Leí la reseña del diario varias veces. No podía creer lo que allí estaba impreso. Es más, lo asumí así al principio por conmiseración. Un texto puesto allí para llamar la atención.
¡Pero no! Mi falsa percepción quedó disipada, cuando en un diario local, que reseñó su reciente visita a nuestra ciudad, recogió exactamente lo mismo. Aquí HCR, también dijo, “Chávez teme debatir conmigo”.
¿Quién en este país podría ser tan malas pulgas para no reír ante tan tonta afirmación?
Recuerdo ahora, cuando Ibsen Martínez, no un balurdo, sino un intelectual del sector que representa Capriles , escribió para decirle a quien entonces se enfrentaba a Chávez:
--No retes a debate a ese hombre, ¿no ves que habla como un predicador?
Martínez, quien bien sabe lo que dice, le advertía que eso no le convenía porque si a su contrincante, situación negada de antemano, le daba por recoger el guante, le demolerìa.
¿Cómo se le ocurre retar a su oponente justamente al terreno donde éste más fácil puede derrotarle? ¿Cómo meterse sin la maña necesaria entre los cuernos del toro?
¡Claro!, ahora con más calma, analizando con paciencia, ponderando lo que debo, comprendo la inocente carnada de Capriles y de quienes asesoran al muchacho.
La respuesta se la saben de antemano. “Águila no caza moscas”, o como ahora prefirió decir el presidente, “me daría vergüenza debatir con ese muchacho”. Claro, sería un ejercicio innecesario y hasta de ventajismo cruel.
Pero Capriles y los suyos, dirán “Chávez me teme”. En base a esa consigna iniciarán una campaña ya desacreditada que a Leopoldo no condujo a nada. O mejor sí, de precandidato en la MUD, a segundón de Capriles.
Pero no me cansaré de preguntarme con desmesurado asombro: ¿Los asesores de Capriles, que cuestan un ojo de la cara, piensan de verdad que abunda en Venezuela gente, como para ganar las elecciones, que se crea ese cuento absurdo? ¿Quiénes pagan, que por tener tanto real, uno supone no tienen nada de pendejos, se creen cosa tan ingenua?
Aquí todo el mundo sabe, por ser cosa demasiada simple, lo que pasaría a Capriles si Chávez le dice con esa generosidad que le atosiga, “acepto tu reto”. Supongo a aquél con un soponcio y en carreras apresuradas para el baño.
¿Pero cómo pensar que quien gana con tanta amplitud va darle ese chance a su oponente?
Aparte de lo del águila y las moscas, nunca se ha visto ni se verá, en ninguna parte del mundo, que un candidato con la ventaja sostenida de Chávez, sin entrar en campaña, acepte un reto que poco habría de ayudarle.
¿Qué ganaría Chávez? Nada. Quedaría en evidencia lo que ya todo el mundo sabe.
Es fácil entender la jugada diseñada por los asesores de Capriles, se trata de una triste patada de ahogado.
No obstante, por lo que sabemos de Chávez, no habría de extrañarnos que, aunque en nada le ayude, opte por darle un chance al carajito, como quien le tiende la mano a un moribundo.
Nunca quise decirlo por prejuicio, poco dado a repetir lo que otro dijo, pero no puedo contenerme: ¡Qué muchacho tan simplón!
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