¿Qué le pasa a este aprendiz de psicópata? ¿Cómo que se comió unos huevos duros? Todos sabemos por experiencia que todo COBARDE es bocón a excepción de uno que “picaba como una abeja y volaba como una mariposa” que no tenía un pelo de miedoso llamado Muhamad Alí que lo hacía para promocionar sus combates. Pero los que se chorrean, los que tiemblan como gelatina, suelen intentar darse valentía emitiendo echonerías, gritando estupideces, tratando de aparecer como esos hombres que tal vez en sus días de niños les obnubilaron la pequeña mente con superpoderes. Puede decirse que este aprendiz de psicópata, Yongo Goicoechea, fue un mártir de esas películas en sus días de niño por allá por una parte de los altos mirandinos. Igualito al inodoro que amenazó con dejar morir de hambre y sed a los niños de la embajada. Lo que se llama el dúo excremento.
O tal vez fue que vio mucha violencia. Quizás tuvo que enfrentar temores, gritos, pasiones muy cerca, aunque yo, quien escribe, no creo que haya visto algo que lo afectara moral y psíquicamente para que ahora vea muerte y desolación por todas partes al colmo de llegar a amenazar a una dama como lo es la presidenta del CNE a quien todos los seres de pensamiento hemos de adherirnos ante las amenazas de este aprendiz de psicópata estilo gringo que de pronto se desata a acribillar condiscípulos en cualquier escuela de equis condado. Para mi que algo afectó a YONGO. Algo íntimo, algo como un estallido de sangre, algo que lo haya convertido hoy en un enfermo terminal que no puede controlar su trompa ni su IGNORANCIA.
Solo a un “burrro completo” como YONGO se le ocurren semejantes visiones malignas de un futuro cercano. Me recuerda a un muchacho del barrio que percibió con inmenso dolor como su espejo, su líder, su guía, su propio padre se vio involucrado en un crimen y ahora perseguido por las sombras que matan sin disparo, anda por ahí planificando maldades entre rosales, entre gardenias y colibríes. YONGO es un caso para la psiquiatría, un conejillo de Indias para estudiantes de criminalística, un ejemplo deforme de lo que no puede ser un hombre en la vida. YONGO es un paciente de esos que llamaríamos “esquizofrénicos incurables”, porque ni siquiera el dinero que se ganó por pajúo, por comefeca, le ha servido para la tranquilidad espiritual. YONGO es el mismo paciente de aquelarre que llamó a incendiar el país, recordando al César aquél que le abrió el vientre a su madre para ver donde fue que él se formó.
No es YONGO esa juventud que sale bailando, gritando, hablando coherentemente en las manifestaciones pro Chávez,. YONGO cada vez que abre la bocota es para envenenar la atmósfera con los sonidos que el diablo, el dolor, la ruina paterna le sembró en las neuronas cerebrales, es sin duda alguna, un caso de locura extrema y el Estado está obligado a que su ministerio de salud, le otorgue a YONGO un salvoconducto para que pueda entrar al hospicio de tarados mentales, sin que saque un fósforo y queme las chaguaramas que están en la entrada de ese lugar.
YONGO se hace presente amenazadoramente. En la foto que nos presenta Aporrea se ve como si perteneciera a un grupo de payasos frustrados obligados por la papa a decir sandeces para llamar la atención. YONGO en verdad no representa ninguna amenaza para nadie; es un infeliz pobre diablo facturado por la oposición para que intente inútilmente llevar sus frustraciones a los oídos del pueblo, sólo que al pueblo de hoy ni YONGO ni nadie le mete miedo, porque lamentablemente hasta la voz melindrosa de YONGO parece un suspiro de coliflor, para que alguien pueda sentir espanto. Parece un sonido en sol mayor.
YONGO es una copia de Koesling, del otro bobo,Semtei, que habló de “plomo durante tres meses”, babiecos ancianos que no aguantan un zapatazo por los glúteos, arrugas ambulantes de ultratumba. YONGO no tiene carisma, no tiene tabaco en la vejiga, no posee suficiente esférica en el escroto de cartón para ir a ninguna guerra; YONGO es un cochinito chiquito adobado con papa y salsa. Un Kent de Barbie que al no saber distribuir el dinero que se ganó con un premio chimbo, ahora anda por ahí pelando bola buscando desesperadamente dinero para saciar sus gastos de maquillaje y ropa.
YONGO es un atropello al pensamiento, a la virtud de ser joven, YONGO con esos ideales macabros lo que asemeja es a una calcomanía llena de mierda de esas que se consiguen en los bares de carretera pegadas en la poceta. Como dijo unos de ellos antes de que la muerte se lo llevara al infierno: “Hay que agarrarlo y meterlo en un… ¡manicomio!”