Un verdadero terremoto está viviendo la incorrectamente llamada Mesa de la Unidad o MUD, instancia o colcha de retazos donde se agrupan las agrupaciones o franquicias políticas que apoyan la candidatura de Capriles Radonski: PJ, Unete, AD, Copei, BR… La cosa se invirtió, el gran acontecimiento que se esperaba ocurriera para torcer el rumbo coheteril ascendente del candidato de la Patria, Hugo Chávez, no ocurrió, al contrario el terremoto, tsunami o explosión volcánica se le está presentando es a la derecha fascista, al candidato majunche jalabolas y a la estrategia toda.
Se esperaba un gran acontecimiento y no fue uno, fueron tres: el derrumbe del puente de Cúpira, en el estado Miranda y el aislamiento de Oriente. El terrible desastre en Cumanacoa, estado Sucre, producto del crecimiento y desbordamiento del río Manzanares, que dejó un triste saldo de destrucción de viviendas, cosechas y muertes. Y el no menos grave, el sabotaje de la Refinería de Amuay con el terrible saldo de 43 muertos y las destrucción de tanques de depósito de gasolina y diesel y el daño terrible en los comunidades aledañas.
La oposición carroñera, que goza con el dolor ajeno, que explota la muerte, se refocila con el dolor creyó llegado el momento de darle un palo cochinero al candidato de la Patria y que ya estaba listo para que Radonski surgiera como opción de triunfo ante el derrumbe de un gobierno ineficiente. Pero no fue así, Chávez y el gobierno revolucionario se crecieron en la desgracia y en la adversidad; las respuestas ante las calamidades fueron contundentes, la presencia del líder y su vínculo amoroso con el pueblo sufrido, herido, moralizó a la sufrida masa que se volcó al apoyo del afecto y la creencia de que sus problemas de viviendas, de salud, económicos serían resueltos en poco tiempo y, lo no menos importante, se consolidó el voto duro para el 7 de octubre.
No paró un instante la maquinaria mediática de maldad, nacional e internacional, de lanzar su veneno contra Chávez, contra Pdvsa y su presidente, Rafael Ramírez, contra los trabajadores que se esforzaban por apagar el fuego. Desde que un fuerte olor a gas se sentía desde hacían varios días, especie propalada por una tarifada caga tinta colombiana. Torpe error que más bien apuntaló a Chávez y lo hizo crecer en diversos sectores.
Pero, ¿qué pasó en una derecha donde la procesión divisionista y la fragmentación iban por dentro y apenas se veían públicamente los rafagazos de los machetes al chocar?
De pronto, cuando menos se esperaba, a menos de un mes escaso de las elecciones, explotó el primer misil de destrucción letal masiva y de liberación prolongada en la comarca opositora que causó destrozos aún impredecibles porque aún siguen los efectos de la explosión. Un antiguo revolucionario, David de Lima, ex gobernador del estado Anzoátegui, quien saltó la talanquera y formó parte de las políticas contrarrevolucionarias y subversivas durante varios años contra el gobierno, tuvo un gesto político sin dudas de enorme importancia y produjo una ruptura con la derecha y lo que parece ser un cisma. Presentó al país el programa económico secreto de la MUD y del candidato Radonski donde, a su decir, dicha propuesta llevaría al país a una confrontación tal ante la pretensión burguesa de eliminar las conquistas y beneficios alcanzados por el pueblo y los trabajadores estos 14 años de gobierno revolucionario, que el estallido conduciría a una guerra civil. Detalló muchos de los aspectos del programa neoliberal y llamó a votar en contra del candidato Capriles Radonski.
No habían transcurrido tres días cuando estalló otro misil con no menos carga explosiva y que, en una lectura política, estamos en presencia de una rebelión dentro de la derecha, de un cisma, lo repetimos, de impredecible magnitud dentro de la derecha. Esta vez fue nada más y nada menos que un derechista y conspirador de gran envergadura, William Ojeda, diputado –De Lima no lo es–, enemigo jurado del proceso revolucionario todos estos años, participante en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002; promotor de la crisis carcelaria en el Rodeo I y II el año 2011 y en todas las cárceles venezolanas.
Pero, como en la novela de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Grey, Ojeda soltó su bomba –que imaginamos no es suya, sino que forma parte de una verdadera rebelión y con todas seguridad vendrán otras muchas disidencias aisladas o en grupos, de aquí al 7 de octubre– al romper públicamente con su partido Unete, del cual era primer vicepresidente, denunciar el programa económico neoliberal secreto del candidato y PJ, mandar a no votar por Capriles y –fue un poco más lejos que De Lima– pues tuvo palabras de reconocimiento al gran esfuerzo del gobierno en las políticas sociales. ¡Fin de mundo! En el retrato de Ojeda, lleno de pústulas, cicatrices por su maldad de todos estos años de conspiración contra el pueblo, una parte del rostro se reavivó, desparecieron muchas marcas de la maldad.
Independientemente de quiénes han sido De Lima y Ojeda, su gesto político no puede ser más oportuno y, por supuesto, bienvenido porque pone al desnudo lo que hemos dicho los revolucionarios todo este tiempo, el programa neoliberal del más salvaje de los capitalismos que pondrían en práctica e intentarían arrasar con las conquistas sociales alcanzadas por el pueblo todos estos años: en salud (los Barrio Adentro), las grandes Misiones Sociales, la más grande de las políticas de justicia social, las masivas políticas deportivas, el enorme salto en educación, en ciencia, tecnología, alimentación; el surgimiento de una nueva Venezuela, de un país de todos, la guerra a la pobreza, un país solidario y hermano de las naciones y pueblos latinoamericanos y caribeños.
Sincera o calculada la disidencia de De Lima y de Ojeda, no hay dudas que su actitud le hace un enorme favor a la candidatura de Chávez, porque pone al desnudo antagónicas contradicciones en el seno de la contrarrevolución, temerosos quizás esos sectores –que quizás recuerden los gravísimos sucesos del Caracazo del 27 de febrero de 1989 y sus consecuencias ulteriores– de los resultados de la aplicación de un paquetazo económico donde el de CAP se quede pálido. ¿Hubo en esos sectores un acto de contrición y de rectificación política? Eso habrá que verlo los próximos tiempos, al menos se oponen abiertamente al neoliberalismo y eso es un paso importante; se asumen demócratas ellos que han conspirado todos estos años contra el proceso más democrático habido en Venezuela en todos estos años. ¿Son elementos de una nueva oposición? Veremos.
Habría que ver si la trampa que le hizo Primero Justicia a William Ojeda en el Municipio Sucre en las Primarias de la MUD, que le quitó la opción de ser candidato a Alcalde, tiene que ver con ese repentino cambio de posición política y ahora es el más demócrata y cristiano de los disidentes. Insisto, la denuncia es bienvenida, correcta, porque evidencia y da la razón a lo que la izquierda y las fuerzas de la Revolución vienen diciendo desde hace mucho tiempo, el carácter neofascista y neoliberal de la derecha venezolana. Nobleza obliga, dice el dicho, y ese giro aparentemente inesperado del desmoronamiento de la política de la derecha, que nos habla de un terremoto de 9 grados, lo debemos reconocer pero sin que se nos vayan los tiempos y pensar que ese liderazgo vendrá para las filas revolucionarias. Comienza a desmoronarse la MUD y el candidato cae en picada, de tan tremendo golpe es difícil que se levante. RIP.
(humbertocaracola@gmail.com)