calaña que pretenden engañar a quienes los siguen, mostrando una realidad diametralmente opuesta a lo que en verdad sucede y que se comprueba con lo que ahora mismo y por mucho tiempo muestran las encuestas al reflejar el sólido e irreversible respaldo de la gente a su comandante.

Finalmente habría que preguntarle a este remitente de la carta al Presidente. quien debe, por su edad, haber conocido los 40 años de la cuarta, que ahora con sus mismos actores quieren volver a reiniciar sus tropelías contra el pueblo: ¿si en alguna de las administraciones del llamado puntofijismo se había visto a tantos culpables de actos de corrupción condenados por la justicia o prófugos de ella, como ahora?. Sin desconocer que la corrupción es un fenómeno y un terrible flagelo muy difícil de erradicar, pero se debe reconocer que nunca como ahora se han hecho esfuerzos enormes para enfrentarla.

¿Es que el obispo ignora la existencia como en ningún otro gobierno, de la Comisión Presidencial Para el Desarme, o de los logros sin parangón contra las mafias del narcotráfico, la enorme cantidad de venezolanos reclutados por las misiones que ahora estudian, trabajan, se rehabilitan, comen gratuitamente en casas de alimentación, tienen ingresos dignos, jóvenes que han sido beneficiarios de la masificación como nunca del deporte, aumento sin precedentes de las becas en monto en bolívares y en número de becarios, la masificación de viviendas, y de salud gratuita para millones, es decir las inconmensurables bondades de las misiones que seguramente están siendo apreciadas por el Juez Supremo y deben tener arrancándose los cabellos al Luzbel o Satanás de la carta?

Por qué más bien este Monseñor. en retiro, no le pide a quien le ayuda a desplazarse en su silla de ruedas, que le de, sin ir muy lejos, un paseito por su ciudad para que compare los cambios que se pueden observar sin mucho esfuerzo y transpole lo que vea a todas las ciudades del país y así como buen representante de Dios en la tierra, coloque en la balanza de su justicia las enormes e innumerables realizaciones del Comandante y su gobierno y juzgue por los frutos y buenas obras a favor de tanta gente, que en las épocas de los que tanto él defiende, eran humillados, marginados, invisibilizados y sometidos a la más aberrante miseria.

De todo eso, con seguridad, a muchos que no fueron juzgados aquí en la tierra, ya Dios les habrá tomado cuenta y no por ser implacable con los antipatria así como el mismísimo Cristo lo fue cuando tuvo que echar del templo a escribas y fariseos quienes precisamente fueron los que le crucificaron, obviando los milagros y buenas obras en beneficio de los pobres, así como muchos, quizá este obispo emérito, uno de ellos, quisieran ver crucificado al único ser que llegó donde está en los hombros del pueblo de Cristo, no de el de Luzbel.-


yuviliz40@hotmail.com


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Saúl Molina Z.


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