Baltazar Porras se deprava y apoya el programa oculto de Radonski

  Quienes  conocen  un  poco la historia de la iglesia católica han perdido
  toda  capacidad de asombro en lo que al accionar de sus representantes se
  refiere. Que curas, obispos, arzobispos y cardenales se dediquen a violar
  niños,  a  enriquecerse  groseramente,  a  bendecir  tropas  asesinas,  a
  justificar asesinatos, a guardar silencio ante el secuestro de infantes y
  pare usted de contar, son hechos que ya no sorprenden a nadie.

  Aquí mismo en Venezuela ya nadie se asombra de la actitud de un cura como
  José  Palmar  que  miente  con  descaro; calumnia sin compasión, desea la
  muerte  a  otros  con  pasmosa  ligereza  y hasta celebra públicamente la
  muerte de sus colegas, si son chavistas. Ese es el pan de cada día de una
  institución,  donde si bien es cierto que hay miembros dignos, la inmensa
  mayoría  son unos depravados viciosos, defensores de los intereses de una
  oligarquía,  que  los  mantiene viviendo como verdaderos “príncipes de la
  Iglesia”.

  Ahora,  a  pesar  de  no  sorprendernos  por  nada  que  provenga  de ese
  conglomerado,  no  dejó  de  llamarnos  la atención las declaraciones del
  arzobispo  de  Mérida,  Baltazar  Porras,  quien ido de la lengua salió a
  defender  la  candidatura  de  Capriles y a hacer pública la propuesta de
  eliminación de las Misiones Bolivarianas.
 

 Radonski  después de haberse declarado enemigo de todas las misiones y de
  haberlas  perseguido  donde ha sido autoridad, ha tratado, en medio de la
  campaña  electoral,  de  ocultar  ese  pasado y de mostrarse casi como el
  creador  de  ellas.  De allí que resulta llamativo que uno de sus aliados
  salga  a la luz pública definiendo como parásitos a los que se benefician
  de  las  misiones  y  proponiendo su eliminación... ¿Ha visto usted mayor
  “hijoeputada”?


  Baltazar  (¿o  Va-asaltar?),  un solemne vagabundo que como la mayoría de
  las  autoridades  de la iglesia católica vive sin trabajar y sin producir
  ni  siquiera  un  pan,  desnuda  con  sus  declaraciones  la propuesta de
  Capriles  y  de  la oligarquía venezolana; mientras que con la definición
  del  pueblo  como  parásito,  muestra  el  pensamiento  de  una jerarquía
  eclesiástica  a  la  que  cada  vez  le  resulta  más  difícil ocultar su
  desprecio por los humildes.
 

  Es  que  el  ver como millones y millones de dólares, que antes pasaban a
  formar parte de sus arcas, es ahora destinado a brindar salud, educación,
  vivienda,  alimentación  y  empleo  al  pueblo;  le  revienta el hígado a
  hombres como Va-asaltar y lo conducen a desatinos como este.

  Tengan  por  seguro  que van a llamarle la atención (no por el contenido,
  sino por lo inoportuno) y que más tarde dirá que sus declaraciones fueron
  mal  interpretadas  o manipuladas; pero para su desgracia, este pueblo ya
  no cree en la santidad de curas y mucho menos de obispos.
 

  Estamos  muy  claros  en  los  beneficios  que brinda Barrio Adentro, las
  Escuelas  Bolivarianas, los Simoncitos, las pensiones, las universidades,
  Mercal, PDVAL, Bicentenario y pare de contar. También tenemos en claro el
  porqué  la  oligarquía,  la  Iglesia y la derecha quieren desaparecer las
  misiones...  No lo permitiremos y para garantizar que así sea, el próximo
  7 de octubre los barreremos a fuerza de votos.

  arellanoa@pdvsa.com



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Alexis Arellano


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