Los tecnócratas opositores sostienen la tesis que mientras más payasea Capriles y mientras más el oficialismo lo ataca, más crecerá en popularidad; porque se trata de forjar una figura adversa, eso que en brujería llaman un contra. Porque 10 millones de seguidores nunca totalmente quedaran contentos por las satisfacciones colectivas, es el mismo síndrome del capitalista que mientras más dinero tiene más quiere y las payasadas de Capriles lo hacen simpático con el pueblo que en el futuro será una alternativa cuando nuestro Presidente no quiera más o Dios decida dentro 20 años llevárselo. De aquí allá, ya Capriles habrá madurado políticamente lo suficiente y la gente lo respetará porque usara faldas y estará totalmente operada con prolongados senos y demás. Desde el imperio giraron instrucciones que su candidato debe mantener su verdadera identidad no importa que haga torpezas al hablar, que no tenga coherencia en el discurso, que payasee, que se burle del gobierno, que haga siempre lo contrario, como dicen los apátridas pitiyanquis perdiendo también se gana, capriles es joven y puede aguantar 12 o 18 años más porque esto es para décadas es el destino del país y no es fácil que la oposición vuelva a engañar a este pueblo ahora despierto gracias a nuestro líder nacional Hugo Chávez.
Para muestra un botón. Lean estos dos fragmentos de un artículo publicado, el domingo 19 de agosto en el Diario El Universal por este señor Carlos Blanco, cuyo contenido transcribo textualmente como reza: “!Vete ya!, plis Es un hecho: la candidatura de Capriles sube mucho y en algunas regiones adquiere características de fenómeno. Por otra parte, la candidatura de Chávez parece estancada y este hecho lo ha lanzado a cierto desvarío: ofrece amistad a la clase media y a los empresarios que ha vejado y que en no pocos casos ha arruinado; el resultado es que se duda de ese estilo pacífico a lo Lobo Feroz con Caperucita. No hay manera de guiarse en esta tormenta porque no hay indicadores confiables; sin embargo, hay signos de que Capriles crece y la calle -con toda la prudencia del caso- muestra corrientes de fondo favorables al candidato opositor. Capriles comienza a lograr algo que es esencial para su victoria: aglutinar en un solo haz la aflicción existente. El descontento es mayoría y ya se ha demostrado. El 52% obtenido por las fuerzas democráticas en las elecciones parlamentarias, aunque no es mecánicamente extrapolable a una elección en la cual Chávez compita, indica que la decepción existe, que hay que organizarla y liderarla. El candidato opositor ha comenzado a hacerlo de manera intensa y su mensaje antidiscriminatorio, que procura la paz y entendimiento entre los ciudadanos, se ha hecho eco del hastío existente por las guerras, las batallas, las divisiones, y el odio esculpido desde Miraflores...” “…El fraude. En días recientes ha habido dos denuncias que provienen de voces autorizadas de la sociedad democrática, relativas a la compra de votos en las comunidades indígenas que se traducen en mesas con resultados electorales atípicos: 100% de votación y todos los votos rojos. El Nacional hizo un trabajo en relación con los waraos que fundamentó la denuncia del diputado Edgar Zambrano de AD en la Asamblea Nacional, en la cual se aprobó una investigación; y se produjo también la denuncia de Ember Iguarán, coordinador del Comando Venezuela en temas indígenas, en relación con los guajiros. Dice Iguarán: "No puede ser que la oposición saque 0 votos y el oficialismo 400; eso ocurrió en anteriores procesos electorales y es una irregularidad. Hubo mesas en las que la MUD sacó 2 votos y el PSUV 180. Insistimos que esas son fraudulentas…" Están abonando el terreno para cantar fraude. Y tratar de poner en tela de juicio a todos los organismos internacionales, que estarán presentes y quienes vienen haciendo seguimiento como testigos presenciales de los hechos. ¡No podrán seguir engañando al mundo, porque el mundo también está despertando! Hasta la próxima entrega.