“Después que mata al tigre le tiene miedo al cuero”
Siempre recuerdo a un amigo que se jactaba de su buena labia y de su atrayente físico. En las fiestas se apoderaba de la chica más bella diciéndole cosas al oído que pensamos la embriagaba de pasión, porque les mirábamos al rostro y éste se le ponía coloradito cuando mi amigo la apechugaba en la danza de “pulir hebilla”. Era fino al hablar. Una tarde en un café por Los Caobos una hermosa joven estaba en una mesa cercana comiendo un helado adonde él y yo platicábamos. La miró con ternura y le dijo con esa voz que poseía de locutor antiguo: “Señorita, por favor ¿podría decirme de que parte es usted la reina? Y la muchacha se puso nerviosa. Luego le lanzó otra: “Si usted me permitiera acercarme a su mesa ¿se apagarían las luces de dolor y celo? Yo me paré y me despedí para que siguiera su ataque frontal en medio de tanto palabrerío machistoide.
A los años mi amigo se casó y un día me invitó a su hogar. La esposa de mi amigo era una chica bien jodedora, traviesa y bella. Cuando él me presentó ante ella le dijo: “Mary éste es uno de mis grandes amigos de la infancia”. Ella sirvió café y se sentó. Luego de verme unos largos segundos en los cuales me ruboricé, me puse nervioso, me espetó: “Señor ¿y es verdad que “torero portugués” era uno de los grandes galanes de su época?” Le vi. al rostro a mi amigo quien sonrió leve. Luego le pregunté, riendo, a la dama que porqué lo llamaba torero portugués. Ella recogió mi taza de café y se paró no sin antes darle respuesta a mi pregunta: “Porque él, es un torero portugués: hace una buena faena pero no mata” ¡Zape gato!
Herman Escarrá es un hombre de una buena modulación al hablar. Lo hace pausadamente. Parece que hilvana sus oraciones desde el precipicio de la asepsia oral para que las palabras salgan límpidas, sanas, agradables, coherentes ¿?.. Pero, siempre los peros, Herman Escarrá después que dice una cosa lo niega. En su caso, no mata. Frente a frente con Ernesto Villegas habló sobre el paquete de Enrique C. Radonski y los males que éste le podía hacer a la sociedad venezolana, dijo que eso era volver al pasado , agregó que hay que pensar en los pobres Hoy dice a una de esas emisoras del golpismo que sus palabras fueron tergiversadas ¿torero portugués?
Nunca olvidaremos a Carlos Escarrá: en lo único en lo que se parecía a Herman era en el apellido. Carlos era tan especial que un día quien escribe lo consiguió en el edificio sede del INCES y le dijo: “Carlos soy editor de estos periódicos (le mostré dos ejemplares) te los voy a regalar para que los lea” Él contestó; “¿qué voy hacer yo con eso?; yo tengo muchos papeles encima que hacer”. Carlos Escarrá fue una pérdida invalorable para la revolución bolivariana, para el pueblo que podía contar con sus grandes aportes del pensamiento.
Por eso cuando aquel refrán que dice que “nadie es imprescindible” hay que chequearlo, analizarlo y echarlo al cesto de la basura:” Hay hombre que luchan siempre eso son los imprescindibles” y Carlos Escarrá lo era. Nos hace falta, porque Carlos nunca se devolvía del camino sin analizarlo, sin observar si tenía muchos baches.
Su hermano Herman dijo lo que dijo y no lo sostiene. Pareciera que estuviera jugando “doble queche”. Él dijo antes las cámaras del Canal 8 y al lado de Ernesto Villegas algo negativo sobre el paquetazo que Miguelito Rodrí…perdón Enrique Capriles sueña con vaciar sobre el pueblo al que odia, tal vez por venganza, por revancha, porque no aceptan los ricos que los pobres se les hayan desatado de las cadenas que por siglos les habían colocados en los tobillos. Así pasa; hijos que no se parecen a sus padres, caso de Miguel H Otero quien destrozó a El Nacional por el que luchó su padre MOS, para convertirlo en una tipografía de imprimir mentiras, groserías, terrorismo y Herman Escarrá que en ningún elemento, en ningún pensamiento, en ninguna idea, demuestra que tuvo afinidad de hermanos con Carlos Escarrá un señor del idealismo social al que nunca olvidaremos mientras los pueblos se eleven sobre las cimas de la lucha en busca de la equidad y la justicia. ¿Por qué niegas la verdad Herman Escarrá?
hdiderot@gmail,com