Comentario hecho esta mañana 15 de los corrientes a un artículo de Roberto Hernández Montoya publicado en la página digital de Ültimas Noticias y titulado “Turismo de Aventura”.
Asombra la incapacidad del chavismo y, particularmente de sus voceros televisivos, para refutar a Juan Carlos Caldera en el sentido de que él no ha cometido ninguna falta al recibir donaciones para la candidatura de la oposición. Pues, cualquiera que desee colaborar financieramente con los gastos de campaña de Capriles Rardonski y de cualquier otro candidato puede hacerlo sin ninguna dificultad. Y en efecto, dicho así, desde luego que no se incurre en ningún delito al recibir dichas donaciones. Sin embargo, la cosa no es tan inocente como parece. Pues lo que se acostumbra en estos casos es que, para evitar manejos oscuros y dolosos de los aportes recibidos, los partidos abran una cuenta bancaria para que los donantes que quieran hacerlo, hagan de una manera límpida y transparente sus contribuciones económicas. Sin embargo, este no es el caso que nos ocupa, pues la forma en que el dirigente de Primero Justicia recibió el dinero -en medio de la más estricta clandestinidad y absoluto secreto- fue tan irregular, que no puede menos que hacer pensar que algo muy oscuro se movía detrás de esas donaciones. Pero no se trata de una simple especulación, porque por de pronto ya se cometió un primer delito. Se trata de que esa forma de recibir las colaboraciones en dinero, burla la función fiscalizadora del CNE, pues al no registrarse en los libros del partido amarillo, el ente electoral no puede establecer el origen de los dineros aportados para las campañas ni los procedimientos que se utilizaron para conseguirlos.
En cuanto a mí concierne, estoy completamente seguro de que quien hizo público el video de marras fue la propia víctima. Ésta, cansada de recibir excusas y evasivas en relación con sus deseos de entrevistarse con Capriles, lo que demuestra que ese señor ha venido siendo estafado desde hace tiempo, decidió cortar por lo sano y denunciar la extorsión, lo que lo convierte en un testigo de primer orden o de excepción en una eventual investigación que se abra al respecto. Sin embargo, ese genio de la política que es Mario Silva, que todo lo enreda y lo complica y que casi nunca aclara nada, empezó a disparar a discreción, es decir, indiscriminadamente, y los metió a todos en un mismo saco, a la víctima y a los ladrones, por lo que dudo que el empresario extorsionado quiera ahora colaborar con las investigaciones. La improvisación en la política casi nunca da buenos resultados.
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