Es inferible que el jerarca del Adecooceno (entre el Triásico y cretáceo), es decir, de la Era Jurásica, Ramos Allupcoide y más conocido por su apócope actual, haya tenido problemas con la capta huella porque en tanto que las bestias del citado período, poseen garras y aletas en lugar de dedos.
Y, no sólo él sino toda la catajarria de su especie estará en problemas. Y, por cierto, se corre el peligro de que el tal suelte la espoleta que lleva sujeta o bajo el sobaco o acaso en un lugar secreto, arrugado y kroteptiko del lomo(saurio).
No obstante, el CNE dispuso para tales casos un cuaderno especial cuyas hojas son de amianto recubierto de cera para tal fin, dejar una marca.
La rara especie en extinción –de acuerdo a los estudios del Dr. Cristóbal Jiménez- no volverá, por lo que es perentorio que el Dr. Lupa tome cartas en el asunto y proceda a extraerle una muestra de meconio, para el estudio detallado y evitar que en lo futuro, reaparezca.
Es causa de alarma que derivados sucursales y afines a la citada especie pretendan infiltrarse en los poderes del Estado -con aspectos de petimetres, lechuginos, mariposones, cromagñones, pitecántropos y relambeñemas- para destruirlo, pero, han sido identificados ya de manera precisa y están sometidos a raya.
Durante los próximos seis años, los referidos esperpentos (así denominados por el gran científico Jorge Giordaní) no podrán reproducirse debido a que habrán de estar ocupados tratando de desembuchar la avalancha de diez millones de peñonazos (aproximadamente y, cuidado si por exceso) que el pueblo les habrá zampado (hasta las ternillas).
Esos carajos están salados porque por si poco fuese, ahora hay un satélite que los espía hasta en sus covachas, allá adónde entran a martillar a los empresarios pendejos.
Observación: Para fines taxonómicos, Alupcoide y allupcosaurio equivalen.
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