Saben que Capriles será derrotado nuevamente y que el triunfo en las urnas de Nicolás Maduro el 14 A no solamente significará un catapultamiento de la Revolución Bolivariana, sino que obligará a la oposición a redefinirse para enfrentarse al monstruo del “chavismo sin Chávez”, algo que ellos anunciaban a los cuatro vientos como preludio del fin del chavismo.
Esta nueva derrota de Capriles, apenas a seis meses de la anterior, pondrá nuevamente sobre el tapete que la oposición, después de 14 años, sigue siendo minoría y que sigue fracasando en sus anhelos de retomar el poder.
Haberle puesto el nombre de Simón Bolívar al Comando de campaña de la oposición; el tratar de dejar ver ahora que Chávez era “bueno” y que los malos eran los de su entorno; tratar de mostrarle al país mayoritario que estamos inmersos en una crisis; nada de eso le dará frutos al dirigente opositor, perderá nuevamente y con ésta derrota quedará enterrado como una opción política que el imperio había logrado moldear a punta de dólares y haciendo un mercadeo que logró posicionarlo, para que negarlo.
El reto del chavismo, después de 14 A, es enfrentar y ganar la guerra económica, que desde hace varios meses amenaza con fracturar la estabilidad y los programas sociales que son la punta de lanza de la Revolución Bolivariana. Ello pasa por fortalecer la unidad e impulsar el Programa de la Patria. Condiciones existen y la dirigencia revolucionaria que hoy encabeza Maduro junto al pueblo tiene el reto de darle continuidad al legado de Chávez más allá del triunfo electoral.
Chávez partió físicamente, sin duda que lo extrañaremos, la misma dirigencia de la oposición no ha dejado de notarlo. Pero Chávez ha dejado al chavismo más vivo que nunca, en las próximas contiendas electorales Chávez estará tan presente como lo está hoy.
Chávez vive, la lucha sigue….
Carlos Luna…