Capoldo y Cruella no andan bien de la cabeza, esos muchachos cogieron la calle para guarimbear; ojalá Negra Hipólita disponga rescatarlos y los lleve al manicomio donde curarlos o, al menos, aplicarles barbitúrico y sedarlos porque ellos andan acelerados y algún carro pudiese atropellarlos.
Es de hacer notar que ambos no andan juntos sino cada quien por su lado, menos mal; pero, uno y otro cogieron el mismo tema, a pesar de que cada loco con el suyo, es lo más característico.
De coincidir en el mismo tema a coincidir en la misma cuneta hay un trecho ya que tanto uno como la otra aspiran a ser Napoleón Bonaparte a la criolla y Juana “La loca” I de Castilla, respectivamente.
Nunca antes y hasta el presente en Venezuela el mal gusto se dio de las manos con el mal gusto, en la política; helos ahí a los émulos de Napoleón y de Juana I de Castilla -Capoldo y la Vil Machado- juntos pero no revueltos, ávidos de poder y vacíos de cabeza; dicho de otra manera, locos de bolas.
No tardarán en caerse a piña entre ellos, ese es su problema pero lo malo es que salpiquen de marrón con azul, el ambiente, cuando emerja la trifulca y los cuchillos afilados rasguen sus majestades.
De Arturo Uslar Pietri, por cierto aristócrata pero al parecer de sangre roja, refiriéndose a las luchas intestinas de la propia oligarquía, es la sentencia: “La violencia no deja de tener cierto parentesco con el miedo”.
Tal vez al Dr. Arturo Uslar sólo le falto escribir una novela de nombre “Las lanzas azules”.
Mas, no pierdo la esperanza de que el camarada Luis Britto García, que si sabe cómo se bate el barro, coja ese trompo “enlauña” y nos ilumine con su prosa elocuente, nos relate las pugnas intestinas de la rancia oligarquía.
Otan: Lo de “estar en situación de calle” aplíquese expresamente a quienes anden en situación de orfandad y no a quienes tengan que trabajar o acaso ir al trabajo creador.
¡Mosca!
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