Una vez Marcel Granier trató de ofender al golpista Gustavo Cisneros y éste no le contestó, porque “rata no caza ratón”. Marcel Granier es prepotente. Ningún hombre que no lo sea usa tan ridículo bigotillo en pleno siglo XXI. Marcel Granier se acostumbró a humillar a los demás desde que era joven y se recostaba de la pared a la parte oeste de RCTV. Desde ahí esperaba que llegara a la que él llamaba “la vieja” para picarle un ojo y ella, anciana al fin se ruborizaba y le sonreía. Marcel sometía a MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ como al fiel sirviente y Miguel Ángel, sumido en la alabanza, en la mediocridad, en la lamida de medias con zapato y todo, solo atinaba a decir; “Sí jefecito, sí, ordene”. Miguel Ángel Rodríguez es un gochito extraño: se la da de arrechote, grita, insulta, amenaza, le echa saliva en el rostro a sus entrevistados, pero…a Marcel se le pone blandito. Muchos se han preguntado sin respuesta: ¿Qué extraña dominación ejerce Marcel Granier sobre Miguel Ángel Rodríguez? Cosas de la ciencia profe Lupa.
Marcel Granier se la da ricachón, de burgués, de mantuano de última generación. Es un hombre sin escrúpulos. Cuando organizó a un grupo de hombrecitos y los llevó al edificio Roraima de Chacaito, después que los reunía, no los dejaba hablar. Él era el núcleo, el endógeno, la fuerza que halaba e imantaba y se lo creyó, mas los otros no eran gafos, sabían que al hacerse pana de Marcel y seguirlo el aquel ridículo semi enjambre llamado El Grupo Roraima, podían contar con un medio de información donde canalizar sus enfermedades de pantalleros tropicales. Marcel Granier alcanzó el statu de burgués después que formalizó su unión con una dama que poseía billetes como arroz y las tarjetas, los cheques, las facturas, las infraestructuras, y demás pasaron a ser firmadas por Marcel, según vox popule. Pero en el fondo Marcel es “El hombre de hierro” de la novela: sólo sirve para tal cosa, un nómada, un caminante de silencios. Más allá de su prepotencia, podría decirse que es un fracasado, porque quien apilone una fortuna de dinero sin haberla trabajado es un infeliz.
Rafael Poleo no es distinto. Es un periodista frustrado. En sus días de estudiante quiso seguir la comunicación social, pero no le entraba ni que les agrandaran los agujeros laterales. Le gustaba, sigue igual, el imperio estadounidense, pero no sabía quien era Hearts, ignoraba quien se apellidaba Monroe, quien Adam Smith, sólo sabía de John Foster Dulles, del Enola Gay, de Al Capone, de la bomba atómica. Pensaba que Sacco y Vanzetti eran comediantes Fue un mal estudiante y cuando alguien como el diputado Sánchez admite, que “quien tiene cerebrote oruga ni que lo operen dormido”, pues… Rafael Poleo supo que para avanzar había que busca una patineta y esa patineta fue Rómulo Betancourt y el amigable y frágil Gonzalo Barrios, caramba, ¿tanta similitud con Marcel Granier?
Rafael Poleo, un infeliz golpista de 2002, también ha tenido esos aires de Marcel Granier en lo que se refiere a creerse “el papi de los helados”, todo bocón es cobarde y un día lloró como una madre cuando se enteró de un “auto secuestro aplicado por alguien que ama mucho”, según el soberano. Con el dinero que le “arañó” a Rómulo creó esa patraña en gotas llamada “El País” y una revista de pacotilleros nombrada Zeta en la cual le hace publicidad a sus amigos dueños de tascas, bares, cuchitriles, lenocinios y “gigolerías” amantes del golpismo. Rafael Poleo era espía de Rómulo y de la CIA, no sabemos, pero por los años sesenta muchos camaradas fueron barridos, torturados, encarcelados y abochornados, por las delaciones que se les hacían desde un “periodiquito del país”. Su hija anda por Miami con “el rey de la lumpia Urdaneta” ¿eso de la lumpia será por su afición a la comida china? Rafael Poleo le enseñó a conseguir las cosas sin trabajar, aplicando desestabilizaciones, lanzando ofensas contra un gobierno popular, utilizando ese pasquín que huele a “lame suela” por todos los ángulos. Pero no le enseñó que “el talco se usa en el cuerpo y no en las fosas nasales”, ¿por qué será? Ella y Marta Colomina después que maldecían, vejaban, injuriaban, resultaron ser un par de yeguas comiéndose la distancia desde Miraflores cuando el pueblo se hizo presente en el lugar. Fueron junto a “patineta” Medina las ridículas del siglo: todos creíamos que enfrentarían el problema, pero que va, fueron vapores de la fantasía. Rafael Poleo ídem a su pana de fechorías políticas Marcel Granier participó en el golpe de Estado en 2002, abriendo la bocota de anciano filibrero dictando quien tenía que gobernar a Venezuela y quien no, irrespetando al pueblo, pasándole por encima a la Constitución, desvalorizando la inteligencia de la clase popular, dictando mierdas orales frente a una cámara de televisión, pidiendo el genocidio contra Chávez , porque esa fue la intensión, ellos al igual que el milenario, jurásico espantapájaros, H Ramos Allup sabían que la idea era asesinar a Chávez. Por eso y más no volverán mientras exista la dignidad de un pueblo soberano.
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