Venezuela es un país que en materia electoral tiene tres características
que la hacen única en el mundo. La primera es la confiabilidad,
velocidad y seguridad del sistema de votación y escrutinios; la
segunda, la gran cantidad de elecciones que en el país se realizan y la
tercera la altísima participación del pueblo en unos procesos que no son
obligatorios.
Ahora, así como las hay verdes también las hay maduras. Venezuela es
uno de los pocos países donde por más de cincuenta años, los políticos
han buscado ganar la preferencia electoral a través de campañas
publicitarias donde abundan las cancioncitas, los jingles y el mercadeo
de una imagen que en nada se parece a la realidad.
Fue así como tuvimos candidatos que se dedicaron a decir refranes, a
saltar charcos, a usar chaquetas o camisas a cuadros para lucir
juveniles, a tocar pitos o simplemente a caminar cual locos.
Nada de fondo, nada de programas a largo plazo, nada de estrategias para
resolver los grandes problemas de la sociedad, nada de nacionalismo, nada
de nada.
Hoy las cosas son diferentes (por lo menos en uno de los sectores que
luchan por dirigir al país), Chávez llegó al poder diciendo que había que
convocar a una constituyente para refundar la patria; que era necesario
un sistema eficiente de recolección de impuestos, lo que podría darnos
ingresos equivalentes a los de PDVSA; que la inversión social era
prioritaria y serviría para motorizar la economía. Todo lo cumplió y
desde entonces no ha parado de parir propuestas, planes y estrategias
para hacer justicia, para hacer el país independiente y grande .
No ha cambiado esa actitud en este nuevo proceso electoral en el que
participa. Él tiene un plan, no lo esconde y el pueblo sabe cual es.
La otra parte en pugna (el escualidismo) sigue con la misma estrategia
que le funcionó por mucho tiempo, pero que ya luce agotada y poco
creíble. Usted, amigo lector, de seguro habrá escuchado del autobús del
progreso, de expropiar la delincuencia, de construir un país donde
quepamos todos, de devolver la dignidad a las Fuerzas Armadas
Bolivarianas, de chocolatico dulce, del telescopio de los submarinos, de
los miles de kilómetros caminados. Pero, ¿cómo se come eso? ¿Dónde está
lo que nos hará fuertes e independientes?
De esa cosas no quieren hablar los adecos, copeyanos ni sus nuevas
versiones, pero bien podemos, con un pequeño ejercicio de observación y
análisis de su accionar y discurso, concluir cuál es el contenido del
plan de gobierno del que no desean hablar..
No tenemos tiempo ni espacio para exponer en esta nota nuestras
conclusiones sobre ese contenido; pero nos comprometemos, en dos tres
entregas, a exponerlo, por lo menos en sus líneas generales. .
· Retorno a la CAN, salida del Mercosur y firma de un Tratado de Libre
Comercio con EEUU.
El ataque del escualidismo a la decisión del Gobierno Bolivariano de
retirar a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la
descripción de la incorporación del país al Mercosur como inconveniente y
sin sentido, sumado a la profunda identificación de los líderes de la
mencionada tendencia y de sus financistas con los gringos, dejan en
claro su intención de volver a la CAN y con ello permitir que los
empresarios colombianos importen productos de EEUU y Europa, los
empaquen y nos los vendan, con preferencias arancelarias, como productos
nacionales. Igualmente es más que evidente que un organismo de
integración regional como Mercosur no es de su interés. Con ellos
volveríamos a la posición neocolonial de intercambio comercial de la
periferia con el centro de poder; intercambio que ya, por razones
políticas, nos dejó sin repuestos para múltiples equipos que de los
gringos habíamos adquiridos.
Por otro lado, bastantes luces han arrojado sobre su interés en firmar un
Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Esto permitiría a nuestros
fabricantes de alpargatas vender su productos en gringolandia, al mismo
tiempo que Adidas, Nike y otros fabricantes competirían en lo interno con
nuestros fabricantes “en igualdad de condiciones”.
Abriríamos nuestro mercado nacional a las grandes corporaciones gringas
para que hagan pedazos nuestras empresas. El espejito es que podemos
adueñarnos del mercado norteamericanos con nuestros productos.
· Eliminación del Control de cambio
Todos sabemos de lo incomodo que le ha resultado el control cambiario a
la oligarquía venezolana y como lo han atacado por todos los flancos. Su
eliminación ha sido anunciada por los más connotados dirigentes de la
derecha, pero jamás han dicho por qué ni para qué.
Eliminar el control de cambio sería permitir que los poderosos compren
todos los dólares que les venga en gana y supongo, amigo lector, que
usted no será tan pendejo como para imaginar que esas compras se harían
para potenciar el país o para fortalecer nuestra moneda.
La verdad, detrás del maquillaje retórico, es que sacarían dólares por
toneladas para volver al juego de la devaluación y las ganancias mil
millonarias que ella genera a algunos. ¿Cuántas veces devaluaron el
bolívar con el dólar libre?
· Eliminación de la ley de precios justos
Son defensores de la Ley de la Oferta y la Demanda y de ellos se sienten
orgullosos; lo que no dicen es que a esa ley la han violado más veces que
a la de transito.
“Especulamos pero generamos empleo” es una frase tristemente célebre de
uno de los defensores de la mencionada “ley” que recoge el concepto que
la oligarquía venezolana tiene de esa famosa ley que regula el mercado y
de la “mano invisible” que lo controla.
Resulta mucho más que obvio que el escualidismo cree, defiende y promueve
el concepto de que coma el que tenga conque comprar comida, que viva sólo
el que tenga suerte o pueda pagar los precios especulativos de las
clínicas… en fin que viva el que tenga dinero.
· El “rescate” de PDVSA y el retorno de los meritócratas y su política
petrolera
Capriles lo ha dicho, “hay que aumentar la producción de PDVSA”.
Además, desde la MUD han expresado reiteradamente que las demandas que
contra la petrolera estatal se procesan en el exterior, son consecuencia
de la irresponsabilidad de quienes la conducen, el irrespeto a los
contratos y acuerdos que ellos firmaron y el cambio unilateral de las
reglas del juego (léase leyes).
Para ellos es cuestión de honor el regreso de una gente que ´les fue leal
y se embarcaron en un sabotaje de la industria que le costó a la nación
algo más de 20.000 millones de dólares.
Con ellos, obviamente, retornaría la política de violar las cuotas de
la OPEP y por supuesto los bajos precios del petróleo. Poco parece
importarles que gracias a esa política Venezuela tuvo que reducir su
producción en 1998 en 500.000 barriles por día y sin embargo los precios
no pasaban de 7 dólares por barril.
Cuando defienden el del derecho de las empresas internacionales a
demandar a PDVSA por el cambio de las condiciones contractuales defienden
el retorno de las condiciones bajo las cuales entregaron la Faja
Petrolífera del Orinoco (1% de regalía, la mitad de los impuestos de hoy
y el crudo a precios de bitumen).
· Desnacionalización de las empresas públicas
Es público y notorio que Capriles, la gente de la MUD y sus amos (la
oligarquía venezolana) creen a ciegas en la minimización del papel del
Estado. No olvidemos como Maricori definió la expropiación, por interés
público, como un robo y como todos defienden el concepto de propiedad
privada por encima del derecho a la alimentación, al estudio y a la vida.
Es mucho más que obvio que con esa gente en el poder todas las empresas
del Estado pasarían a manos de individualidades, como ya ocurrió en el
pasado y que los beneficios que hoy quedan en manos del Estado para ser
redistribuido al pueblo en servicios, se quedarían en las manos de…
adivine quien.
· Cero créditos, a bajos intereses, para el agro, para el pueblo para
los empresarios
Así fue en el pasado y así sería con los escuálidos en el poder. ¿Acaso
no han dicho hasta el cansancio que esas son acciones populistas, que es
una manera de comprar la conciencia del pueblo? ¿Qué otra acción puede
esperarse de ellos?
La experiencia de más de cien años nos dice que todas esas acciones que
hoy se toman en beneficio de los pequeños empresarios, del pueblo
organizado, de los campesinos no son posibles con un gobierno de derecha.
· Inflación, estancamiento del PIB y devaluación
Revisemos como fue el comportamiento de la inflación, del Producto
Interno Bruto (PIB) y de la devaluación de la moneda en los últimos
veinte años de la cuarta república… Allí está la historia para quien
quiera verla.
Inflación de más del 100%, estancamiento del PIB por casi 20 años,
destrucción del valor de nuestro signo monetario.
Capríles y su gente cuestionan la política económica del gobierno
revolucionario, pero ¿qué proponen?
La respuesta ya la dimos en los puntos anteriores. Tenemos experiencia, y
de las políticas económicas de la derecha y de sus consecuencias el
pueblo venezolano tiene recuerdos y vivencias lamentables.
El que tenga ojos que vea.
Nuestro próximo tema de esta serie estará relacionado con lo social
arellanoa@pdvsa.com